Un homicidio y tres interrogantes. El primero es establecer quién mató a tiros a Jorge Eduardo Bustos (35), el segundo es qué hacía la víctima a casi 120 kilómetros de su domicilio, constituido en Oberá, y el tercero y no menos importante: el motivo del crimen.
El cadáver de Bustos fue encontrado el pasado domingo a la noche en el acceso a colonia San Miguel, unos 10 kilómetros al norte de Garuhapé, y tras un llamado anónimo a la comisaría local. “Fui y vine por un camino terrado y me topé con un auto abandonado”, le dijo una voz masculina de una persona aún sin identificar a la guardia de turno.
Los efectivos fueron al lugar, alrededor de las 22, y no sólo hallaron un Volkswagen Gol de color gris, también un cuerpo sin vida a un costado, en medio de un pinar. Para los investigadores el fallecido fue ejecutado en ese mismo sitio, a unos 15 o 30 metros de donde estaba el rodado, a corta distancia y de dos certeros disparos: uno en la cabeza y otro en el pecho.
La ropa limpia del muerto y el citado auto cerrado con llave llamaron la atención de los pesquisas. Es que la zona estaba intransitable por el barro pero las prendas de vestir, incluidas las zapatillas, parecían estar como nuevas. “Todo indica que la víctima podría haber llegado en ese auto, caminó unos metros y le dispararon a quemarropa en el pecho y lo remataron de otro balazo en la cabeza”, confió una fuente.
No descartan que el asesino de Bustos, de alguna manera, tal vez forzada, lo hizo ingresar en el monte cerrado y allí lo mató. La data de muerte es de unas 48 horas, por lo que se cree que el crimen fue entre la noche del viernes y la madrugada del sábado.
Se supo que fue visto por última vez el pasado viernes a la mañana en Puerto Rico. En ese sentido, anoche un hombre (también exconvicto) declaró como testigo sospechoso ante el juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Leonardo Balanda Gómez.
Se llevaron las llaves
Por otra parte, la persona que apretó el gatillo sería la misma que se llevó las llaves del Gol. No se sabe aún si era un conocido o desconocido de la víctima. Es decir, se sabe poco y nada del autor del hecho y obviamente del móvil del crimen.
Para la policía habría sido difícil identificar al muerto, sin embargo tenía su DNI en uno de los bolsillos del pantalón.
Fue entonces que, al entrecruzar datos, surgió que Bustos era oriundo de la provincia de San Luis.
Era exconvicto e incluso purgó condena tres años por una causa vinculada a estupefacientes, según lo ratificaron sus familiares a las autoridades policiales.
Es más, precisaron que el hombre apenas hace tres meses que gozaba de su libertad.
Además de las llaves del auto, faltaba el teléfono celular de Bustos.
El auto fue robado en Morón
La patente del Gol está registrada en Ituzaingó (Corrientes), sin embargo es apócrifa y su supuesto titular dijo a los uniformados que no posee vehículo. Por los números de chasis se supo que el rodado tiene pedido de secuestro por robo a una mujer, en la localidad bonaerense de Morón, el 28 de mayo de 2018.
Por la posición del vehículo y la falta de manchas de barro se supone que el recorrido que hizo no fue el mismo que se hace para ingresar al lugar, a unos 400 metros de la ruta nacional 12, camino a una exfábrica de la zona.
Por qué la hipótesis del ajuste
Según las fuentes, las conjeturas que por ahora manejan desde la investigación es que por el modus operandi la víctima habría sido citada por alguien de confianza al lugar, debido a que no hallaron signos defensivos y el disparo fue a quemarropa, como si se tratara de una ejecución en un posible ajuste de cuentas. Hasta anoche no había sospechosos detenidos por el crimen.
La víctima hizo compras en Posadas y analizan cámaras
Entre las pertenencias de Bustos no solamente estaba su DNI. Los investigadores también hallaron tarjetas telefónicas prepagas, de uso poco frecuente y que fueron adquiridas en Posadas.
Junto a estos elementos los efectivos hallaron las facturas del comercio donde hizo la compra, con fechas recientes. Es decir que la víctima estuvo en la capital misionera antes de ser ejecutado.
Por ello, vía judicial, se solicitó a dicho negocio que permita a los pesquisas observar en la fecha que figura en los documentos las cámaras de seguridad del lugar para poder establecer si el hombre estaba solo o acompañado.
También se intenta obtener el número telefónico para poder rastrear y peritar llamadas y mensajes entrantes y salientes en el celular del fallecido. En esa misma línea, se pidieron filmaciones a comercios cercanos a la zona del hallazgo, una de ellas en Capioví -que tiene buena resolución a tal punto de que se observan los dominios de los vehículos con mucha claridad- y otra al peaje de Santa Ana.
Todo ello para determinar si el hombre llegó en el auto que fue encontrado en la escena o si lo llevaron en dicho rodado y en todo caso desde qué dirección provenía el vehículo al momento de ingresar a la escena del crimen. Otro dato a tener en cuenta es que también pudo haber quedado registrado el paso de otro rodado, tal vez el del asesino.
En el lugar del hecho los uniformados encontraron rastros de neumáticos de una moto, que no se descarta que pueda ser en la que circulaba la persona que le disparó a Bustos. No obstante, podría tratarse de la moto del anónimo que avisó a la Policía.