La artista Nerina Bader es oriunda de Jardín América y de profesión contadora pública, pero su vocación estuvo siempre en la música. Comenzó a cantar desde muy chica y fue reconocida en el Festival Infantil del Folclore que se hace todos los años en su localidad.
Fue elegida revelación en el Festival de la Música del Litoral cuando era adolescente. En 1998 representó a Misiones en el Festival Pre Cosquín. Realizó varios trabajos artísticos acompañando a Karoso Zuetta incluyendo la gira de presentación del trabajo “Rituales Paganos” y una versión escolar “Soy albaposeño” que fue declarada Canción Oficial del municipio de Alba Posse en el 2005.
En el 2008 Nerina lanzó su primer disco solista y hace muy poco presentó su quinto trabajo discográfico llamado “Paranaensis” junto a Karoso Zuetta donde exploró el arte musical mbya guaraní.
En los clásicos de los viernes en FM Santa María de las Misiones 89.3 del Diario PRIMERA EDICIÓN dedicado a los artistas de la tierra colorada la cantante Nerina Bader hizo un repaso por su carrera, su familia y proyectos artísticos.
Así al consultar sobre qué siente al subirse al escenario acompañada de su familia, -su hija Eva Luna y su esposo Karoso Zuetta- indicó: “Es como el sueño cumplido, porque siempre me imaginé esto, es nuestra realidad y es algo muy bello y reconfortante también, porque la cuestión del arte y la cultura tiene momentos claros y por ahí momentos oscuros, y estar juntos es mucho más fácil para ir sobrellevando todo lo que se va presentando” confió.
Sobre su decisión de estudiar Contadora Pública explicó que “primero estaba desorientada cuando tuve que tomar la decisión de seguir una carrera universitaria, porque en realidad a mí me interesaba hacer música, que era a lo que me dedicaba desde muy chiquita. Pero en mi familia no se veía que era una opción de vida. Entonces al terminar el secundario, tenía que seguir los estudios y mi prioridad era elegir alguna carrera en Misiones, porque no me quería ir de acá, tenía la opción de estudiar en otro lugar por ejemplo Ingeniería en Sonido, algo más afín, pero no me quería ir de la provincia, entonces entre las opciones que tenía, hice ta-te-ti y elegí Contador Público y comencé a estudiar y eso luego me sirvió porque los primeros años que me instalé en Posadas trabajé de esa profesión, gracias a esa herramienta. Pero finalmente hace cuatro años me dedico a la música junto a Karoso y a Eva Luna” confió.
Sus primeros pasos
Acerca de su debut sobre el escenario recordó que fue cuando tenía siete años, “tenía un profesor de guitarra en mi pueblo que era don Atilio Montiel. En ese entonces, mi mamá fue a su casa a pedirle que me enseñe algunas notas con la guitarra, para ese entonces ya cantaba. Entonces él dice: ‘si tiene oído musical me animo’, ya que él no daba clases a niños pequeños, y cuando me escuchó dijo: ‘sí, le voy a enseñar’ y así comencé, él iba a mi casa para darme las primeras lecciones y en vez de darme clases de guitarra él tocaba y yo cantaba, y finalmente él terminó siendo mi acompañante, en definitiva nunca aprendí a tocar la guitarra, sino me pasaba horas ensayando una y otra canción. Y así, cuando apareció el primer festival en una escuela me invitó a presentarme, entonces me animé y esa fue mi primera actuación en la Escuela 284 en Jardín América”.
Al indagar sobre cómo apareció Karoso Zuetta en su vida, contó: “En el 2003 justo cuando me recibí, andaba haciendo algunos que otros trabajitos y tratando de ir insertándome en el mundo laboral, entonces estaba en un ciber de mi pueblo, esperando mi turno para entrar en Internet. Al tiempo veo que Karoso pasó y yo quería conseguir la letra de la canción “Pomberito de ciudad”, entonces me desocupé y fui a pedirle la letra de la canción que me había gustado mucho y que antes no la pude conseguir porque estaba agotado el casete.
Era una canción que quería cantar, ya que mi inquietud de ese momento era cantar realidades y cuestiones que tengan que ver con mi lugar. Porque me pasó de tener que representar a Misiones en otros lugares y darme cuenta que era necesario ir con el producto propio y original de mi lugar, porque tenía 200 que cantaban chacarera, chamamé, samba y quizás temas que eran conocidos, entonces dije: tengo que cantar cosas que tengo en mi lugar, que es maravilloso y que admiro tanto. Entonces entré a nadar en autores de Misiones como Ramón Ayala, Vicente Cidade, Fermín y entre esos estaba ese tema de Karoso que no lo podía conseguir. Y así termine mi actividad, subí y él estaba dando unos talleres de música guaraní -eso era 2003- y ahí comencé a dialogar con él. Karoso justo estaba grabando “Rituales Paganos” y necesitaba una voz femenina, por lo que me propuso y ahí me animé porque estaba justo en la búsqueda de espacios, y así comencé a ensayar y una canción llevó a la otra y comenzamos a trabajar juntos” relató Bader.
Sobre su disco “Paranaensis” que trata mucho la cuestión guaranítica relató: “En el último trabajo pudimos lograr terminar en profundidad todo lo que ya veníamos haciendo hace bastante tiempo. A mí siempre me gustó toda esa parte, ya que estuve relacionada desde chica con los paisanos que caminaban por el pueblo y charlaba con ellos, además de tener a mi abuela paraguaya, que fue prácticamente con la que me críe, y por eso la sonoridad del idioma guaraní no me resultó ajena ni extraña, porque la tenía a ella que me iba enseñando palabras y cosas” dijo y agregó que “cuando conocí a Karoso, él ya estaba muy comprometido y trabajando con todo lo relacionado a la música mbya. Cuando vi las canciones me quedé totalmente enamorada de los sonidos, de las armonías, de las melodías mbya guaraní. Comencé a practicar y me sentí muy cómoda cantando y fue ahí que profundizamos mucho más la parte de canto, porque Karoso quizás estaba más abocado a la cuestión instrumental. Entonces, comenzamos a indagar en algunas inflexiones y canto y todo eso finalmente pudimos plasmar en el disco”.
“Además le complicamos un poquito más a todo lo que es la música misionera, porque tenemos una polirritmia muy importante porque de acuerdo a las orillas de Misiones, tenés la influencia de países limítrofes. También toda la cuestión originaria es muy fuerte, y nosotros lo que hicimos es fusionar los ritmos. Algo distintivo porque quizás podés cantar diez canciones que hablan de Misiones, que hablen de la raíz y de la identidad y no repetir ninguna vez un ritmo y eso es maravilloso, y entonces no hay monotonía. Podés hacer un recital de una hora variando continuamente lo que estás exponiendo”, cerró la artista.