
Creció sin saber quién era su padre. Lo conoció recién cuando cumplió los 14 años. Con el tiempo comenzó a ser abusada por él y la hizo engendrar un hijo. Hace pocos días, el hombre reconoció los vejámenes a los que la sometió y pidió abreviar el juicio en el Tribunal Penal 1 de esta ciudad.
El agresor sexual tiene hoy 48 años. No nació en la provincia de Misiones, sino en el barrio porteño de Flores. Transcurrió gran parte de su vida en Buenos Aires y mantuvo una relación que lo llevó a ser padre.
Por lo que pudo saber PRIMERA EDICIÓN, o bien no supo, o no quiso hacerse cargo de una hija que nació en 1998. La beba nació con una discapacidad motriz y posteriormente se le detectó un retraso madurativo.
Esto la hizo depender en un 100% de su entorno y en esos primeros años su único sostén fue su madre y su abuela. Cuando la menor comenzó a transitar su etapa de adolescente, a sus 14 años conoció a quien era su padre y este la reconoció como hija legítima.
Comenzó a frecuentarla asiduamente en el domicilio que habitaba junto a su mamá y sus hermanos, ubicado en el municipio de La Matanza. Se ganó su confianza y la de su expereja, por lo que comenzó a llevarla a pasear sin que nadie sospechara nada al respecto.
Era el vínculo normal entre un padre y una hija que estaba en proceso de afianzarse. Pero con el paso del tiempo el hombre comenzó a verla con otros ojos. La ternura mutó a una pulsión sexual enfermiza.
En una fiesta de disfraces
La primera vez que el padre la accedió carnalmente fue en una fiesta de disfraces organizada por un amigo. La menor entendió perfectamente las intenciones de su progenitor, le dijo que no quería, pero él la obligó de todas maneras. Este dato revelador de cómo comenzó su calvario se conoció a través de la pericia de Cámara Gesell.
Los abusos continuaron cuando la madre enviaba a la menor a que visitara a su padre los fines de semana. Al parecer ella nunca se enteró de lo que sucedía en esa vivienda. La situación se iba poner peor para la menor, porque su padre la arrancó del seno familiar. Sin consentimiento de la madre la trajo a vivir a Eldorado, por lo que la progenitora lo denunció a la Policía y la Justicia.
El hombre tenía familiares en esta ciudad del norte de la provincia, por lo cual no resultó extraño que llegara a afincarse aquí. Los primeros días se alojó en la casa de una criada de su tía, ubicada en el barrio Riedel. Luego prosiguió la estadía con su hija en otra casa ubicada en el barrio Avanti, hasta que finalmente se afincó en una casa prestada por su tía en inmediaciones del kilómetro 10.
El hombre la presentó a los vecinos y familiares como su hija, pero en la intimidad la utilizaba como su mujer. Se valió de su autoridad como padre y se aprovechó de las facultades mentales disminuidas y los problemas motrices que tenía su hija. A raíz de los constantes abusos sexuales, en el año 2014, cuando la menor ya había cumplido los 16, dio a luz un bebé en el Hospital SAMIC.
En principio la criatura fue anotada con el apellido de su madre, pero en 2015 el padre lo reconoció legalmente como su hijo, por lo cual le cambió el apellido por el de él.
Esta situación no pasó desapercibida por la familia del acusado, quienes conocían las discapacidades de la adolescente por lo que las sospechas sobre el padre como el abusador de su hija se potenciaron con el embarazo y el nacimiento del pequeño.
Una denuncia activó los mecanismos legales y en poco tiempo la fiscalía solicitó la detención del sospechoso.
Para confirmar la configuración del delito de abuso, además de la entrevista en Cámara Gesell a la menor, ordenaron estudios de ADN que confirmaron los vejámenes. El acusado era padre biológico de la abusada y el hijo de esta era a su vez hijo del abusador.
Con todas las pruebas recabadas en su contra el Juzgado de Instrucción elevó el caso a juicio. Ya con fecha programada para el debate oral (pero no público porque se trataba de delitos de índole privada), el acusado solicitó un juicio abreviado.
A través de su defensor oficial y en acuerdo con la Fiscalía, se presentaron ante el Tribunal con un pedido de pena acorde al crimen cometido. El acusado se reconoció como el autor de los hechos que se le imputaron.
Solicitaron que fuera condenado a la pena de 12 años de prisión por el delito de “abuso sexual con acceso carnal calificado por el vínculo, realizado con aprovechamiento de la imposibilidad de la víctima de consentir libremente la acción, reiterados en un número no determinado de hechos, en concurso ideal con el de la promoción de la corrupción de menores agravado por el vínculo en calidad de autor”.
El pedido fue elevado al magistrado Atilio León, presidente del Tribunal. Se aguarda que en los próximos días esto sea analizado con los demás integrantes del cuerpo y la pena sea homologada.
Encuadre legal
El artículo 119 del Código Penal. señala: “Será reprimido con reclusión o prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que abusare sexualmente de una persona cuando ésta fuera menor de trece (13) años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción…
La pena será de seis (6) a quince (15) años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por vía anal, vaginal u oral o realizare otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías. b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guarda…