
Un joven imputado por matar a su pareja menor, y que un principio denunció que se había suicidado, deberá ir a juicio oral y público. Así lo resolvió en las últimas horas el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, a cargo del magistrado Martín Brites.
Conforme a la resolución, el sospechoso, de 24 años, llegará a instancia de debate acusado formalmente de “homicidio triplemente agravado por la situación de pareja y mediar violencia de género y uso de arma de fuego”.
La víctima, Ruth Gómez, tenía 17 años. Se cree que la mañana del domingo 22 de julio de 2018 murió de un disparo en el pecho. Su pareja se presentó recién a la noche, alrededor de las 21, a denunciar el hecho, lo que encendió el alerta en los investigadores.
En principio habría relatado ante la guardia de turno de la comisaría Tercera de Puerto Iguazú que tuvo una discusión con la adolescente y que se retiró de su domicilio. Luego agregó que al regresar la halló muerta, con signos de que se había quitado la vida.
Agregó que la encontró en el interior de la vivienda que compartían en el barrio Dos Mil Hectáreas, a unos siete kilómetros del casco urbano de Puerto Iguazú.
No obstante, al realizar un allanamiento en el lugar, los expertos de la Policía Científica detectaron que el disparo del suicidio no correspondía con un acto tal, sino por el contrario, se aproximaba a un homicidio. Conforme pasaban las horas el círculo se iba cerrando sobre el joven. Los forenses establecieron que la herida fatal estaba por debajo del pecho de la víctima y habría sido realizada con un arma de bajo calibre y a una distancia que no coincidiría con el largo de sus brazos. Pero eso no era todo. Faltaba el arma.
Por ello y orden judicial mediante el individuo fue detenido, bajo sospecha de cometer un homicidio.
Recorrió 20 kilómetros

Unas 72 horas después del hecho los efectivos lograron hallar el arma supuestamente utilizada para terminar con la vida de la adolescente.
Lo llamativo en este caso es que el ahora imputado habría recorrido 20 kilómetros, desde su domicilio y en moto, para deshacerse de la misma.
Para ello fue fundamental la declaración de un testigo clave, quien guió a la Policía hasta el lugar y que no era precisamente cerca de la escena del crimen
La persona que aportó el dato señaló un sector ubicado en las afueras de la zona urbana de Puerto Iguazú, a la vera de la ruta nacional 101 (altura del kilómetro 133).
Es decir que el sospechoso se habría tomado su tiempo para recorrer esa distancia, desde su casa, hasta un lugar de extensa vegetación en cercanías al acceso al aeropuerto internacional de esa ciudad.
Tras un amplio rastrillaje los uniformados lograron hallar entre las malezas un revólver calibre 22, sin número y sin marca visible, con capacidad para nueve cartuchos (estando vacio) y un estuche para arma de fuego de cuero de color marrón.
La versión del forcejeo
Más adelante y cuando se realizó la reconstrucción del hecho, el imputado dio su versión ante el juez de la causa. Habría referido que tras una discusión la joven tomó el arma calibre 22 (que era propiedad de un patrón del sospechoso, ya que era sereno en un depósito) y que le disparó sin acertar.
Habría agregado posteriormente que hubo un forcejeo y que en esas circunstancias se produjo otro disparo accidental y que impactó en Ruth.
Luego habría manifestado que sin saber qué hacer y en estado de nervios se fue del lugar con su moto y el arma, la cual descartó.
El proyectil hallado en el cuerpo de la víctima era de bajo calibre, al igual que el arma de fuego incautada en zona de monte y que se presume fue descartado por el sospechoso. No obstante, los forenses determinaron que el trayecto del proyectil fue de arriba hacia abajo, impactando en su mama izquierda.
Además, descubrieron que el disparo se produjo a una distancia mayor a los 10 centímetros, prácticamente descartando que pudo ser en un forcejeo.