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Durante las últimas horas se sumaron ratificaciones de testigos ante el juez de Instrucción 3 de San Vicente, Gerardo Casco, y que beneficiarían la coartada de los dos policías detenidos por la muerte de Reinaldo Andrade (37) durante la tarde del miércoles 13 de noviembre de 2019 en Colonia Cristal, jurisdicción de El Soberbio, en una presunta persecución a contrabandistas.
Dos colonos de la zona relataron en sede judicial el jueves pasado que vieron, cada uno en puntos diferentes de la zona del desenlace fatal, un automóvil “oscuro, negro o gris”, que coincidiría en sus demás descripciones con el Volkswagen Voyage que los efectivos de la Unidad Regional VIII aseguran perseguían. Pero que no lo pudieron interceptar porque fueron obstaculizados y colisionados por el vehículo que conducía Andrade.
Uno de los testigos apuntó, con mayor precisión, que mantuvo contacto desde la entrada de su propiedad con el conductor de este supuesto “auto oscuro”, que le solicitó poder atravesar el camino lindante a su chacra para poder dejar el auto en la zona. Pero también relató que no lo identificó como conocido de la colonia y que tampoco lo volvió a ver.
Los dos declarantes señalaron coincidencias en el horario, a las 18, en que observaron el automóvil y la altura del camino terrado en Colonia Cristal, próxima a la ruta costera 2.
Pericias determinantes
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, la coartada de los policías involucrados podría resultar beneficiada por los entrecruzamientos de llamadas, mensajes y datos de los celulares secuestrados.
Se basarían los defensores en supuestos mensajes que habría recibido Andrade desde el Volkswagen Voyage y que lo alertaban para que obstaculizara a la comisión policial, que se movía de civil y en automóvil particular.
Los policías implicados sostienen que Andrade irrumpió en escena y los colisionó para que escapara el Voyage.
Las pericias telefónicas no son las únicas que restan presentarse con los informes que aguarda el juez de Instrucción 3 de San Vicente, Gerardo Casco. Se deberá esperar las pruebas balísticas a las armas secuestradas. Labor que también fue encomendada a Gendarmería Nacional.
En contra
Las voces de testigos que no favorecieron a los uniformados acusados, tal como lo publicó en exclusiva este Diario, corresponden a los dos acompañantes de Andrade. Afirmaron que “ellos no llevaban armas cuando fueron interceptados por los dos policías”.
Estos dichos contradicen la versión del efectivo que informó a sus superiores de que “vio que uno de los ocupantes del automóvil en el que viajaba la víctima llevaba un arma de fuego y que por ello decidió disparar”.
El testimonio de los dos hombres que viajaban en el mismo vehículo que Andrade, quien murió como consecuencia del balazo que recibió en la cabeza, fue recepcionado el miércoles 5 de febrero, en el inicio de las rondas de declaraciones.
Bala en la nuca
El homicidio fue perpetrado en Colonia Cristal, El Soberbio, el pasado 13 de noviembre. Ese día alrededor de las 18 Andrade recibió el disparo mortal -a la altura de la nuca- en medio de una supuesta persecución policial.
Según la versión de los uniformados, la víctima fatal y otros dos hombres a bordo de un Gol Trend embistieron presuntamente en forma intencional a un auto particular (Ford Focus) donde viajaban dos efectivos de civil, un oficial y un cabo del Comando local. Los policías adujeron que perseguían a unos contrabandistas que se movilizaban en el Voyage, que se perdió de vista y nunca fue ubicado.
El policía que apretó el gatillo habría referido que vio cuando le apuntaban desde el Gol con un arma y que por eso repelió la acción.
Los peritos de Gendarmería (que intervino en el hecho por orden del juez Casco) incautaron en la escena un revólver calibre 38 y un pistolón cerca del auto de los civiles. Según estos dos testigos, estas armas de fuego nunca estuvieron en su poder.
Las repercusiones tras conocerse el conmocionante caso fueron varias, entre ellas que Jefatura dispuso el cambio de la cúpula de la UR VIII, con asiento en San Vicente, de donde dependían los efectivos detenidos.
El oficial está imputado en forma provisoria por “homicidio calificado por ser integrante de una fuerza de seguridad y agravado por el uso de arma de fuego”, mientras que el cabo que lo acompañaba al momento del hecho está siendo investigado como “partícipe necesario en el delito de homicidio calificado por ser integrante de una fuerza de seguridad”.