Mónica y Guillermo conforman una pareja de patín artístico que comparte los escenarios y la fama. Recientemente se convirtieron en la primera pareja de adultos de la historia del patinaje artístico en representar a Misiones en el Torneo Nacional de Patinaje Artístico Modalidad Danza.
Mónica empezó a patinar a los seis y continuó hasta los 14, cuando en el club se quedaron sin profesor y esta disciplina se terminó en el pueblo. En ese lapso compitió a nivel provincial y obtuvo un segundo y un quinto puesto en diversos campeonatos. Cuando promediaba el secundario formó parte del equipo de voleibol; luego vino a Posadas, para cursar la carrera de contador público. Con la responsabilidad de los estudios, llegó el título, el trabajo y la conformación de la familia, que restó tiempo al deporte de su niñez. Entonces supo que cerca de su casa, se ubicaba la Escuela de Patín Artístico Hot Wheels. “Me acerqué a preguntar y me dijeron que había una clase para adultos. Agarré mis patines viejitos y fui a probar, me entusiasmé, me gustó. Pero empecé a patinar y quedé embarazada de mi primer hijo, Julián Leonel Sánchez Doberstein (11). Así que dejé por un buen tiempo. Decidí retomar, y en el segundo intento quedé embarazada de Ana Sol Sánchez Doberstein (8)”, manifestó.
Cuando su niña cumplió los tres años, creyó que patinar juntas significaría una gran aventura. Asistir a clases, entusiasmó a la pequeña, lo que permitió que la mujer regresara sin problemas. “Lo hacía como un hobbie, por la noche, en un grupo de adultos. Fueron dos años en los que participábamos de festivales, retomando de a poquito lo que hacía cuando era más chica, y me fui entusiasmando cada vez más. Hasta que la profesora Graciela Garau me preguntó si tenía ganas de competir.
Pensé que debía hacer el intento, y durante 2017 me preparé en danzas obligatorias y Free dance. Y fui a un torneo nacional, desde donde volví con un tercer y cuarto puesto. Hice podio y vine con medallas. Re feliz”, resumió.
Con el paso del tiempo se enteró que desde hacía seis meses, Guillermo González había comenzado a patinar en Hot Wheels. Pero no lo veía, porque asistían en horarios distintos. “En el grupo de WhatsApp que teníamos, leía que él comentaba que patinaba con una chica, con otra, como disconforme, hasta que fue a verme a un torneo provincial. Después de unos meses de habernos conocido, hablamos de la posibilidad de probar patinar en pareja. Sugerí que nos pusiéramos de acuerdo una vez que yo regresaba de un nacional. Probamos y, acá estamos”, contó, antes que ambos estallaran en risas.
“Empezamos a probar cosas, practicábamos en zapatillas e íbamos casi todos los días porque estábamos sobre la fecha de los festivales de patín de fin de año. Elegimos música, traje, nos pusimos de acuerdo muy rápido en lo que íbamos a hacer. Nos entendimos desde un primer momento”, argumentaron. Se encontraban en esos trámites cuando Viviana Kruger les confió que desde Paraguay invitaron a una de las parejas, que no podía asistir. “Llevábamos una semana practicado una coreografía y fuimos a probar” pero el público quedó encantado con la actuación. Y no pararon más. Empezaron a entrenar, hacen coreografías, y reciben invitaciones de localidades de Misiones, y de Paraguay. “Vamos mejorando en cada presentación, cada práctica, cada cosa que vamos haciendo”, dijo Mónica, al tiempo que agradeció a sus padres, Roberto y Elena Mazahnke, que colaboran cuando la ocasión amerita.
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En el Nacional, más allá de los resultados, “te encontrás con gente que está en la misma, adultos que tienen responsabilidades, problemas, pero que persiguen sus sueños y lo hacen de una manera maravillosa. Esa experiencia, compartirla con alguien de nuestra edad, es muy linda”, evocó la contadora.
En pareja, es doblemente complicado
Magister en marketing, González vivía en Brasil pero debió regresar tras el deceso de su hermana, para ayudar a su madre en la crianza de su sobrina, Ana Karenina, que también se destaca en el patinaje. “Quería volcarme a algún deporte. Se me ocurrió hacer patín artístico, que era algo que me quedó en el tintero. Me había mantenido alejado desde hacía 29 años. Desde que llegué, practiqué dos semanas y me caía todo el día. Si Mónica me hubiese visto, no patinaría nunca conmigo”, señaló, sin perder el humor, común denominador en la pareja. De todos modos, dijo a Garau que quería hacer pareja.
“Ella decía que era imposible, que hacía poco tiempo patinaba, que no tenía estabilidad solo y menos la iba a tener en pareja, que eso se lograba después de patinar muchos años. Probé con una chica, luego con otra, pero no tenían el sentido de responsabilidad”, acotó.
Después que se comunicó con Mónica, “fueron tirando buena onda, y le fui poniendo ganas. Es un deporte difícil, complicado, no es lo que parece desde afuera. Y en pareja es doblemente complicado. La sincronización de los movimientos, de los pasos, que me confunda con un pié, le tocó el pie a Mónica y nos caemos. Y las caídas son mas fuertes, más que caerse solos”.
El reciente, fue el Primer Nacional de Parejas, realizado en La Matanza, del que participaron. “Habíamos pensado no ir para prepararnos más, mejor, pero eramos la primera pareja de adultos en la historia de Misiones en asistir a un nacional. Con sólo ir, hacíamos historia. Estaría demás ganar un segundo o tercer puesto. Volvimos recontra felices porque obtuvimos un primer puesto en la categoría libre (Free dance) y en danzas obligatorias trajimos el segundo puesto. Fuimos a un Nacional habiendo hecho dos años de patín, y ganamos”, comentó orgulloso de los logros de ambos.
Patín artístico es un deporte que a Guillermo lo apasiona, igual que el automovilismo. “Hice otros deportes, pero estos dos están al mismo nivel en la lista de preferencias. Hacemos levantamiento y eso requiere de mucha práctica en zapatillas para después llevarlo a los patines. Cuando empezamos a practicar en zapatillas hubo días que nos quedamos hasta las 1.30 practicando y al otro día había que levantarse a trabajar. Implica un esfuerzo físico enorme y una preparación psíquica también, no sólo mía. Mónica, estando arriba, también debe esforzarse para equilibrarse.
Hoy estamos más acostumbrados”.