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“El político debe tener: amor apasionado por su causa; ética de su responsabilidad; mesura en sus actuaciones”… Max Weber, filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán, postulaba en su época lo que a la postre debería ser un credo entre los políticos. De otra forma será cada día más difícil hallar una solución al evidente desarraigo entre la llamada “clase política” y las sociedades.
En teoría el Gobierno argentino entiende que si no resuelve la deuda, invariablemente no resolverá la macroeconomía. En la práctica resolver la deuda se le está volviendo una tarea extensa y compleja.
En teoría Martín Guzmán es el elegido para darle una salida al problema. En la práctica el propio ministro se está volviendo un problema para salir.
En teoría el Gobierno está trabajando en una propuesta para los acreedores. En la práctica los acreedores ya tienen una propuesta conveniente y están esperando a que el Gobierno lo entienda.
En la distancia que existe entre la teoría y la práctica estamos todos, hartos de la presión de la crisis, entendiendo lo insoportable que se está volviendo en la vida cotidiana el peso de la irresolución de la gestión de la deuda y, por tanto, de la macroeconomía.
Así las cosas, el “verano” político podría acortarse y el margen de decisiones se precipita insospechadamente mientras se barajan formas de resolver el grave contexto. Marzo es el límite.
El tiempo pasa y el Estado sigue sin completar su plataforma. Decenas y decenas de puestos que siguen sin ocuparse complican el frente tanto en lo externo como en lo interno.
El gradualismo que exhibe el Gobierno en optar por una salida de la deuda y en completar su formación administrativa sólo puede entenderse en su forma de construir poder. Los puestos se definen de acuerdo a la cercanía ideológica y verbal de los postulantes.
La paradoja es tal que el presidente Alberto Fernández está de gira por Europa intentando conseguir los avales de los líderes globales para encarar la negociación de la deuda. Pero lo hace sin contar en el terreno con embajadores o interlocutores de referencia dado que las legaciones siguen vacías.
Peor aún, no llevó consigo a sus candidatos para ocupar esos puestos y presentarlos a los jefes de Estado que visita para que continúen con sus gestiones. Por caso el martes estará en Madrid para reunirse con Pedro Sánchez y ahí tampoco hay interlocutor. Ramón Puerta fue cesado en diciembre, con lo cual la embajada está a cargo de un funcionario de menor rango hasta nueva designación.
La preocupación por el avance y el desarrollo de la propuesta de Guzmán para los acreedores ya llegó al despacho presidencial y comenzó a hacerse evidente en Alberto Fernández. Ello explica el precipitado viaje del ministro a Europa. Un viaje de último momento, que no estaba en los planes.
Con todo, las condiciones todavía están dadas para que la negociación de la deuda sea lo menos traumática. Sin embargo es Guzmán el que muestra una posición intransigente que complica las cosas. Ello no permite avanzar en la macro y, como se expuso más arriba, allí estamos todos.
Preso de sus acciones, el ministro también ve alterados sus propios planes. Llegó con la certeza de firmar un arreglo por la deuda para luego retirarse al sector privado como un campeón. En teoría estaba bien, pero en la práctica todo se complicó a partir de su inexperiencia.
Rápidos de reflejos, lo rodearon de asesores, entre ellos el prestigioso economista Daniel Heymann. En teoría funcionaría, pero en la práctica ninguno tiene el expertise necesario para estas gestiones… y los plazos se acortan. Al parecer el paraguas del Nobel Joseph Stiglitz no alcanza. Y es que los premios se otorgan por investigación, no por la tozudez frente a los acreedores que, cómodos, están sentados sobre los bonos.
A estas alturas arreglar la deuda lo es todo porque a la postre significaría cortar la inercia de la crisis y quitar presión a la economía. No alcanza con el recambio gubernamental. La tendencia es la misma: nadie va a invertir mientras la deuda siga sin arreglarse. En definitiva se trata de quitarse la soga del cuello. Si se logra un acuerdo se consigue paz para la Nación y las provincias. Pero ante el mercado es necesario mostrar que fue una negociación ecuánime, no que la ganamos por tozudos.
