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De a poco, la grafología abre caminos para ser utilizada como una herramienta dentro de la Justicia, especialmente en conflictos con violencia de género y otros donde las víctimas son niños. En Argentina, ya hay peritos grafólogos aunque, por ahora, solo Capital Federal reconoce con título oficial esta carrera del nivel superior. En Misiones, el Instituto Insight dicta la carrera de Técnico Grafólogo, de tres años de duración, y este año egresarán sus primeros técnicos.
Una de sus docentes, la perito grafóloga Mariana Muzzio, quien viaja desde Buenos Aires para dictar las clases en Posadas habló con PRIMERA EDICIÓN sobre la inclusión de la grafología como herramienta judicial, “la grafología se está introduciendo cada vez más en la Justicia, ya se usa en la selección de personal y, aunque aún hay recelos, ya se la está usando en los gabinetes psicopedagógicos con niños. Es una gran herramienta para detectar antes que surja el problema o en el momento que está pasando y no después, cuando esa persona ya se vio afectada física y emocionalmente, la grafología nos permite hacer prevención”, argumentó.
Muzzio habló con este Diario en una pausa de la II Jornada Provincial de Grafología, que este año tuvo como eje temático el “Abordaje integral de la violencia de género”.
Una respuesta más rápida
“Los chicos más pequeños no pueden contar con palabras algunas cosas, pero sí saben expresar sus emociones sentimientos en los trazos, ya sea de sus dibujos o letras, los colores con los que pintan, la presión que ejercen en el trazo, las tachaduras… la psicología lo ve desde un ángulo y la grafología desde otro, pero siempre llegamos a la misma conclusión”, indicó Muzzio.
Según explicó la grafóloga, en nuestra letra trasmitimos las emociones sin ser conscientes de ello, “una persona que es víctima de violencia tiene determinadas características que podemos ver en su letra, podemos ver quienes están sufriendo… desde la grafología no podemos tratarlos, tenemos que derivarlos a un psicólogo o a quien corresponde”, señaló.
Por ello, indicó que la grafología es muy útil en violencia de género, “cuando las mujeres van a hacer la denuncia tienen que pasar por varios entrevistas psicológicas y esperar uno o dos meses para que le den un turno, siempre hay un tiempo que deben esperar para poder hacer una necesaria batería de test. El beneficio de la grafología es que nosotros ni siquiera necesitamos que esté presente la persona, sólo necesitamos el escrito para saber si esa persona está bajo una presión emocional psíquica o si fue agredida físicamente porque eso se ve en la escritura. Si una persona tiene que escribir a alguien importante es muy probable que la letra le salga más chiquita, le puede temblar el pulso y ejercerá mayor presión en el trazo porque la situación le genera nervios; la víctima de violencia está continuamente en una situación de debilidad, sin fuerzas, desganada, sin proyectos… la letra se ve sin vida. Lo mismo ocurre con la letra de las personas que dejan notas de suicidio, si las hubiéramos visto antes habríamos sabido que eran capaces de suicidarse y facilitarle la ayuda necesaria”, explicó.
El psicópata, la excepción
El forense grafólogo no sólo busca rasgos de violencia en los trazos, “muchas veces podemos mostrar la inocencia de alguien acusado falsamente como violento”. Según argumentó, el margen de error en el diagnóstico es bajo porque una persona violenta no puede ocultarse en sus trazos. “Una persona puede controlar su violencia por un tiempo, pero no puede ocultarla en sus trazos: el que escribe es el cerebro y la mano es la conductora, incluso aunque el cerebro quiera mentir la mano tiembla porque la mentira altera. La única excepción es el psicópata porque no tiene sentimientos, sólo un psicópata puede no expresar sus emociones en sus trazos.
Según indicó Muzzio, los grafólogos “no analizamos la letra, sino los trazos y los garabatos. Hay cinco o seis rasgos característicos de las personas violentas, por supuesto que no podemos decir que si una persona tiene uno o dos de esos rasgos en sus trazos sea violento, porque todos tenemos algunos de estas características, pero hay que prestar atención cuando hay un predominio de esos rasgos”.
Trazos sin género
Según explicó Mariana Muzzio, la grafología no determina si el material bajo estudio sea de un hombre o mujer, “sí detecta a las personas víctimas de violencia que la estadística muestra que son en su mayoría mujeres, aunque también hay hombres y de hecho hemos visto varios casos en que no les creían y tienen los mismos derechos que las mujeres”. Según indicó, hace 50 años, cuando las mujeres en general no trabajaban, la grafología podía diferenciar trazos característicos de las mujeres respecto al de los hombres. “Las mujeres tenían un temperamento más tranquilo, eran amas de casa, en su mayoría tenían letras más relajadas y redonditas; mientras que los hombres tenían trazos más angulosos. Pero hoy en día no hay diferencias de género en los trazos”, concluyó.