Por constancia, por la solidez que mostró en ambas series y sobre todo por el amor propio, Atlético Posadas volvió a superar a La Picada y se quedó con el título del Torneo Clausura de la Liga Posadeña de Fútbol, después de una sequía de 26 años.
En un partido muy caliente, intenso y luchado, el Decano mostró total seguridad en cada pelota y manejó el partido ante un rival que, pese a la actitud que tuvo para ir a buscar la victoria, no estuvo claro y equivocó el camino en varias ocasiones.
En el arranque el Decano presionó en la salida al Tren del Oeste y lo tuvo acorralado por varios minutos. Sin embargo, a medida que transcurrió el juego, el dueño de casa se asentó y con mucha gana pero sin tantas ideas, salió del sofocón y por unos instantes puso contra las cuerdas al rival.
Después de los 15, el partido empezó a levantar temperatura. Los roces se hicieron constantes y las entradas fuertes estuvieron a la orden del día. Pese a este pasaje engorroso, el juego siempre mantuvo buen ritmo.
A los 27 minutos, Maximiliano Batista, con un tiro libre, generó la primera aproximación de peligro del local y del partido. La pelota picó antes de llegar al arco y Horacio Galeano estuvo firme para contener el remate.
La respuesta del conjunto de Néstor Jaquet llegó poco después y fue la mejor situación del encuentro porque Alan Almirón clavó un zapatazo al ángulo pero para su mala suerte el árbitro Juan Vázquez sancionó una falta previa. De ese tiro libre, Franco Cabrera sacó un fuerte disparo pero el arquero Franco Roa mandó al tiro de esquina.
En el complemento, una buena aproximación en el arranque hacía pensar que el partido tomaría un trámite entretenido, de ida y vuelta, pues a los 3, Román Bentos recibió por la izquierda y sacó un potente remate que tuvo una buena respuesta de Galeano para despejar el peligro.
Pero no pasó más de eso. El juego se volvió trabado y muy cortado debido a la cantidad de faltas que cometieron ambos equipos.
La pelota parada fue la variante favorita para el dueño de casa para generar peligro. Así, Luis Buera tuvo tres tiros libres en sus pies para abrir el marcador, pero no tuvo suerte.
Del otro lado, Atlético Posadas jugó con la desesperación del elenco de Claudio Benítez, que metió todos los cambios para encontrar respuestas, pero los que entraron desde el banco no respondieron.
El Decano fue sereno y mostró mucha firmeza defensiva para cortar una y otra vez los intentos del local. Además, en el mediocampo realizó un gran desgaste para contener cada ataque y los delanteros también tuvieron un buena tarea siempre colaborando con el equipo.
La Picada no le encontraba la vuelta, se quedó sin ideas y para colmo, a los 34 llegó el golpe letal. Tras un tiro libre de Alan Almirón, Leonardo Chávez quiso despejar con tanta mala suerte que la pelota terminó dentro su propia valla.
Desde ese momento Atlético Posadas supo que su destino estaba escrito. Nada le podía arrebatar esta ilusión y así fue. Con la solidez que lo caracterizó en todo el campeonato, mantuvo lejos el peligro y desgastó los minutos hasta que llegó el pitazo final.
En ese momento se desató el festejo de todo el plantel que se unió al gran marco de público que no quiso quedar afuera de esta fiesta.