A sus tres meses de edad, Camilo había viajado a Buenos Aires para someterse a una operación por un ductus arterioso, en el Hospital Garrahan. Y es que en realidad, tal como este medio había publicado anteriormente, su enfermedad había comenzado mucho antes y luego de los estudios pertinentes le diagnosticaron panhipopituitarismo, un déficit total de hormonas hipofisarias secretadas por la glándula.
“Eso fue el causante de todo”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN Flavia Ríos, madre del pequeño. “Producto de eso, él tuvo ductus en el corazón”.
Cabe destacar que luego de la operación, tuvieron que quedarse un tiempo más en Buenos Aires porque “pensaron que Camilo tenía una parálisis en las cuerdas vocales y, si era así, iban a tener que hacerle una traqueotomía”, contó Nicolás Acosta, padre del niño.
Camilo después de la operación
Cinco meses después de la operación y ya en la tierra colorada, la familia contó cómo sigue el pequeño. “Los primeros días en que llegamos a Posadas, nos fuimos a pediatría porque supuestamente debía seguir internado acá”, contó.
Sin embargo, “acá nos dijeron que si lo volvíamos a internar iba a ser como retroceder de nuevo y como estaba un poco mejor, preferimos dejar el lugar disponible para los bebés que estaban en peores condiciones que él”, añadió.
A raíz de esto, Camilo se quedó en su casa “aunque todos los días íbamos al hospital para hacerle el chequeo del corazón, de las hormonas y de su temperatura”, explicó y agregó que “también empezó kinesiología porque su enfermedad le ocasionó retraso motriz porque en todo el tiempo que estuvo internado, él no pudo aprender a moverse: tiene ocho meses pero en lo motriz parece un bebé de cuatro”, dijo Flavia.
Además, la familia se había comunicado con el Instituto del Ciego porque “de un lado ve bien pero parece que perdió un poco la visión del otro ojo”. Sin embargo, “lastimosamente con la cuarentena, no pudo comenzar el tratamiento”.
Sin controles por cuarentena
Pese a que Camilo está estable y con los medicamentos correspondientes, lo cierto es que “todavía faltan muchos controles para hacer que quedaron en espera por el tema de la cuarentena”, se lamentó.
“Tuvimos que hablar directamente con el director del Hospital de Pediatría, porque Camilo necesitaba verse sí o sí con su endocrinóloga porque es la que le receta las pastillas, pero nunca podía porque era con turno”, sostuvo la mamá y aseguró que “sólo así conseguimos una consulta”.
Sin embargo, “lo que más nos cuesta es hacer los chequeos rutinarios, porque él tiene muchos controles que quedaron parados por la pandemia. Camilo tenía que hacerse una resonancia para evaluar su crecimiento, pero tampoco se la pudo hacer todavía”, dijo.