Vaya paradoja, en una época difícil como pocas para la humanidad, Mateo Labuckas (22) recibió la mejor noticia de su vida. El referente del tenis eldoradense y número uno del ranking provincial en los dos últimos años partirá hacia Estados Unidos, donde cumplirá el sueño de estudiar y, al mismo tiempo, jugar en uno de los niveles más altos.
Fue hace pocos días que la propuesta se hizo realidad y el nombre de la Union College de Kentucky -en el este norteamericano- pasó de ser una rareza a transformarse en lo cotidiano para el deportista afincado en el Alto Paraná, quien probablemente en agosto -si la situación sanitaria lo permite- emprenderá viaje con destino al norte.
“Tengo todas las fichas puestas en Estados Unidos, va a ser un sueño hecho realidad. Voy a poder competir sin tener que preocuparme por el presupuesto”, se emocionó Mateo, apenas horas después de conocer la noticia. Por eso, EL DEPORTIVO quiso conocer más sobre su carrera y las expectativas que tiene de cara a un viaje -con la raqueta bajo el brazo, claro- que seguramente marcará un antes y un después.
Mateo, antes que nada, contanos tu historia… ¿sos misionero?
Bien, en realidad nací en Formosa, pero me vine a vivir a Eldorado cuando tenía 3 años. Sucedió que mi viejo, Esteban, que es de Posadas, se fue a estudiar a Corrientes. Y allí se conoció con mi madre.
¿Fue tu viejo el que te inició en el tenis?
A mi viejo le gustaba mucho el tenis cuando era chico, pero nunca tuvo la posibilidad de jugar, es un deporte muy caro. Lo mío tuvo que ver mucho con uno de mis abuelos de Formosa. Tenía 10 años cuando mi abuelo me regaló una raqueta. Y así empecé. Primero le daba contra la pared, en mi casa. Tanto jugaba que me gané el odio de mi vecino (se ríe)… Me desapareció varias pelotas. Ahora ya puedo decirlo, porque no es más mi vecino, así que un saludo para don Eduardo (se ríe). Y así arranqué, con el frontón. Me gustaba tanto que un día le corté las cuerdas a la raqueta de tanto darle, pero así y todo seguí jugando como un mes así.
¿Cuál fue tu primer club?
Empecé en el Club Social Argentino, en el kilómetro 9, que fue el primer club de tenis de Eldorado. Ahora no están más las canchas y se descuidó mucho, pero antes el predio estaba muy lindo, tenía dos canchas y eran pocos los que jugábamos. Y bueno, ahora que se inauguró el Eldorado Lawn Tennis, la disciplina volvió con todo a la ciudad, pero cuando empecé, eran pocos los que se dedicaban.
¿Recordás el nombre de tu primer profe?
Sí, mi primer profe fue Gustavo Martin. En el Argentino entrené un tiempo y después me fui al Eldorado Tenis Club, en el kilómetro 18. Y ahí empecé a jugar tenis. También me entrenó en esos primeros años Marisol Zubrecki, una conocida profe y exjugadora.
Ahí empezaste a “jugar de en serio”, por así decirlo…
Sí, sí, pero el quiebre fue cuando tenía 14 años, en 2012, que me decidí y con el apoyo de mis viejos me fui a hacer la pretemporada en Buenos Aires. Estuve con Claudio Sosa, en el Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Volví para seguir compitiendo en Eldorado, y en 2013 fui de vuelta a GEBA para la pretemporada. Ese año falté a la mitad de las clases en la escuela, por eso es que en 2014 resolvimos que hiciera libre la escuela para dedicarme al tenis. En 2014 hice pretemporada en Chaco, después un tiempito en Posadas y de ahí a Buenos Aires, donde estuve todo ese año. En 2015 hice la pretemporada, pero ese año lamentablemente dejé de jugar…
¿Qué pasó?
