El último audio que envió Jorge Eduardo Bustos (35) fue desde Garuhapé el pasado viernes y se lo dedicó a su novia que estaba en Posadas. Duró 10 segundos y decía, entre otras cosas, “que la amaba”.
Pocas horas después estaba muerto de dos tiros, uno en el pecho y otro en la cabeza, en un alejado pinar ubicado en el acceso a la colonia San Miguel, en Garuhapé.
A partir de allí fue un grupo de investigadores policiales, encabezados por el juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez, los que reconstruyeron las últimas horas de la víctima y las posibles hipótesis del hecho.
Tal como adelantó este Diario, el martes a la noche fue detenido un individuo que sería amigo de Bustos, conocido como “Pacaá” (41), con quien se habrían conocido en la cárcel, ya que ambos purgaron condenas por narcotráfico.
En el caso del fallecido hacía apenas tres meses que había salido en libertad, tras purgar tres años en prisión -en una unidad penitenciaria misionera- por una causa por estupefacientes.
Oriundo de San Luis y poco conocedor del ambiente narco en Misiones, habría sido blanco fácil de lo que se conoce como “mejicaneada” (robo de mercadería entre traficantes).
La entrega del dinero
Un testigo aportó la secuencia clave del caso. El viernes pasado a la mañana Bustos viajó desde la casa de su novia en Posadas hacia Puerto Rico. Tras almorzar al mediodía se dirigió a un domicilio de esa localidad, a bordo de un Volkswagen Gol de color gris.
Momentos antes habría sido visto e incluso habría dicho que se reunió con “Pacaá”. Luego le pidió al dueño de casa que le lave el auto, que “regresaba en unas horas”. Salió solo y caminando con 150 mil pesos en su poder. Supuestamente “Pacaá” a esa hora se dirigió a su domicilio.
Bustos volvió a las 17.30, transpirado y cansado.
Creen que para ese momento ya había entregado el dinero o parte del dinero a alguien. Luego pidió “bolsas negras o lonas”, que el propietario de la casa no tenía. Entonces se fue del lugar manejando el Gol, también solo.
En ese punto los investigadores sospechan que alguien lo esperaba en el camino terrado de la colonia San Miguel, ya con la “mercadería” que había comprado horas antes y que no se descarta era droga.
En ese sitio lo mataron de dos tiros. Por la data de muerte fue ese mismo viernes al atardecer.
Antes de ser ejecutado envió el audio a su novia. Los disparos fueron efectuados a corta distancia – en el pecho a 50 centímetros de distancia y en la cabeza a 10 centímetros-. El asesino utilizó un arma de fuego calibre 22, como adelantó PRIMERA EDICIÓN.
Para la Justicia, “Pacaá” cumplió algún rol en el crimen, posiblemente hizo de nexo con quienes mataron a la víctima o pudo ser un entregador, nada se descarta. En breve el hombre, oriundo de Puerto Rico, será indagado.
Por el momento fue imputado en forma preventiva y por el citado juez por “homicidio simple con participación necesaria”. Su situación se agravó anoche cuando allanaron su vivienda y hallaron un aire comprimido, presumiblemente modificado para calibre 22, además de tres celulares.