No hacer olas
En lo interno las medidas que se tomaron contribuyen a evitar la implosión y más temprano que tarde habrá que poner a gente a arreglar la macro. Pero, una vez más, todo sucederá una vez que el Riesgo País baje y eso pasará cuando se resuelva el frente externo. Mientras tanto nadie quiere provocar la más mínima ola porque se entiende que todo es perjudicial.
El único que pareció no entenderlo fue justamente el expresidente Mauricio Macri, quien volvió a apelar a los videos informales-prefabricados para reaparecer en la escena tras la derrota electoral a hacer lo que mejor le sale: repartir culpas. Lo llamativo en esta ocasión fue que la ligaron kirchneristas y “defensores del cambio” por igual. Su perspectiva fue tan desacertada que hasta los propios socios de la alianza que se resquebraja salieron a pedirle silencio.
A la par, su nueva función en la FIFA es la síntesis de su gobierno: Macri vive en el exterior, pensando las 24 horas en fútbol. Así gestiona… los resultados están a la vista.
Volviendo al resquebrajamiento, todo indica que en el futuro la UCR tomará decisiones pensando más en renovar bancas que en sostener Cambiemos. Es que va siendo tiempo de pagar los costos por haber formado parte del proyecto responsable de la crisis que resultó derrotado en primera vuelta.
Justamente las provincias que gobiernan los radicales son las más endeudadas. Podría decirse que Rodríguez Larreta levantará la bandera del “cambio”, pero claramente no tendrá problemas en arreglar lo político para hacerse de recursos. Larreta también está en silencio y ese silencio dice mucho.
Oxígeno
Por otra parte la Cámara de Diputados le dio aprobación definitiva al proyecto para refrendar el Consenso Fiscal firmado a fines del año pasado por el Gobierno nacional con 22 mandatarios provinciales (entre ellos Misiones) y el jefe de Gobierno porteño.
La medida suspende las restricciones que pesan sobre las provincias para incrementar impuestos a los Ingresos Brutos y Sellos, así como Bienes Personales y Ganancias, entre otros tributos. Son compromisos que las jurisdicciones habían asumido en los Consensos Fiscales del 2017 y 2018 con el impulso del gobierno de Mauricio Macri.
A su vez, la iniciativa suspende por un año el trámite de los procesos judiciales iniciados por las provincias firmantes contra el Estado nacional a raíz de la baja de impuesto a las Ganancias y al IVA aplicada a la canasta básica de alimentos.
En tanto, se espera que un millón de PyME se beneficien con la moratoria lanzada por la AFIP que incluirá una quita promedio del 42% sobre el total de las deudas y plazos de pago de hasta diez años para la refinanciación que estaba contemplada en la Ley de Emergencia. Era la noticia que esperaban miles de emprendedores para ponerse al día y redistribuir sus recursos.
En discusión
Por otra parte el gobernador Oscar Herrera Ahuad abordará esta semana un encuentro con el economista y presidente de YPF, Guillermo Nielsen, quien desde su plataforma impulsa diversos proyectos que podrían beneficiar a Misiones.
Trascendió que el Gobernador misionero y el funcionario nacional hablarán de las asimetrías energéticas que tiene la provincia y las alternativas más factibles para reducirlas, entre ellas, el planteo que lidera Herrera Ahuad, y que apoyan muchos gobernadores, para unificar el precio de los combustibles y evitar que en la provincia se sigan pagando los valores más altos del país.
Seguramente estará también en discusión la necesidad de continuar las obras del emblemático Gasoducto del NEA. A la luz de la agenda pública queda claro que hoy no está entre las prioridades de la Nación, sin embargo se reclamará que la obra se concrete cuando la economía del país mejore y cuando los yacimientos gasíferos de Vaca Muerta comiencen a dar sus primeros frutos.