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Los barbijos llegaron para quedarse y el fenómeno del uso de mascarillas “personalizadas” ya es un fuerte “boom”. A casi dos meses del aislamiento obligatorio, la gente comenzó a pensar en diseños de tapabocas más “amigables” con la vestimenta pero que a la vez cumplan con el objetivo fundamental, que es evitar la propagación del COVID-19.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el único material aceptable para realizar barbijos caseros es el que se utiliza en los filtros de las aspiradoras, que es la misma tela con la cual se confeccionan las fundas para almohadas.
Con ese requisito más otros conocimientos, Lara Maciel (9) una niña de Cerro Azul, diseñó y desarrolló su propio barbijo personalizado, tejido a crochet, al que le agregó un filtro de tela más otro filtro desmontable a partir de pañuelos descartables. Éstos se desechan una vez utilizados y el tapabocas se puede lavar para volver a usar.
En realidad no se trata de un sistema novedoso: en las redes se puede ver barbijos confeccionados con distintos tipos de telas, inclusive algunos creadores apuestan por experimentar diseños, colores, texturas, sublimación y formato. Pero el resultado fue un fenómeno viral que se replicó primero entre sus familiares y amigos y trascendió en las redes sociales, tanto por la audacia en la creación como también por la forma en que la niña le encontró la vuelta para ocupar su tiempo durante la cuarentena.
La mamá de Lara, Lorena Knebel -quien también teje e inspiró a su hija a tomar las agujas desde muy chiquita- la acompañó en el proceso. Al ser una persona vinculada a la artesanía textil, pudo resolver el problema del aprovisionamiento de material. “Hice un barbijo para mi proyecto escolar, otro para una amiga y también el mío”, contó la niña en una charla con PRIMERA EDICIÓN, donde confió que se siente “preocupada” por el coronavirus. “En casa estamos resguardados si cumplimos con las medidas sanitarias. Si nos quedamos, estamos sanos y salvos”, recordó.
Si bien explicó que el objetivo no era inspirar a nadie, tanto ella como su madre se dieron cuenta de que de alguna manera se constituyeron en un ejemplo. “A esta altura de la cuarentena, a la gente ya no le alcanza con usar el barbijo quirúrgico. Como lo vamos a tener que utilizar por mucho tiempo, tiene que ser lindo y en lo posible mostrar un rasgo de la personalidad o el gusto del portador”, describió Lorena.
“Tejerla a crochet salió a raíz de cambiar un poco la imagen del barbijo tradicional, por eso decidimos hacer algo que nos gusta, que es tejer, y lo pudimos combinar con todas las medidas de seguridad”, detalló la mujer.
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Generación de tejedoras
“Mamá siempre me incentivó a tejer y tengo muchos trabajitos realizados, cuando se nos ocurrió la idea de hacer un barbijo tejido no dudé un instante y fuimos diseñando el proyecto, paso a paso”. Los resultados de la explicación de la niña quedaron grabados en un video donde realiza una descripción de lo logrado.
Comenzó con la técnica de la cadenita y el medio punto, muy pronto el trabajo estuvo terminado.
La afición por el tejido en la familia proviene de generaciones anteriores, la mamá de Lara también aprendió siendo niña bajo la mirada de su abuela. “Se convirtió en una tradición que seguimos inculcando en nuestras familias. A mí particularmente me gusta mucho”, contó.
Agregó que “después de formar mi familia seguí tejiendo y aprendiendo en mis tiempos libres e incluso ahora estoy haciendo un curso de bordado a distancia. El año pasado había hecho una compra grande de material por eso tenía stock”.
La familia Maciel-Knebel está formada, además de Lara y Lorena, por papá Víctor Andrés Maciel, Esteban Andrés y Olivia Antonela, hermanos mayor y menor de Lara. Se sostienen con la panadería familiar; sin embargo, como el tejido forma parte del universo de pasatiempos que les ayudan a sobrellevar el aislamiento, en la casa todos se distraen con esa actividad que tanto aman.“Lara se interesó desde muy pequeña en el tejido y, a partir de una tarea propuesta por la escuela, combinamos eso más nuestro gusto por crear. Ella demostró mucho talento e interés desde chiquita, pero Incluso mi hijo de 17 aprendió a hacer algunos puntos”, sonrió.
La calidad por sobre todo
Lorena Knebel dijo que “si bien ninguno de los miembros de la familia se dedica a emprender con el tejido, la tradición familiar pesa fuerte. Cuando las personas vieron los resultados, se impresionaron por la buena calidad y muchos hasta se animaron a hacer comentarios para que los hagamos para la venta”. “La verdad es que todos le estamos poniendo onda a la cuarentena, por eso la gente busca barbijos más decorados, o que al menos no sean antiestéticos, pero siempre cumpliendo con el fin de protección que tienen que tener”, sentenció.