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Tiziano Zdanovich cumple hoy miércoles dos años y será el primero que pasará con la certidumbre de haber vencido al cáncer.
Su madre, Alejandra Zdanovich, lo dio a luz el 15 de enero de 2018, y al poco tiempo de vida, el niño fue diagnosticado con retinoblastoma bilateral: cáncer en la vista.
Comenzaron así los angustiosos tratamientos con quimioterapia, no sólo por efecto del tratamiento y con un diagnóstico triste en todo sentido, sino que además los médicos no le daban buenos pronósticos ni esperanza de vida al bebé.
Emocionada, y con lágrimas cayendo por las mejillas, Alejandra recordó que la hermanita del niño, Aylin Dominique Zdanovich (4) le había dicho cuando el bebé cumplió su primer año: “Quedate tranquila mamá, Tiziano va a vivir y a crecer conmigo”.
Hoy mira a sus hijos y aquello, que en ese momento le resultaba tan difícil de imaginar es un hecho.
“La detección fue temprana pero cuando los médicos evaluaron su caso, dijeron que algunos tratamientos no iban a funcionar, por eso me derivaron al Hospital Garrahan en Buenos Aires, y se empezó a probar con algunas quimios intravenosas. Sin embargo, en julio de 2018 el cáncer seguía avanzando y tuvieron que someterlo a una extirpación del ojo izquierdo”, recordó.
Tras la cirugía hubo que recurrir a otras pruebas de quimio porque las que el niño recibía no estaban funcionando.
“Aunque luego de ello mejoró, e incluso empezó a recuperar la visión del ojo derecho que había perdido parcialmente, le detectaron una lesión en el cerebro y había que pasar a rayos. Mi hijo todavía no tenía un año de vida y recuerdo que yo no deseaba que su primer año lo cumpliera lejos de su familia, de su hermanita”, rememoró Alejandra.
Así pasaron otros seis meses lejos del hogar, con posibilidades de verse muy poco hasta que el milagro ocurrió. Un 14 de junio, días antes de recomenzar la quimio.
En unos estudios de rutina, que tuvo que repetir y actualmente realiza cada mes y medio, resultó que Tiziano hizo remisión completa del cáncer, se había curado aún sin terminar el tratamiento, lo había vencido por completo y para la familia sin duda es un milagro y lo que dijo Aylin quedaba encerrado en un misterio místico que la familia agradece.
La solidaridad, su gran sostén
Mientras mira al bebé correr de un lado a otro, Alejandra siguió su relato a PRIMERA EDICIÓN, de cómo afrontó sola el embarazo de Tiziano. Lo mismo, cuando empezó el tratamiento; incluso por seis meses no pudo ver a su hija mayor quien también era pequeña, pero “la solidaridad de la gente me tomó de las manos”, afirmó.
“Hubo días que fueron realmente terribles, recuerdo uno particularmente cuando después de una sesión él se puso muy mal, en menos de 24 horas hubo que cambiarle 72 veces los pañales, ahí me dijeron que iban a suspender la quimio porque no iba a lograr pasar otra”, dijo.
Para solventar los gastos de la familia, Alejandra tuvo que preparar comida para vender, ya que a causa de la enfermedad del pequeño y la necesidad de viajar constantemente a la capital del país, llegó a un arreglo con sus empleadores dejó de trabajar y empezó como emprendedora.
Otra vez la solidaridad estuvo de su lado cuando no sólo aparecieron donantes anónimos para ayudar con sus gastos, sino también hasta para pagar la prótesis del niño.
En la actualidad sigue realizando actividades por su cuenta y cobra una pensión por el niño. Además estudia Enfermería en la UNaM y espera tener su título universitario lo más pronto posible e incorporarse a trabajar como profesional. Asegura que aprendió a no bajar los brazos y que la solidaridad de gente es lo más grande que se ve en los peores momentos.
Un alerta para otros padres
El caso de Tiziano es atípico, de hecho el suyo, según la médica que lo vio en Posadas, fue el único de la ciudad. En el mundo lo padece un niño de cada diez, aunque puede ser hereditario.
“Muchos padres se siguen comunicando conmigo para preguntarme cómo me di cuenta de lo que pasaba y la verdad tuvo que ver con una consulta de rutina a su pediatra porque me llamaba la atención, cuando nos sacábamos fotos con flash y en todas los que estábamos con él salíamos con pupilas rojas, pero las de él eran blancas. Ese fue el primer alerta”, aseguró.
“No dormía mucho, a lo sumo se despertaba cada hora y era llamativo cómo apretaba las mandíbulas, no nos parecía normal para un bebé y empezamos a pedir estudios”.
Alejandra destacó la atención recibida en el Hospital de Pediatría, especialmente a la médica oftalmóloga, María Fernanda Corsi, por haber sido quien más luchó para conseguir la derivación.
“Son muchos los agradecimientos que tengo que hacer en esta fecha especial, pero hay algunos que, creo, merecen destacar especialmente, A Roxana quien refaccionó la habitación de Tiziano acorde a un niño que fue tratado de cáncer, a los propietarios de Tahona, New Imagen y Wawa; Paula Ríos y familia, remises Garupá, que nos otorgó traslado gratuito para trámites estando en Posadas y al donante de la prótesis que pidió mantener su nombre en el anonimato”, finalizó.