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El juicio por el crimen ocurrido el 14 de diciembre de 2017 entró este miércoles en su etapa final con los alegatos de las partes. Marisa Duarte (32), está acusada de haber matado a su pareja, Cristian Hugo Ayala (32), en la vivienda que compartían sobre la calle Resistencia, a la altura del kilómetro 7 de Eldorado.
El representante del ministerio púbico fiscal, el doctor Federico Rodríguez, expresó ante el Tribunal que estaba claramente probado que la mujer había sido la autora del crimen, más allá de que ella en el debate intentó continuar con su estrategia de sostener que el hombre se había quitado la vida provocándose cortes y hasta inclusive una puñalada mortal en el corazón.
En este sentido es necesario recordar que en los minutos posteriores al hecho, la acusada se dirigió a la casa de un vecino a pedir ayuda, diciendo que su pareja se había matado.
Por ello, Rodríguez mencionó que más allá de las pruebas, el mismo sentido común dictaba que era muy difícil que quien quisiera acabar con su vida se efectuara cortes en una oreja y en el cuello para finalmente apuñalarse en el corazón. Citó además el testimonio de una perito forense, en el cual, la profesional explicó la mecánica de ese tipo de lesiones, hecho que habría contribuido a desarmar la coartada de la mujer, según entendió el fiscal.
Mencionó además que si bien se conoció que ambos estaban alcoholizados, la mujer comprendía perfectamente lo que estaba haciendo, dado que eso inclusive le permitió idear una estrategia para ir a pedir ayuda desligándose del hecho, en busca de quedar impune. “Estaba plenamente conciente de sus actos”, remarcó Rodríguez.
Pidió que se le aplicara la pena de prisión perpetua y se la declarara reincidente, teniendo en cuenta que ya había purgado una condena por la muerte de Karina Villalba (19), a la que mató de una puñalada en el corazón, hecho ocurrido el 6 de mayo de 2009 en el barrio Nach.
A su turno, el defensor oficial de Marisa Duarte, el doctor Rodrigo Torres Muruat, alegó que si se consideraba que la fiscalía había pedido una pena tan elevada como la perpetua, primero debía quedar claramente acreditado el hecho, caso que a su entender no ocurrió durante el debate.
Para ello mencionó que el supuesto crimen que cometió su defendida había ocurrido dentro de cuatro paredes, sin que hubiera testigos del hecho, sumado a que la mujer siempre sostuvo que su pareja se había suicidado.
Insistió que las pruebas no permitían que se pueda decidir con toda la certeza necesaria la culpabilidad de su defendida, teniendo en cuenta el tipo de pena requerida por el fiscal.
Por otra parte, mencionó que quedó probado que no hubo discusión previa, porque ninguno de los testigos hicieron mención a que hayan escuchado algo similar en la casa antes que ocurriera el hecho. Además, destacó que ambos tenían una buena relación de pareja y en ese contexto se produjo la muerte de Ayala.
Por lo expuesto en su alegato, pidió a los magistrados la absolución de su defendida por el “beneficio de la duda”.
La audiencia pasó a un cuarto intermedio para el próximo miércoles 28 de agosto. Ese día se estima que la imputada hará uso de su derecho a decir unas últimas palabras ante el Tribunal, antes que los magistrados Lyda Gallardo, Atilio León y María Teresa Ramos se retiren a deliberar la sentencia.