Desde hace mucho tiempo, Carina Gladys Karabin (45) anhela que sus pinturas sean expuestas en una sala. Tiene síndrome de Down y su sueño se hará realidad este miércoles cuando en el Centro Cultural “Raúl Delavy” se inaugure su primera exposición individual.
Desde hace tres años, es alumna de la reconocida artista plástica Mirtha Susana Rendón, quien admitió que la joven tiene preferencia por los paisajes, la naturaleza y ama los colores intensos. “Es dulce, tierna, trabajadora, se esfuerza muchísimo para ser una gran ‘profesora’. Es un ser luminoso que nos contagia su alegría y amor por la vida”, manifestó.
Añadió que, desde pequeña, Carina hizo cursos de pintura pero que, de acuerdo a lo expresado por su mamá, cuando exponía lo hacía en forma de taller. “Eran muestras colectivas. Desde hace mucho su sueño era hacer una exposición como artista. Este año la mamá decidió cumplirlo.
“Como hace tres años Carina asiste a mis clases y tiene cerca de una veintena de cuadros concluidos, la Dirección de Cultura organizará esta exposición”.
Para Rendón, “es admirable el tesón, las ganas que pone. Y repite constantemente que ama pintar. Cuando buscamos los títulos de los cuadros, hace referencia a cosas de su infancia, relacionaba y decía, éste se puede llamar ‘La casa de mis abuelos’. A otro llamó ‘El Edén’, que imagina lleno de flores, de paz, armonía, amor, belleza. Siempre elige temas alegres, profundos. Es muy sentimental.
Le gustan los colores vivos. Le urge terminar un paisaje con árboles donde puso mucho verde, y es el que más le gusta”.
La calificó de “dulce, responsable, con todos los valores. En las clases nos divertimos un montón y se la extraña cuando falta. Está muy contenta, ansiosa, porque esperó mucho tiempo este momento.
Será una velada muy interesante que le hará muy bien. El hecho que la acompañen será un incentivo muy importante”.
Su papá, Juan Carlos; su hermano, Roberto Carlos, y su mamá, Cristina Leites, son sus pilares, pero “admiro profundamente la actitud de la madre que busca dar todas las herramientas para que Carina pueda defenderse”.
Y Cristina ratifica esos dichos al recordar que “cuando tuvo edad de ir a la escuela, no había instituciones que integraban. Solamente funcionaba la escuela domiciliaria. Después fuimos a Buenos Aires y nos quedamos cinco años. Trataba de incentivarla en todo lo que podía”.
Admitió que su hija, “siempre se destacó”. Hizo natación y danzas españolas, y obtuvo medallas en ambas disciplinas. Como la anterior profesora de pintura tenía niños pequeños de quienes ocuparse, “conocí a Susana y le pregunté si ella se animaba a tratar a Carina. Una vez que se conocieron se hicieron re compinches. Como no sabe leer, copia, se adapta, acata las órdenes y pinta perfectamente. Siempre dijo que quería pintar como su madrina, Graciela Karabin”.
La describió como “muy inquieta, muy cholula, sale conmigo a todos lados. Vamos al gimnasio, a zumba. Cuando podemos vamos de excursión con los jubilados a Brasil, y ella feliz de la vida”. En el hogar también es muy aplicada: arregla su cuarto, se prepara el desayuno, plancha, lava. “Si tiene que ayudarme en algo, lo hace. Es un ángel. Para mi es una compañera de diez”, se emocionó Cristina.