La situación de los productores de flores y plantas, como las de tantas otras economías, se ve afectada por el aislamiento social que provocó el COVID-19, ya que la demanda de las flores está estrictamente relacionada con los eventos sociales.
Se consumen flores en cumpleaños, nacimientos, en la puerta de los cementerios, en los casamientos, entre otros acontecimientos que ahora están prohibidos. Y por ello unos 30 mil puestos de trabajo corren serio peligro.
Además, crece la preocupación porque si frena toda la actividad de este sector productivo, disperso por todo el país, tampoco será posible abastecer de flores a la población en la próxima primavera, y así se verán por lo menos dos temporadas afectadas.
Con este panorama, el coronavirus se llevaría puestos más de 2.000 productores primarios, además de todos los demás eslabones de esta actividad, como los mercados mayoristas, las florerías, los viveros, y muchos oficios como floristas, paisajistas, jardineros, parquistas y las empresas de insumos, según recalcaron desde el portal digital Bichos de Campo.
En este contexto, la Asociación Argentina de Floricultores publicó además una petición reclamando ayuda urgente desde el Estado. Allí se argumenta que “no se puede vender, no se puede trasladar plantas y flores, se tira la producción, no se factura, no ingresa dinero, es dudosa la cobrabilidad de los cheques en cartera, se corta la cadena de pagos, no podremos pagar los sueldos, no podremos pagar los impuestos ni servicios, no podremos comprar nuevamente insumos para seguir produciendo, no pueden traerme los plantines y preparar las plantas para la primavera. Todo esto da un pronóstico de catástrofe para toda la cadena productiva y comercial”.
Para reactivar un poco la actividad, los productores proponen permitir al menos la venta online de flores y plantas, con envío a domicilio. Pero a esta altura con eso no alcanza y piden habilitar toda la cadena productiva y comercial. La urgencia es porque es un producto perecedero y entienden que al producirse y comercializarse en espacios amplios y al aire libre, comprometiéndose a tomar las medidas de seguridad indicadas sería un sector productivo menos que no se paraliza.
Ana Giovanettone, coordinadora de la Asociación Argentina de Floricultores y Viveristas, describió con mucha angustia la situación: “Es desesperante. La mayoría de los productores son PyME y micro PyME. Esto significa que van a quebrar. Necesitamos que el Estado comprenda que producimos productos perecederos. Lo que no se vende se tiene que descartar y en ese descarte se van cuatro meses de trabajo”, explicó.
Además advirtió que “está en juego toda una cadena productiva y comercial, porque el transporte es clave. Necesitamos una respuesta rápida pues no sólo se producen flores de corte sino también plantas ornamentales (plantines florales, árboles, arbustos y plantas de interior). Si no se toma una medida rápida tenemos dos temporadas de producción perdida, ya que no vamos a poder abastecer la próxima temporada de primavera verano”, añadió.
Si bien estos productores y viveristas están de acuerdo con las medidas de prevención que se están tomando ante la pandemia para priorizar la salud por sobre la economía, también son conscientes que en el contexto que están viviendo se encuentran severamente amenazados y en riesgo de no poder continuar con la actividad.