Más que nada fue por el tema económico, que estaba complicado. Y eso me sacó mucho las ganas de seguir. Era entrenar y entrenar, pero a la hora de salir a competir se complicaba. Decidí retomar los estudios, quinto año de la secundaria, con mis amigos. Me habían quedado muchas materias de cuarto año, así que tuve que rendir libre muchas. Y en 2017 me fui a Posadas a estudiar para Contador Público en la UNaM. Estuve seis meses estudiando y dejé completamente de jugar. No tocaba la raqueta. Llegué a pesar 103 kilos, cuando mi peso normal es de 85.
Ese podía haber sido el final de tu carrera, pero decidiste volver…
Sí, sí, pero cuando me di cuenta de que físicamente estaba muy mal, de vuelta agarré la raqueta y volví a los entrenamientos. Empecé a jugar los torneos provinciales y ese año gané la temporada y el Masters. Y de vuelta al ruedo: en 2018, otra vez pretemporada en Chaco, pero pasaron un par de cosas, como el fallecimiento de mi abuela, además del tema económico, que también se complicó mucho…
Siempre se dice que el tenis es un deporte caro…
Y efectivamente lo es. Para que tengas una idea, en ese momento la academia de tenis, es decir, donde haces la pretemporada, tenía un costo de entre 15 y 20 mil pesos por mes. Y a eso tenés que sumarle el alquiler, la comida, etc. Hoy por hoy, tengo entendido que una academia en Buenos Aires no baja de los 30 mil pesos por mes. Entonces se hace muy difícil. Ese monto te incluye la preparación física, los profes. Estás contenido dentro de un equipo, obvio. Y yo en Buenos Aires zafaba de pagar alquiler porque vivía con una tía, pero si no, sí o sí necesitás un esponsor. Esa es una de las causas por las que se hace tan difícil llegar, sobre todo si vivís lejos de esos centros de alto rendimiento. Y todo eso sin contar los viajes de competencia.
De regreso a tu carrera… en 2018 jugaste tu primer Future…
Sí. Ese año volví a Eldorado pero seguí jugando poco. Empecé a entrenar con Cristian Duarte, quien me ayudó mucho en la motivación. Entonces hice una pretemporada cortita en Buenos Aires, en Parque Norte, con el profe Fabián Blengino, entrenador del brasilero Thiago Monteiro, actual 82 del ranking mundial. Y a fin de ese año estaba los torneos profesionales, un Future en Corrientes, que gané cinco partidos de la prequaly y perdí en primera ronda con Hernán Casanova, en ese entonces 300º del mundo. Y días después fui al Future en Córdoba. Ahí llegué a la final de la qualy. Sin dudas, fue mi mejor momento, física y técnicamente, pero me condicionó poder jugar pocos torneos ATP. Ese año hubo diez campeonatos y sólo pude jugar esos dos, lo económico otra vez hizo que se complicara participar.
¿Y el año pasado?
Arranqué 2019 con la idea de entrenar a full. Incluso entramos en la ley de esponsorización que tiene la provincia, pero se nos complicó mucho conseguir apoyo privado. Jugué hasta mitad de año acá y después comencé a jugar torneos por plata en Brasil. Son torneos de mucho nivel, donde te pagan el hospedaje y la comida, además de los premios en reales. Estuve a full con eso y entrenando con Cristian, Nico y José Larrategui, del Eldorado Tenis Club.
¿Cómo llegó la posibilidad de la beca universitaria en Estados Unidos?
La cuestión es que este año arranqué de vuelta, pero en Posadas, con Fernando “Pulga” Damus. Y de ahí surgió la posibilidad de esa beca para jugar y estudiar allá. Hubo varias propuestas, pero días atrás finalmente salió lo de la Union College de Kentucky. Fue una alegría tremenda.
¿Cómo viene la mano? ¿Cuándo te vas?
