
Pese a la brutal caída del precio internacional del petróleo Brent, que se usa como referencia para establecer los precios locales de los combustibles, en Argentina no bajarán los valores en los surtidores.
En plena pandemia por coronavirus y con semejante crisis económica, es un grave error de parte del Gobierno nacional, a través de la Secretaría de Energía que conduce el misionero Sergio Lanziani, cuidar el interés de las pocas provincias petroleras y abandonar al resto de los consumidores del país a la libertad de mercado.
¿Por qué baja el petróleo? Por la sobreoferta de stock, debido a la disminución del consumo que se está dando en gran parte del mundo por la pandemia, la crisis económica y las cuarentenas. En Argentina la venta cayó 80% durante marzo.
Los precios internacionales se ubicaron en lo que va de 2020 entre US$ 21,63 por barril (mínimo en 18 años) y US$ 34,47 dólares (cotización del viernes). Para tener una idea de la diferencia, cotizó a U$S 66 dólares a fines de 2019. Es decir que la cotización promedio de 2020 está un 62,63% por debajo del año pasado.
Sin embargo, el precio de los combustibles en Argentina refleja un barril de petróleo cerca de US$ 50, al tipo de cambio oficial.

En este momento, las compañías están ganando con la venta de naftas, algo que no les sucedía en el verano, cuando el barril estaba por los US$60 y las empresas argumentaban que perdían un 15%, porque lo que cobraban a los consumidores no les alcanzaba para hacer rentable su negocio de refinación.
¿El Gobierno tiene margen para bajar los precios? Sin duda que sí. De hecho, eso está sucediendo en otros países debido a la caída del valor internacional. La pregunta que cabe entonces es ¿por qué entonces no baja el valor en Argentina?
Porque en Argentina, para evitar los “picos” de la cotización internacional, las administraciones kirchneristas se manejaron con “barril criollo” donde se determinaba un precio del petróleo interno, diferente del internacional. Eso blindó a los consumidores de las subas globales.
Pero en este momento, el “barril criollo” cotiza a casi el doble del valor internacional, por lo tanto, deja de ser negocio para los argentinos.
Con una simple decisión administrativa se podría liberar el precio “criollo” y adecuarlo al mercado internacional, consiguiendo una disminución del valor de 50% aproximadamente. El litro rondaría entre los 25 y los 30 pesos de acuerdo a la marca y tipo de combustible.
Lobby petrolero
El secretario de Energía, Sergio Lanziani, se reunió días atrás con las provincias productoras de hidrocarburos y escuchó el pedido de mantener un precio en torno a los 50 dólares, para seguir teniendo rentabilidad, inversiones, regalías y evitar despidos en el sector.
Los “lobistas” petroleros salieron conformes de ese encuentro y enseguida trascendió la versión de que el cuestionado funcionario nacional le habría dado el visto bueno para cuidar que el negocio no se deprima. El paso de los días y la permanencia de los precios altos confirman la versión.
El interés de tres provincias (Neuquén, Chubut y Santa Cruz) se puso por arriba del resto del país. Lanziani debería dar explicaciones sobre por qué protege un negocio multimillonario, de grandes empresas, que sólo beneficia a tres provincias, y descuida el bolsillo de millones de argentinos y PyME que utilizan ese recurso estratégico para funcionar y generar empleo.
Mantener el combustible al doble del precio internacional representa casi una traición a los argentinos en plena pandemia, cuando se necesita solidaridad, honestidad y responsabilidad en los funcionarios públicos. Y no es menos grave de lo que hacía el exCEO de Shell, Juan José Aranguren, cuando fue secretario de Energía de la Nación y, desde un cargo público, beneficiaba a la empresa privada que pagaba su sueldo.
Lanziani deberá dar explicaciones acerca de por qué beneficia a los poderosos a costa del bolsillo de los argentinos. No fue colocado en su cargo para esto. De hecho, todavía no ha tomado ninguna decisión que beneficie al pueblo en los 110 días que lleva en el cargo.
Lo más preocupante es que en abril se debería dar la actualización trimestral del impuesto, que viene siendo postergada desde el segundo semestre del año pasado. Si este mes dejan de postergarlo, en lugar de bajar volverá a subir el litro de combustible en los surtidores.
Pero ¿qué ocurre en los otros países? En la gran mayoría está bajando el precio a los consumidores justamente para incentivar la economía, el consumo y ayudar a los diferentes sectores a motorizar la palanca impulsando una salida de la crisis.
Lamentablemente el funcionario responsable del área pareciera no estar pensando en las decisiones estratégicas más convenientes para los argentinos sino que lo tendría más ocupado su carrera política y sus intereses particulares.
La diferencia la paga el resto
Como corolario de esta situación, vale recordar que la diferencia originada entre tomar para el cálculo del precio del combustible un barril de petróleo entre US$ 20/ 25 o tomarlo en US$ 50 como el que negoció la Secretaría de Energía con las empresas petroleras, representa un monto anual de US$ 6.000 millones.
Dicho importe sale de los bolsillos de los usuarios, PyME, entre otros; y se distribuye entre las empresas del rubro como subsidio y a las provincias petroleras como coparticipación.
Así, les brinda a ambas una realidad muy diferente a la que viven usuarios, empresas y las otras provincias no petroleras en el día a día productivo, significando este sobrecosto una pérdida absoluta de productividad y rentabilidad individual.