La actividad agraria ocupa un importante lugar en Misiones. Según detalla el último Censo Nacional Agropecuario, realizado por el INDEC y dado a conocer hace poco por el IPEC -hasta 2018- se contabilizaban en la tierra colorada a unas 3.871 mujeres en las denominadas explotaciones agropecuarias (EAP).
Con el pasar de los años, las trabajadoras rurales lograron empoderarse un poco más con la soberanía alimentaria y agricultura familiar. A nivel país, el informe muestra que “el 91% de los productores explotan sus propias unidades productivas, trabajan y viven en el campo”.
Un ejemplo es Marisa Bar (36), quien es una productora de Colonia Aurora.
Ella se crió en la chacra junto a sus padres. “En la colonia los padres crían a los hijos en la chacra porque no pueden quedarse en la casa con los chicos”, recordó.
En la actualidad, junto a su esposo llevan adelante varias producciones que son el sustento familiar y, además planean ampliar sus opciones.
Sus actividades se dividen en la producción láctea, la miel, el tabaco, el maní, la mandioca y la cría de chancho. Aunque el principal ingreso lo obtienen de la venta de la leche que realizan a una cooperativa de la zona.
Su día arranca pasadas las 5 de la mañana con el ordeñe de las vacas -actividad que se repite dos veces al día- y finaliza cerca de las 23 con la cosecha de miel.
“Primero se empieza con el ordeñe, eso lo hacemos a la mañana y a la tarde, y también se atiende a las vacas”, contó y agregó que “una vez que finalizamos ahí nos dedicamos a las otras producciones”.
Bar mencionó que al mediodía corta por un rato con las actividades en la chacra, ya que acompaña a su hija a la escuela debido a que deben recorrer varios kilómetro; esta actividad la repite por la tarde a la salida de la establecimiento escolar; aunque ahora por a la cuarentena las clases presenciales están suspendidas.
Con respecto a las a la ventas de los productos, deslizó se realiza en la zona, pero también cuentan con sus clientes fijos. “Nos conocen desde hace años, por eso la mayoría ya sabe cómo son nuestros productos”, apuntó.
En el caso de la miel, comentó que “la mayoría de la gente conoce cómo es nuestro producto. A veces tenemos faltante porque nos encargan por adelantado y son muchos los pedidos que nos hacen”.
En cuanto a la actividad apicola, señaló que la cosecha de miel se realiza al oscurecer. “Hasta cerca de las 23 estamos con las abejas. Pero esto no lo hacemos todas las noches porque la cosecha tiene buen rendimiento”, dijo.
Un espacio ganado
Por otro lado, la referente de la cooperativa de Productores Independientes de Piray (PIP) e integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Misiones, Mirian Samudio, brindó un panorama sobre el lugar que ocupa la mujer en la chacra.
En total, son más de 100 familias que están cultivando de forma agroecológica en las 166 hectáreas.
Allí se produce mandioca, hortalizas y frutas, entre las que destacan la batata, zapallos, calabazas, sandías, melones, pepinos, porotos -con todas sus variedades-, choclos, maíz -tanto el blanco para el autoconsumo, y también el duro para los animales.
Al respecto, subrayó que “la mayoría de las que integramos la cooperativa PIP somos mujeres”.
A la vez, hizo una comparación con otras organizaciones y sostuvo “noto una diferencia porque en otros grupos la mayoría son varones”.
En lo que respecta a la realidad del espacio al cual pertenece y a la cantidad de mujeres que se dedican a la agricultura familiar, detalló que “entiendo que es porque nuestros padres o esposos estaban trabajando lejos cuando logramos organizar nuestra cooperativa”.
En consecuencia, indicó que “así como PIP lleva la bandera de la lucha por conquistar esas tierras, trabajarla y producir es también el eje central dentro de la familia y de nuestro grupo de trabajo”.
La referente manifestó que “este ejemplo lo fuimos trasladando a las demás bases y organizaciones”.
Asimismo, agregó que “con orgullo podemos decir que así como hay varones trabajando, también hay delegadas dando su opinión y evaluando proyectos, desafiando ese modo de trabajo colectivo que muchas veces a los compañeros les costaba más”.
En cuanto al trabajo que realizan las agricultoras que componen esta cooperativa, Samudio manifestó que “nuestra primera meta fue lograr el autoconsumo para las familias, pero hoy ya estamos dando el paso de la comercialización”.
Deslizó que “en el caso de nuestra cooperativa el 70% son mujeres”.
En cuanto a las actividades que se realizan en los lotes, indicó que “al principio pensábamos que algunos trabajos eran pesados, pero después no dimos cuenta que podíamos trabajar de igual a igual”.
Entre las actividades que realizan detalló que las agricultoras se encargan de machetear, carpir y sembrar entre otros. “Fuimos aprendiendo muchas cosas”, señaló.
Expuso, por último, que uno de los desafíos es aprender a manejar el tractor. “Hasta es sólo una compañera es la que sabe, pero estamos organizando una capacitación para aprender”, apuntó.