Ya firmé todo y ahora estoy estudiando inglés, porque te exigen un examen de idiomas antes de viajar. Si lo apruebo ahora, me voy en agosto, siempre y cuando la cuestión sanitaria lo permita. Y si no, será en enero. La fecha aún no está definida, dependerá del examen.
¿Qué expectativas tenés?
Estoy muy contento y con muchas ganas de empezar a competir. Todas las fichas están metidas en Estados Unidos, va a ser un sueño hecho realidad. Y va a ser lo mejor, porque voy a poder competir para la universidad y, en los tiempos libres, jugar torneos profesionales. Y lo interesante es que voy a poder competir sin tener que preocuparme por el presupuesto, por eso creo que voy a poder jugar más suelto, más tranquilo. Ojalá se me pueda dar y sume puntos ATP, lo que sería otro sueño a cumplir. Y otro punto importante es que en cuatro o cinco años voy a poder volver con un título. En mi caso, voy a estudiar Business, es decir, Negocios.
¿Qué es lo que más vas a extrañar?
Mirá, sí o sí voy a llevar yerba para los mates (se ríe). Y después, a mi familia, claro, a mis viejos, mis amigos. Y también a mis perros.
En cuanto a lo deportivo, ¿es el tenis más difícil que un deporte por equipos?
No sé si más difícil o no, pero te puedo decir que es muy sacrificado. Tenés que poner todo de vos para poder llegar. Y en la cancha sos vos solo. Por eso también tiene mucho que ver lo psicológico. Y se trabaja mucho ese aspecto, más que nada para no perder el foco en los momentos clave, no tener miedo y bajar la ansiedad. Es que el tenis te genera mucha ansiedad, ya querés saber cómo va a terminar el punto. Y tenés que mantener la concentración y estar muy tranquilo…
Lo psicológico es clave…
Tal cual. Es lo deportivo, pero también la cabeza. Por ejemplo, tenés que manejar el enojo cuando las cosas te salen mal, porque el que se enoja, pierde. Y tenés rituales para concentrarte. Cuando ves por televisión a un tenista profesional que sistemáticamente pica la pelota cinco veces antes de cada saque, no es fortuito ni casualidad. Son rituales que se hacen para concentrarse.
¿Qué es el tenis para vos?
Para mí, el tenis es todo. Es en lo que pienso en la mayoría del tiempo. Todo el día me lo paso pensando como mejorar. Como que no tengo otra opción. El tenis es mi vida.
“Es dueño de un potencial importante”
Sobre Mateo también brindó su opinión Fernando “Pulga” Damus, actual entrenador de Labuckas y quien a través de su centro deportivo internacional permitió que el sueño de la beca universitaria deportiva se haga realidad para el player.
“Mateo tiene mucho potencial y cuenta con tres elementos que son clave: tiene muy buen saque, una muy buena derecha y sabe competir, es decir que no se achica en los momentos difíciles y saca pecho. Con esas tres cosas, como se lo digo siempre, si las mantiene, puede llegar a ser muy peligroso”, explicó Damus, especialista en el tema, a EL DEPORTIVO.
En efecto, para “Pulga” el viaje a Estados Unidos significará un quiebre para Labuckas. “Personalmente creo que jugando en ese nivel va a poder madurar en lo deportivo y encontrar su mejor rendimiento. Siempre digo que me hubiese gustado tenerlo de más chico para formarlo”, aclaró el entrenador.
Una vez que viaje hacia el país del norte, Labuckas formará parte de la docena de deportistas misioneros que Damus, a través de su centro, logró ubicar en distintas universidades estadounidenses, siempre bajo becas deportivas. Entre ellos se cuentan jugadores cono Manuel Belda, Santiago Romero, Francisco Sáez, Gerónimo Vivero, Marianela Landi, Macarena Ruiz (quien, a diferencia del resto, es jugadora de vóleibol) y Nicolás Martínez, sólo por citar algunos. Otro sueño en marcha.