
Con lágrimas en los ojos y un nudo incontenible en la garganta la hermana y la madre, de la chica atacada por el sexagenario, caminaron las ocho cuadras que separan la rotonda de Candelaria con la plaza, tomadas fuertemente de la mano de otras mujeres que se atrevieron romper el miedo.
“Decidimos salir a las calles, con el apoyo de otros vecinos, para que lo que pasó con mi hermana no quiero que le pase a nadie más”.
No hay protección en las calles, andamos con miedo, porque estas cosas no son nuevas pero siempre se encubre a los abusadores”, dijo a PRIMERA EDICIÓN, muy conmovida la hermana de una de las adolescentes atacadas quien pidió reserva de la identidad para que no la sigan revictimizando ni agrediendo.
“Hay acoso constante en las calles, no nos sentimos seguras al caminar por las calles y que cuando pasan estas cosas aberrantes no podemos ni siquiera exigir justicia y que al agresor pague por su crimen”, explicó.
Al lado de ella, su madre, presa de una visible angustia señaló que “ella no tiene contención profesional, creemos que la Justicia se tiene que hacer cargo para garantizar ayuda psicológica porque le destrozaron la vida”, dijo tratando de contener el llanto.
Ni siquiera sabemos dónde está su agresor, quien además la amenazó porque sabe donde estudia y como encontrarla. Ella se encuentra realmente muy mal, no quiere salir a ningún lado, está presa de una depresión”, fue el amargo relato de la mujer.
“Creemos que alguien le avisó que fue denunciado porque desde que mi mamá hizo la acusación formal, se esfumó del pueblo”, contó.
Como entramado del caso, la joven contó que en principio no quisieron tomar la denuncia, que presentara pruebas, porque las que ella exhibía, fotos que el hombre habría tomado de los abusos “no eran contundentes”, dijo la joven con pesar.
“Nos tuvieron de un lado para el otro y mientras tanto esta persona se pudo escapar”, lamentó.
“Estoy preocupada”
“El futuro de mi hija es lo que está en riesgo y yo estoy muy preocupada. Ese hombre sabe a qué escuela va y me da miedo lo que pueda pasar a medida que transcurre el tiempo”, fueron las palabras de la progenitora ante la mirada atenta de la gente que se acercó a apoyar la marcha.
“No tengo confianza en la seguridad que nos dan en el pueblo porque nadie nos hace caso cuando vamos a denunciar, parece que mientras que no maten a alguien, no vamos a contar con el accionar de las autoridades. Vivimos con miedo”, graficó.
“Estoy mal, mi nieto me relató cosas escalofriantes que hacía este hombre, que sigue libre mientras el resto vivimos con miedo”, finalizó.