Gabriela Portillo se hizo conocida hace unas semanas cuando, durante el acto por el centenario de Puero Rico, al ver a la abanderada de una escuela mbya guaraní que estaba descalza, se sacó sus zapatos y se los regaló.
El hecho se hizo público por medio de una vecina que vio todo lo que sucedió y tomó fotos, para luego compartirlas en las redes sociales. En pocos días, el acto solidario de Gabi fue conocido en todo el país.
Pero eso fue solamente el principio, pues luego de que se publicara en los medios de comunicación y redes sociales el acto solidario de esta joven de Puerto Rico, la cosa no terminó ahí, sino que la relación entre la mujer y la comunidad Yvyrá Poty se fortaleció.La joven continuó yendo a la aldea para llevar la ayuda que está en sus manos conseguir, con la colaboración de otras personas de corazón solidario que le envían sus donaciones para que ella las lleve a la comunidad.
Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN: “Sigo yendo a la comunidad llevando donaciones, no solamente lo que yo puedo dar porque no es mucho, pero más que nada lo que la gente me da para que lleve. Siempre estoy en contacto con ellos, principalmente con Kiara, que es mi niña amiga, ella siempre me recibe y es una niña muy amorosa”, contó.
Sobre las necesidades de la comunidad, dijo que es mucha la ayuda que precisan: “La verdad es que es tanta la necesidad que ellos tienen y tan poco lo que yo puedo hacer… Hay gente que me está ayudando pero de todos modos siempre faltan cosas, para las familias y para la escuela”, lamentó.
Larga lista de necesidades
La comunidad Yvyrá Poty se mudó hace unos años desde el lugar que ocupaba en Colonia San Alberto, lugar en el que por años fueron hostigados por colonos que les exigían que dejen la tierra; y ahora viven en 5 hectáreas donadas por el Municipio en el Parque Natural Municipal Monte Seguin.
La mudanza improvisada de las familias hizo que al principio no tuvieran luz ni agua potable. Eso en este momento está solucionado porque cuentan con los servicios, pero las necesidades siguen estando con la falta de un Estado más presente y no solamente la solidaridad de las personas de buen corazón.
Sobre la situación de la comunidad, Gabriela enumeró que “si bien las familias tienen sus casitas, éstas son muy precarias y necesitan realmente un lugar mejor en el que vivir, esto es lo que ellos me manifiestan. Algunos tienen cama, pero otros duermen en el piso. A veces tienen para comer pero otras veces no y hacen comidas comunitarias y comen todos juntos, esto es lo que yo pude ver según mi experiencia”.
Protagonista del centenario
El pasado 15 de noviembre, durante el acto oficial por el centenario de Puerto Rico, la abanderada de la escuela de la comunidad mbya Yvyrá Poty acudió a portar la bandera argentina en ojotas. Al verla, una vecina la llamó, se sacó los zapatos que llevaba y se los regaló. Otra persona que vio todo lo que pasaba tomó fotos del episodio, que luego se viralizaron en Facebook.
La mujer que le donó sus zapatos a la niña y luego se quedó descalza era Gabriela Portillo, de 28 años, quien en su momento contó a este Diario que se sentía “muy orgullosa y feliz por lo que pasó. Si bien fue una ayuda mínima fue lo que me salió en el momento. Yo no puedo más que estar agradecida porque lo que uno da siempre vuelve. El cariño y los mensajes que estuve recibiendo de tanta gente me llenaron el alma”.
Por su parte, la mujer que tomó las fotos, Carolina Seewald, refirió que “para mí ahí estuvo Jesús, porque esta chica se sacó sus calzados y se quedó descalza ella en el acto, para mí el gesto fue hermoso y por eso lo quise compartir”.
El gesto marcó un antes y un después en la vida de Gabriela, que desde entonces redobló su apuesta solidaria y la convirtió en hábito.