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La cuarentena obligatoria total por el coronavirus llevó a transitar este año la Semana Santa de un modo distinto que, en opinión del sacerdote Alberto Barros, constituye “una gran oportunidad para la fe”.
“Será una Semana Santa atípica, pero no menos profunda”, reflexionó el párroco de la iglesia Sagrada Familia de Posadas y vicepresidente de Cáritas Diocesana.
“Todas las situaciones difíciles, como en este caso puede estar dada por este tema del COVID-19 -que exige este aislamiento social como medida sanitaria- siempre son una oportunidad. El hecho de tener que quedarse en casa, de alguna manera, ya nos obliga a un mayor silencio y quietud, a no estar corriendo de un lado para otro, sino que tenemos más tiempo para la reflexión y por supuesto la oración”, invitó.
Para Barros, quien no escatimó en críticas hacia quienes en estos momentos se aprovechan para vivir de la especulación y la mala fe, “la pandemia nos obliga de algún modo a repensar un estilo de vida. El hecho de tener que estar en casa le sirvió a mucha gente para reflexionar sobre lo que hacía con su tiempo, en qué lo gastaba, cuáles eran las inquietudes, las preocupaciones, qué cosas los entusiasmaban cada día”.
“De golpe, al estar en una situación como esta, entendimos cómo vivíamos, que nos dedicábamos a asuntos que eran muy accidentales y superfluos, preocupaciones sin sentido”, opinó.
Por eso, hay que aprovechar para “volver a lo importante, a los ejes fundamentales de la vida, a preguntarnos qué es lo que realmente vale la pena, lo que importa, que de golpe se descubre que son muy pocas cosas: amar, servir y ser capaces de perdonar. Tenemos una invitación a redescubrir el valor de nuestra casa, lo que según (el papa) Francisco se llama la ‘ecología humana’, para ver qué hicimos de nuestro mundo personal. De hecho, ahora que estamos más encerrados, la naturaleza está más viva que nunca. Esto nos tiene que servir para pensar qué estamos haciendo con nuestro planeta”.
“El materialismo consumista, la locura por tener, ha terminado en un rotundo fracaso. Nos tiene que servir para repensar la vida, volver a las cosas básicas, las esenciales, que no es otra cosa que vivir fraternalmente cuidando de los últimos, de los más pobres y cuidando de nuestra madre tierra, que en definitiva nos reúne a todos”, sentenció.
“La cizaña en el trigo”
En ese marco, Barros destacó la sobresaliente solidaridad de la población, aunque no negó que en medio haya también hechos lamentables:
“Siempre los momentos de dificultad suelen mostrar lo mejor del ser humano y también lo peor. En un momento como este, nos detenemos a pensar en aquellos que no la pasan bien, en los más pobres, en las personas que están presas y que ahora no pueden recibir visitas, en los problemas de hacinamiento en las cárceles. Hay un redescubrir de la importancia de mirar a esas personas que están por último y que en tiempos normales pasamos al lado sin mirarlos”, planteó.
“Estas situaciones nos hacen redescubrir la cantidad de hermanos y hermanas en situaciones de marginación y exclusión, que están necesitando de nosotros. El papa Francisco suele usar esta frase: ‘Tenemos que volver a escuchar el clamor de los pobres y el de la tierra’. Hoy la tierra y los pobres nos vuelven a gritar y mucha gente ha reaccionado muy bien, con mucha solidaridad, preguntando qué puede hacer, cómo alcanzar mercadería para la gente que no tiene la posibilidad de hacer una changa en este tiempo o viviendo día a día, porque no tiene como llevar el sustento diario a la casa”, destacó.
El drama social aparece en ese sentido, como la otra cara del necesario aislamiento. Para el párroco, “mucha gente lo vio y lo captó, pero también creo que hay mucho egoísmo que brota de esto y por ejemplo se ven esas incoherencias muy argentinas donde de golpe la pandemia nos ayuda a descubrir el valor de los médicos, enfermeros, personal de salud y se los aplaude, pero por otra parte está la gente que le pide a los médicos que viven en sus edificios que se vayan. Después están los sobreprecios, las avivadas en los negocios… Así como hay mucha solidaridad, también hay mucha gente que ha afianzado su egoísmo con el sálvense quien pueda. Es como pasa siempre: el trigo y la cizaña que conviven, como ya lo enseñaba Jesús en la parábola”, finalizó.
Transmisión de celebraciones
Este año, por la cuarentena, la Semana Santa se vive de manera especial, desde los hogares y en la intimidad de la familia. No hay misas para evitar las aglomeraciones, pero se pidió a todos los fieles cumplir con los preceptos de la Iglesia y hacerse un momento para la oración y el examen de conciencia.
Asimismo, para acompañar en un momento difícil en el cual muchas más personas se vuelcan a la fe, el Obispado de Posadas difundió el siguiente cronograma de transmisiones por radio Tupá Mbaé y Canal Doce Misiones:
*Hoy (Jueves Santo): misa de la Cena del Señor, a las 20.
*Mañana (Viernes Santo): a las 15 celebración de la Pasión del Señor.
*Sábado Santo: Vigilia Pascual. Misa a las 19.
*Domingo de Pascua: Misa central a las 11.