
Hace 50 años nació el Festival Nacional de la Música del Litoral, un espectáculo que reunió (y lo sigue haciendo) a importantes exponentes de la música provincial, nacional e internacional.
Cada año, como una marca registrada, el público misionero enciende las antorchas iluminando el talento de esos artistas que se presentan en el escenario Alcibíades Alarcón del Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Autores e intérpretes que, sin dudas, guardan en su memoria esas muestras de cariño luna a luna, con el majestuoso río Paraná a sus espaldas.
Pero, detrás de “bambalinas”, se encuentran técnicos sonidistas, iluminadores, encargados de prensa, secretarios, maestranza, acomodadores, camarógrafos, fotógrafos, personal de boletería, seguridad, mozos, maquilladores, utileros y un sinnúmero de trabajadores que hacen su aporte para que el Festival salga de la mejor manera.
Por esta razón, la radio municipal (FM 95.1) realizó entrevistas a todas aquellas personas que formaron parte de la historia del Festival del Litoral. Estos testimonios saldrán al aire a partir del lunes 11 de noviembre, en lo que será la previa a la edición de este año.

Entre estos protagonistas, fue Raúl Atilio Dacunda quien, en la década de los 60, fue uno de los primeros sonidistas que tuvo el Festival; además hizo que las voces de los artistas lleguen a la región a través de la Radio LT17 y al país por Radio El Mundo y Radio Nacional.
Otros de los invitados fue Emanuel Monaje, quien actualmente se ocupa de la parte técnica del máximo evento de la música folclórica en Misiones.
Dacunda se refirió a la importancia que tenía la radio, en las primeras ediciones del Festival, donde reconocidos artistas recorrían los estudios de transmisión donde trabajó, para realizar entrevistas o ensayar antes de subir al escenario del Anfiteatro.
La emisión radial se hizo a través de una línea telefónica, que trasmitió en vivo para la señala de LT17 y se compartió con otras emisoras nacionales ya mencionadas. Se realizó de manera continua, desde que empezaba el primer artista hasta que finalizaba la semana que duraba por entonces.
En otras ocasiones trabajó al costado del escenario, junto a “Panchito” Dartois, de la Montecarlo Soul, quien se encargaba de acomodar los micrófonos. Otros colaboradores fueron “Coco” Alegre y Carlos García, quienes se ocupaban de que el público pueda disfrutar de un gran espectáculo.
Vale destacar que en el marco de la fiesta musical del Litoral, cada miembro del equipo técnico y otros colaboradores se vestían de traje y corbata, “debido a la importancia del encuentro”, contaron.
Incluso Dacunda recordó el trato cordial que tuvo con cada artista, sobre todo cuando algunos “estaban afónicos, me pedían un poco más de volumen; o nos dejaban el cassette para que les grabemos; o algún material discográfico para que lo difundamos” contó.
Además, recordó que unas de las primeras revelaciones del Festival fue Luis Landriscina, que llegó junto a la delegación de Chaco: “Cuando vino era un ilustre maestro de escuela, nadie lo conocía y acá tuvo éxito. Vino como cuentista y terminó siendo toda una revelación. En la segunda noche mejoró su actuación y en la tercera estábamos todos esperando a Landriscina”, comentó.
Dacunda también destacó que el Festival siempre contó con el equipo más moderno de la época, entre los que se destacó el uso del primer micrófono inalámbrico de manera profesional, porque “el Anfiteatro tiene sus secretos, amplificar no es hacer un sonido fuerte para que se escuche abajo y arriba no; o usted está en el medio y siente ‘un retraso’ porque el sonido tiene su tiempo”, explicó el profesional.
Vale destacar que el protagonista no sólo se desempeñó por más de una década en la parte técnica del Festival del Litoral, sino también trabajó once años en la Fiesta Nacional de la Yerba Mate y en muchas de las ediciones de la Fiesta Nacional del Té, entre otras.
La música en la Sangre

Otro de los invitados al ciclo de FM Municipal, fue Emanuel Monaje, hijo de Carlos Monaje y nieto del reconocido compositor y difusor de la música regional Jorge “Chamamé” Valdéz.
Es así que Emanuel se transformó en la tercera generación que forma parte del Festival. Junto a su padre, hace más de diez años llevan adelante un emprendimiento familiar que brinda al encuentro la última tecnología en luces, sonidos y pantallas Led.
“Este tipo de eventos ayudan mucho, sobre todo la confianza que brinda trabajar con una empresa local y darle la oportunidad de ir evolucionando con el tiempo. Venimos trabajando durante doce años en el festival, eso te da la posibilidad de crecer tecnológicamente, profesionalizarse y generar profesionales”, definió Monaje. Incluso cada año trabaja conjuntamente con el canal 12 de la provincia, en la parte de filmación e iluminación.
Monaje también destacó los avances en materia de tecnología, que fueron sumando calidad al Festival, desde las primeras consolas analógicas que “eran mesas muy grandes y pesadas, por ello prefiero lo digital. Antes bajábamos amplificadores que pesaban cien kilos y ahora pesan cuarenta. Ni hablar de la iluminación, no hace mucho tiempo pasamos de las lámparas incandescentes, a las de bajo consumo y las empresas se vuelcan actualmente al LED”.
Por otra parte, también comentó el desafío que tiene su equipo en cada edición con respecto a la meteorología: un simple chaparrón puede afectar el normal desarrollo del encuentro. Aunque, a la hora de suspender alguna de esas jornadas, varias son las partes son las que deben decidir. “A veces empieza a llover y la gente se levanta, sube a su auto y se va, nosotros tenemos que quedar tratando de solucionar el problema”, explicó.
Con respecto a la grilla de artistas con proyección internacional, el profesional comentó que suelen venir con sus propios técnicos y eso “está genial porque quién mejor que una persona que está girando con el artista, sabe todos sus tiempos”. Agregó que la mayoría de los músicos e intérpretes se adaptan a las propuestas técnicas del Festival.
