
El último parte médico señala que continúa en Terapia Intensiva, asistido por un respirador artificial y con monitoreo invasivo constante de la presión intracraneal.
A 36 horas del siniestro se encontraba estabilizado, pero con la necesidad de un control permanente de su estado.
Su pronóstico sigue reservado y aún con un alto riesgo para su vida. Más allá de ese cuadro, su evolución es favorable, pero debe continuar su tratamiento en el área de pacientes críticos del Hospital Pediátrico.