Sin señal. Esa era la respuesta del celular cada vez que lo encendía para ver la hora. Con la medalla de oro colgada en el cuello, Denise no se aguantaba las ganas de contarle a su familia lo que había conseguido y decirles que el esfuerzo valió la pena. No fue hasta después de cruzar de Foz hacia Iguazú cuando tuvo señal suficiente para mandar el mensaje.
“Fue todo felicidad”, le dijo a EL DEPORTIVO, con la medalla de oro colgada al pecho, la joven de 20 años, estudiante de la carrera de Profesorado Universitario en Biología y campeona mundial.
Denise Antúnez hizo de todo y más para colgarse la presea en el Campeonato Mundial Unified de Taekwon-do. Y lo hizo todo en un tiempo récord haciendo malabares con la universidad, el trabajo y las adversidades.
Denise es de Leandro N. Alem. Su intención siempre fue estudiar Educación Física pero un problema físico le impidió entrenar lo suficiente por lo que se inscribió al Profesorado Universitario en Biología. Se pidió un albergue en el Campus, adonde vive desde octubre del año pasado.
Mientras, en agosto de 2018, volvió al taekwon-do, disciplina que había conocido cuando tenía 12 años.
“Tenía una compañera que practicaba sus formas, me interesó y empecé en una academia municipal en Alem. Después lo tomé como un hobbie, hasta que volví el año pasado”, aseguró a EL DEPOR.
Se presentó en la Escuela General Choi, a cargo de Delio Domínguez (cinturón negro V Dan). Cuando llegó, el primer día, le avisaron que se estaban preparando para el Mundial, que se sumara si quería. “Yo les quedé mirando, porque hacía mucho no me preparaba para nada”, afirmó.
Pero fue creciendo. Dejó atrás su cinturón amarillo punta verde, subió al verde y a principios de 2019 rindió para verde punta azul.
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Hasta que una intervención urgente le restó tiempo a sus entrenamientos. Tuvo que suspender todo tipo de actividad física por dos meses lo que la dejó en desventaja en comparación a sus compañeros de academia.
“Ellos entrenaron todas las vacaciones de verano, desde marzo y durante las vacaciones de invierno. Yo estuve entrenando de agosto a diciembre y sólo dos meses más”, recordó.
Gracias a la ayuda de su familia y su propio trabajo en una casa de familia, Denise logró reunir el dinero suficiente para decir presente en Foz en la competencia del 9 al 11 de agosto. Compitió en lucha en la categoría de 20 a 36 años con otras cinco deportistas.
Tras una jornada intensa, terminó la última sabiendo que había vencido y que era campeona mundial. Después desplegó su bandera argentina y se subió a lo más alto del podio para recibir la medalla de oro. “No me imaginaba esto, para nada. No confiaba en mí, no sabía a qué me enfrentaba, si iba a estar preparada. La única confianza que tenía era en mi profesor, él me decía que yo podía, que iba a llegar”.
Fue su primer mundial. Había tenido competencias pero en torneos mucho más chicos, en Posadas o el interior de la provincia. “Me ofrecieron ir al Mundial y me volví con mi medalla”. Con el oro en el cuello, Denise ya piensa en lo que se viene.
“Tenemos una competencia en Corrientes, de cinturones de color. Mi objetivo es mantenerme e incluso superarme, porque siempre hay un rival que te quiere sacar el primer puesto”, dijo. El próximo mundial es dentro de dos años, la intención de Denise es estar.
Mientras, la facultad y la búsqueda de laburo porque después del Mundial Denise se quedó sin trabajo. Pero ella sabe de qué se trata eso de dejar atrás adversidades y llegar a lo más alto.
“Al taekwon-do lo tomo como defensa personal y como un estilo de vida, porque es eso. Tenemos reglas que cumplir, disciplina. Y con la universidad me ayuda a desenchufarme”.
Este domingo es el cumple de Denise. Festejará sus 21 años rodeada de familia y amigos y con el mejor premio, la medalla de oro que es mucho más de lo que representa. Es el triunfo frente a todas las adversidades.