Laura se quedó sin voz. Fue repentino y sucedió tras enfadarse con un compañero de trabajo, a quien no pudo expresarle su punto de vista.
Por supuesto acudió al médico y en la consulta la doctora no encontró nada, ninguna alteración. Entonces, la profesional le hizo una pregunta que la sorprendió: “¿no expresaste lo que tu corazón quería decir?”.
En este caso, el problema se presentó después de un golpe afectivo que sacudió la sensibilidad de Laura, quien se esforzaba en hablar. Ese excesivo intento crea angustia y un vacío, hasta que el sonido lentamente se apaga.
Revista SextoSentido consultó con la doctora Marcela Campias, especialista en medicina Orthomolecular, quien nos explicó que “cuando las personas están tensas, tienen un gran susto o una situación emocional en la cual no pueden expresarse, entonces también se produce una alteración en la voz. Se llama espasmos laríngeos, son producidos por situaciones nerviosas”.
Estos espasmos, detalla Marcela, “se dan a partir de la adolescencia hasta los 25 años aproximadamente”. Después hay otro período, de los 40 en adelante, “son espasmos producidos por distrés. Es decir por situaciones nerviosas que a veces no podemos manifestar y eso nos lleva a que se nos anule o afecte el tono de la voz”.
Pero ¿cuándo hay que concurrir a un especialista? Según Marcela, lo debemos hacer cuando llevamos más de una semana disfónicas, con alteraciones de la voz o cuando son muy seguidas.
“Hay que descartar cualquier alteración o nódulos. Siempre hay que tener la consulta con el especialista ante la menor persistencia de estas disfonías”.
Emocionalmente ¿qué podemos hacer?.
– “Sin duda la práctica de la meditación y relajación nos ayudará a resolver, de mejor manera, cualquier situación, desde una perspectiva saludable”.
Además, podemos incorporar la práctica de ejercicios de respiración, “los cuales nos enseñan a ubicar las cuerdas vocales, a producir el ejercicio de las cuerdas vocales con moderación para que puedan ser utilizadas bien”.
Por último ¿esto puede ser peligroso?
-“Sí, puede degenerar en una alteración crónica con la consiguiente alteración de esas cuerdas vocales en forma permanente. Siempre hay que consultar con el especialista y realizar visitas al fonoaudiólogo para aprender a utilizar las cuerdas vocales y sobretodo aprender ejercicios que servirán para que permanezcan sanas”.
El equilibrio emocional
La voz es una emisión de aire que se produce a través de la laringe, un órgano que está formado por cartílagos y músculos. Estos forman, entre sí, las cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales están cerradas o abiertas según la función que ejerce la persona en ese momento. Es decir, permanecen abiertas cuando se ingiere un alimento y cerradas o vibrando, cuando se emite la voz, el sonido.
Cuando esos músculos se inflaman se produce la disfonía o alteraciones de la voz, y provocan que el sonido no salga como siempre.
Existen alimentos y bebidas que nos pueden afectar la voz:
* Cuando están muy frías o muy calientes, como el café o el mate. Y por supuesto, los hábitos tóxicos como el cigarrillo.
Entre los métodos caseros que recomiendo:
* Las infusiones de malva, que desinflama.
* El té de tilo o valeriana, nos ayudan a mantener un equilibrio emocional.
Por
Susana Breska Sisterna
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Producción fotográfica: Oscar Ibarra
Modelo: Agustina Sulzberger