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El último martes, con los resultados de las últimas pruebas de sangre, el posadeño Julio Piró, quien se contagió de coronavirus en un crucero que quedó varado en Italia hace más de un mes, dejó el hospital en el que permaneció internado durante 25 días y ahora se encuentra en aislamiento en un lujoso hotel de Roma.
Desde que le detectaron COVID-19, durante su viaje de placer por la costa italiana, comenzó un monitoreo y más tarde fue hospitalizado en la capital italiana bajo cuidados extremos, por ser un paciente de alto riesgo. Sin embargo, más allá de una insuficiencia de oxígeno en la sangre, él nunca tuvo otros síntomas.
“Cuando me den el alta, el consulado en Italia me ayudará a volver a Argentina. Pero realmente todavía no sé cuándo podré hacerlo”, contó a la FM 89.3 de las Misiones.
“Estoy más cerca de que los análisis me den bien, porque a causa del contagio perdí oxígeno en la sangre. Salvo eso, el coronavirus nunca me produjo ningún síntoma, ni dolor u otra situación”, refirió durante una charla donde también explicó lo sucedido con Silvia, su compañera de viaje, quien sí la paso muy mal y estuvo en terapia intensiva.
“Al principio de la enfermedad ella se encontraba muy somnolienta, luego perdió el gusto por las comidas hasta que se fue agravando de tal modo que recurrió a una consulta médica dentro del barco mientras navegábamos por la costa de Dubai”, recordó.
“Llegó a tener una insuficiencia respiratoria grave y cuando el barco tocó la costa de Grecia ella se quedó internada en ese país. Yo no pude bajar del barco porque me lo impidieron. Estuvo tan mal que incluso perdió la movilidad. Actualmente, ya recuperada, se encuentra en rehabilitación para caminar y también volvió a hablar. Ella la pasó realmente muy mal”, relató.
Julio y Silvia se habían embarcaron el 6 de marzo y desde entonces pasaron por muchas complicaciones: mientras la mujer debió quedar internada en Creta, él fue trasladado desde un puerto italiano en una ambulancia que lo llevó directo a Roma. Estando allí prosiguió con atención adecuada y monitoreo por más de 25 días.
“Desde ayer (por el martes) estoy un poquito mejor, porque del policlínico me trasladaron a un hotel con todas las comodidades”, se explayó el misionero.
Las pruebas para monitorear su estado de salud se le practican cada dos o tres días. “No puedo saber cuándo me darán el alta, puede ser de una semana a quince días, esto es algo que no tiene tiempo”, aclaró.
El misionero contó que “pese a que me atendieron de forma fantástica, el contacto conmigo fue a través de llamadas telefónicas y videoconferencia. Mi contacto más directo fue con los enfermeros, pero también era muy complicado porque cada vez que entraban o salían debían cambiarse completamente la ropa y tirarla en una bolsa especial”.
“Desde los termómetros a cada elemento médico para la atención eran exclusivos. Me tocó estar en una habitación con un filipino, que no sabía español, pero cada uno tenía sus cosas”, describió.
Remarcó que “en Italia el contagio fue feroz y la gente sin recursos no accedía a este tipo de atención, porque es carísima”.
Su ventaja fue que “yo había pagado un seguro médico y tengo otra cobertura de Costa Cruceros que me garantiza cobertura hasta tanto yo vuelva a la Argentina. En el crucero éramos más de mil personas, unos 800 pasajeros más 500 empleados, y tenemos un seguro de viaje por un año”, explicó.
Cuarentena estricta
Julio Piró contó cómo es la situación social en el marco del aislamiento obligatorio, pero con la connotación de ser un extranjero: “Yo salí a pasear por el mundo, el mundo se cerró y me quedé afuera. Estoy afuera en esta locura que es una pandemia que se expandió demasiado rápido. Quiero volver a mi casa, fueron dos meses muy largos”.
“En Roma no hay un alma en la calle, si la magnitud de los casos de Italia hubiera ocurrido en la Argentina habría sido terrible. Somos un país en la quiebra y el presupuesto en insumos y atención habría sido una locura, una cosa increíble”, evaluó.