Su idea germinó como las semillas del árbol de moringa que utilizó para diseñar una cápsula que purifica el agua. Un invento completamente ecológico que representa un avance en los sistemas de depuración y potabilización del agua.
Un dispositivo que le permite a cualquier persona limpiar el líquido antes de ingerirlo y en cualquier circunstancia.
Su creadora es Vanessa Kunz, una emprendedora que siente un fuerte compromiso social, ya que es consciente de que “existen muchos lugares con escasez de agua limpia”.
El descubrimiento, al que denominó IBI, participó en el Concurso Nacional de Innovaciones/INNOVAR 2019, en su decimoquinta edición. “Fui seleccionada para participar en la feria y fue una hermosa experiencia. El diseño tuvo buena repercusión”.
Vanessa nació en Buenos Aires, pero a los cuatro años se radicó en Oberá. Se especializó en Diseño Industrial, también en Marketing y Publicidad y cursó la tecnicatura en cerámica en la Facultad de Arte y Diseño, de la Universidad Nacional de Misiones.
Quisiera nunca perder la inspiración para crear cosas que beneficien al entorno. También desearía armar un equipo de trabajo con aspiraciones de lograr el bien común, que aporte al entorno social y ecológico”.
Nos explicó que su invento “permite purificar el agua por medio de floculación y decantación, aislando los microorganismos y residuos, limpiando el agua turbia en un tiempo de 1 a 6 hs de reposo”.
Lo sorprendente es que con una pequeña cápsula se pueden filtrar 25 litros de agua. Y como es un kit fácil de transportar, creada con plástico reciclado y biodegradable “está pensada para uso en deportes extremos, campistas, exploradores y para situaciones de catástrofe donde colapsa la red hídrica y zonas donde no se tiene acceso al agua potable”.
Su idea surgió a partir del árbol de moringa que tiene en el patio de su casa, del cual utiliza las hojas para colocarlas en el mate. Entonces, comenzó la búsqueda de información sobre los beneficios de la planta: “Descubrí que todas sus partes son utilizables y la semilla tiene las propiedades antes mencionadas”.
Con estos datos, comenzó la etapa de prueba y proyección. Allí se planteó diferentes contextos de uso y la morfología de la cápsula. Es por eso que creó varias propuestas y “decidí ir por el lado de que sea un objeto pequeño y transportable”.
Durante el proceso creativo, la investigadora diseñó distintos prototipos funcionales y de formas. “Todo el proceso de diseño me llevó poco más de un año”.
En su laboratorio, sus principales herramientas son la fotografía “para llevar un registro”. Pero además, es fundamental el dibujo de croquis “sin eso es difícil visualizar lo que querés hacer: la parte de maquetas es importante, uso materiales como polifán e impresión 3D, hasta plastilina”.
Porque como dice Vanessa “la idea es moldear de forma rápida y encontrar la morfología adecuada”.
Actualmente, su producto se encuentra en etapa de patente y búsqueda de financiamiento. Por ello, Vanessa precisó que aspira a que sus inventos y diseños “sean llevados a la producción y comercialización y aporten a la economía local”.
Para ella, sería un sueño cumplido que Ibi
Emprendedora de pura cepa
“Tuve la oportunidad de estudiar varias cosas: Marketing y Publicidad, instructora de Yoga, Diseño Industrial y la tecnicatura en cerámica. Mi trabajo está enfocado en el desarrollo de productos, diseño objetos de decoración y funcionales. La manufactura es a pequeña escala. Toda mi producción es artesanal, respetando la filosofía handmade, porque de esta forma tengo el control total de la calidad de mis productos con respecto a materiales, confección y el trato directo con el cliente. Y por supuesto, también encaro proyectos en desarrollo de ideas e inventos que puedan beneficiar a las personas”.
Por
Susana Breska Sisterna
[email protected]
Producción fotográfica: C. Olivera Schuster