Las empresas de transporte de larga distancia, a nivel nacional, hicieron oír sus reclamos por los aumentos del precio del gasoil sobre la venta mayorista que afecta a sus movimientos financieros. De esa forma, adelantaron que están analizando dos alternativas: reducir la cantidad de frecuencias en los diferentes destinos o trasladar los incrementos al precio del boleto para el cliente final.
En relación a esto, remarcaron que el sector ha sufrido, desde 2014 a la fecha, una contracción del 30% de los viajes vendidos anualmente (determinada por una caída de 41 a 31 millones de pasajeros anuales). Al mismo tiempo manifestaron preocupación por la liberación del precio de los combustibles mayoristas o a granel, con lo cual el valor del litro de gasoil que pagan las empresas de transporte de pasajeros de larga distancia ha subido significativamente, superando incluso al valor que tiene en la estación de servicio para el consumidor minorista.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Gustavo Gaona, representante de la Cámara Empresaria de Buses de Larga Distancia (Celadi), comentó: “El transporte de larga distancia atraviesa una situación muy compleja desde lo económico, lo estructural y las normativas, y lo cierto es que desde el 2014 a la fecha, se perdieron cerca de 10 millones de pasajeros”.
“Si bien somos empresas privadas conformamos un servicio público que está regulado por el Estado. En este escenario de perder pasajeros, las empresas han hecho un esfuerzo muy grande para sostener la tarifa muy por debajo de lo que fue la inflación de estos últimos cuatro años. Estamos muy expuestos a los incrementos de costos”, añadió.
Además, recordó que “al dispararse el dólar, el Gobierno sacó un decreto para congelar los precios por 90 días, lo cierto es que a las pocas semanas, entendemos que por presión de las petroleras, emitió un nuevo decreto en el cual mantenía congelada la tarifa en las estaciones de servicio pero la liberaba para quienes compran al por mayor. Entonces lo que ocurrió para el transporte de larga distancia fue que las empresas empezaron a recibir aumentos por parte de las petroleras en el orden del 15%, 20%, 22% y hasta un 25%. Fue como que estábamos pagando las consecuencias del congelamiento para el minorista”.
“Por eso, una empresa media que consume un millón de litros de gasoil por mes, y que tiene sus propios tanques en los galpones para cargar, hoy está pagando por cada litro más caro de lo que sale cargar en una estación de servicio”, amplió.
Por estos motivos desde el sector empresarial consideran que aún con el ajuste realizado en los últimos días para el surtidor minorista (del 4%), la desigualdad de precios se mantiene sin cambios porque dicho aumento también se aplicará sobre el combustible a granel.
Frente a este panorama, Gaona destacó que las empresas analizan dos posibles alternativas. “Estamos en una situación prácticamente sin salida, o aumentamos las tarifas y nos arriesgamos a seguir perdiendo pasajeros, o reducimos las frecuencias. Al no tener ningún tipo de subsidio y al ser una tarifa del boleto que está determinada por los costos, una posible salida es trasladar los incrementos al consumidor final, pero eso genera menos pasajeros viajando. La otra alternativa que nos queda es la reducción de las frecuencias. Eso es lo que está en estudio. Llegamos a esta situación por el escenario actual. No es una medida que queremos hacer, pero en los últimos cuatro años los servicios cayeron un 30%. Si esto sigue así, se producirá una reducción de un 30% más, pero que será en dos meses o pocas semanas”, indicó.
“Se está estudiando la realidad de diferentes corredores, no es lo mismo lo que sucede en Misiones, con lo que ocurre en Río Negro o Catamarca. Para que se tenga una idea, lo que se está estudiando es que donde hay un servicio con 3 o 4 frecuencias diarias que empiece a llegar con 2 o una frecuencia. O en un lugar donde llega el colectivo una vez por día que empiece a llegar 4 o 5 veces por semana. Eso dependerá mucho de los destinos”, agregó.
Finalmente remarcó: “Nuestro pedido hacia la autoridad nacional es que revea la medida, que nos iguale con el consumidor minorista porque nosotros no trasladamos cargas, llevamos personas que tienen que poder pagar el boleto. Está en riesgo no sólo la salud económica de las empresas sino también la conectividad, porque más de 1.600 destinos cuentan con el ómnibus y en la mayoría de los casos es el único servicio que los vincula”.
Misiones tendrá un nuevo pedido de suba
Sobre el mismo tema también se expresó el representante legal de la Cámara Misionera de Empresarios del Transporte Automotor de Pasajeros (CAEMTAP), Juan Manuel Fouce. “La situación es grave. Esperábamos que el incremento de la tarifa brinde oxígeno a los servicios de transporte de pasajeros, pero eso no ocurrió. Todas las empresas sintieron el incremento salarial y la disparada del dólar”, aseguró.
Consultado por Canal 12, sobre la posible reducción de frecuencias indicó: “Ya tenemos una reducción de parque y servicios de casi un 35%. Algunas empresas no pueden seguir sacando servicios porque tendrían que cerrar. Y hoy, por cómo está la situación económica, nadie te compra una empresa. Las empresas de transporte no valen nada. Al haber reducción de servicios denota que la explotación no es buena, es deficitaria”.
Por otro lado confirmó: “Vamos a pedir que suba el boleto, eso ya está planteado. El tema es que lo que dio la Provincia no alcanza. No sabíamos que el dólar iba a pegar un salto tan alto. Después de las elecciones habrá que ver a cuánto sube el combustible y eso va a resentir sobre todas las empresas provinciales”.
“Si el Estado quiere tener una tarifa social la tiene que subsidiar o tiene que otorgar compensaciones para ello. No hay otra forma. Una empresa privada no puede estar subsidiando a la población para que pueda viajar”, completó.