Con motivo de la emergencia sanitaria, la Diócesis de Oberá decidió sumarse a las medidas restrictivas establecidas a nivel nacional, provincial y municipal y estableció que todas las misas previstas en su jurisdicción durante este mes se celebren sin la concurrencia de fieles, a los que se dispensa de esa obligación canónica.
No obstante, se aconseja que las iglesias mantengan abiertas sus puertas en los horarios habituales, para que los fieles que lo deseen puedan orar de manera individual.
Además, desde el Obispado aclararon que los sacerdotes seguirán ofreciendo las misas, pero a puertas cerradas y “por las intenciones de su comunidad”.
Aunque no estableció prohibiciones, la Diócesis propone a todas las parroquias y capillas la postergación de bautismos (siempre que el bautizando goce de buena salud) y, en caso de necesidad o si los padres insisten en realizarlo, que el Sacramento se administre solamente ante padres y padrinos (no más de cuatro personas que acompañen).
Lo mismo se recomienda para la bendición de las bodas: postergar la fecha de celebración y, si los contrayentes insisten en concretarla en la fecha prevista, que sea sólo ante la presencia de los dos testigos necesarios para su validez.
El Obispo también solicitó “encarecidamente” la suspensión de cualquier reunión con fines pastorales: catequesis, consejos pastorales, encuentros de formación, grupos apostólicos y movimientos.
Por último, se pide no realizar visitas ni llevar la Sagrada Comunión a los enfermos, salvo en “algún caso excepcional que el sacerdote, en forma prudente y con las debidas precauciones sanitarias, lo determine”.