El caso marcó un antes y un después en la lucha para pedir justicia ante hechos de la violencia obstétrica en Misiones.
Para continuar reclamando por el esclarecimiento de los hechos que desencadenaron la muerte del pequeño, y de muchos otros que han tenido la misma suerte, el viernes 30 hubo una masiva movilización en Puerto Rico.
Allí se concentraron familiares, amigos, allegados y familias de otras víctimas para solidarizarse y expresarse por el mismo reclamo.
Se sumó a la concentración un padre quien viajó desde Oberá, quien vivió algo muy similar al caso de Monzó y perdió a su beba.
No son casos aislados, ocurre en toda la provincia y estamos indignados por cómo actúa el poder judicial ante estas causas. Mientras dilatan los tiempos, estas cosas siguen ocurriendo y no hay sanción para los culpables“, se indignó Alicia Monzó, mamá del pequeño Benjamín.
Fue ella quien encabezó la convocatoria que comenzó frente a la municipalidad y terminó frente al juzgado de Instrucción 1 de Puerto Rico, que es la jurisdicción de dónde se investiga el caso ocurrido en el Hospital de Jardín América, bajo la carátula de “Muerte Culposa”.
La mujer acusa a al menos cuatro personas médicos y enfermeras del hospital de Jardín, de haber violado la ley 25.929 de parto humanizado y de haber ejercido violencia obstétrica contra ella y su pequeño, quienes se encontraban en una situación de vulnerabilidad.Según el relato pormenorizado que dio Monzó a PRIMERA EDICIÓN, la causa pasó por tres jueces e inclusive el expediente estuvo ‘extraviado’, hasta que reapareció, luego de una denuncia que cobró mucho impacto social.
“No voy a bajar los brazos, todo lo que podía perder ya lo perdí y no quiero que otras familias tengan que pasar por lo mismo”, aseguró la mujer con gran fortaleza.
“La violencia obstétrica es una forma de violencia de género que se da en un contexto que avala las prácticas abusivas, es lo que hicieron conmigo”, afirmó.
“Durante todo éste tiempo pasaron muchísimas cosas y me ha tocado golpear muchas puertas para que la causa no prescriba”, denunció.
“Para para mi, la visibilidad que le dan los medios a lo que nos pasan a las mujeres es muy importante”, indicó Alicia:
“De los tres jueces que tuvieron mi causa, ninguno hizo siquiera una resolución. Ahora supuestamente está en la instancia como para elevarse a juicio oral. No voy a bajar los brazos”, puntualizó.
“No quiero que le pase a ninguna familia”
A continuación, un relato pormenorizado de lo que ocurrió, según la versión de Alicia Monzó: sobre lo que pasó la noche que fue a tener a Benjamin:
“Fui a tener a mi hijo el 30 de agosto de 2012. Cursaba un embarazo normal, a término, mi obstetra me revisa en la guardia, me informa que no me iba a atender el parto, por una cuestión personal, pero me internó porque mi hijo iba a nacer esa noche”, fue el comienzo del relato de lo vivido por la mujer.
“Desde que quedé internada ya no tuve más contacto físico con mi familia. Me comunicaba por mensaje de textos con mi hermana. A las 3 de la mañana, porque no aguantaba más, me llevan caminando hasta la sala de parto y ahí empezó el maltrato verbal. Yo tenía que pujar y que me dejara de quejar porque ¿quien me mandó a abrir las piernas? me decían”, fue su duro relato.
“Se creó un ambiente muy tenso, yo era mamá primeriza y ni siquiera sabía que existía la ley del parto humanizado, que no hasta ahora se cumple”, lamentó.
“El bebé estaba atorado y no podía nacer, pedí una cesárea. Me empezaron a hacer transfusión de sangre. pero estaba congelada. A las 4 de la mañana médicas y enfermeras se sentaron se cruzaron de brazos a mirarme. Cuando por fin llegó el médico cirujano le imploré que salve a mi hijo y el doctor me pidió plata para pagar la cesárea. Luego habla con mi papá y le pide lo mismo. Mi papa le ofrece la moto y plata que tenía en el lugar y le ruega que nos salve. El médico vuelve enojado y me dice que no me iba a hacer la cirugía porque no iba a cobrar y se sentó a mirarme como me desangraba junto con la médica y las enfermeras”.
“En eso, con ayuda de algunas personas mi mamá pudo meterse a la sala de parto y pregunta qué estaba pasando. Me agarra de la mano y me pide hacer fuerza. Yo no podía más. Luego de eso, la doctora me hizo un corte sin anestesia hasta el cuello del útero y con la enfermera me hicieron la maniobra de Kristeller. Me hicieron parir a la fuerza”.
“Finalmente cuando Benjamín nació, vi que mi bebé se movía pero estaba ahogado. No se que maniobra hacen pero cortan el cordón umbilical y se llevan a mi bebé. A mi mamá le inyectan algo que la dejó como en un estado zombie. Llega otro cirujano que me hace una anestesia general para sacarme la placenta. Eran las 5.40 porque mire la hora en que mi hijo nació. A las 8 de la mañana me desperté todavía en la sala de parto toda ensangrentada y sola. Mi papá pide mi traslado a Posadas y se lo niegan. Por ello hace una denuncia en la policía donde lo amenazaron con meterlo preso. En eso, yo me estaba enterando que mi hijo murió porque una enfermera le preguntó a mi hermana si me lo habían dicho”.
A partir de ese momento, entre lo vivido por Alicia en el hospital y lo pasado por su padre en la comisaría, la familia decide exponer lo que estaban viviendo en los medios de comunicación. Comienzan así una larga lucha, que aún no termina, para sacar ese y otros casos del silencio. Con el tiempo, se fueron sumando otras familias quienes tuvieron experiencias parecidas, para exigir justicia y, sobre todo, no callar nunca más lo que les pasó.