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“Hace un tiempo veníamos viendo cómo venía el panorama en la provincia y el país y cuando vimos que en Misiones comenzaron a liberarse más actividades, decidimos avanzar en la reapertura del comedor, siempre y cuando el Gobierno nacional no diera un paso atrás en las medidas”, contó a PRIMERA EDICIÓN el secretario adjunto de Asuntos Estudiantiles de la UNaM, Alexis Janssen. Cabe destacar que hasta el momento el comedor sólo ofrece viandas al mediodía, de lunes a sábados.
Protocolo de seguridad e higiene
Se trabajó estrictamente bajo un protocolo que “se elaboró en conjunto con la gente de Riesgo de la Universidad, la Secretaría General de Asuntos Estudiantiles y con el personal del comedor, teniendo en cuenta también las directivas de la provincia”, dijo.
El primer paso fue evitar la aglomeración de gente, por lo que decidieron dividir a las facultades por horarios. “Los chicos de la Facultad de Humanidades pueden retirar la vianda de 11 a 12, los de la Facultad de Ciencias Exactas de 12 a 13 y los alumnos de la Facultad de Enfermería de 13 a 14”, explicó y agregó que “también vinieron algunos chicos de Económicas pero como eran poquitos, podían retirar la vianda en cualquiera de esos horarios”.
Antes de ingresar, “se les toma la temperatura y si tienen menos de 37.5 pueden entrar”, contó Janssen y aclaró que “no tuvimos ningún caso de algún estudiante con una temperatura más elevada”.
También colocaron tres alfombras por donde los chicos deben pasar: “una para limpiarse el calzado, otra con un desinfectante especial y otra para secarse”. Dentro del comedor, “los pasillos están delimitados con guías para que no puedan acceder a otra parte del comedor y cerramos los baños”, expuso.
Además, cada dos metros colocaron señalizadores para que se respete la distancia mínima requerida y “hay una persona que controla que los estudiantes se laven y sequen las manos antes de recibir las viandas”.
Finalmente, una de las medidas centrales tiene que ver con la entrega de las viandas. “Es importante que el cocinero sirva la comida sin tener contacto con el recipiente del estudiante”, sostuvo.
Por ello, deben apoyar el tapper en un espacio señalizado y una vez que le sirven, el estudiante debe retirarse del lugar.
“Antes del turno de la siguiente persona, hay una persona que se encarga específicamente de desinfectar la superficie donde estuvo apoyado el recipiente”, explicó.
Un primer día no tan concurrido
“Al tiempo que tuvimos que cerrar el comedor, nos preguntaban cuándo íbamos a reabrir”, dijo Janssen y agregó que en muchos casos, los asistieron con mercaderías. También hubo un pedido de Humanidades para presentar un protocolo de reapertura pero “justo en ese momento Misiones estaba con casos y había contagio comunitario, la situación era más delicada”.
Por ello, esperaron hasta este momento y se sorprendieron al recibir menos gente de lo esperado.
“Pensamos que íbamos a llegar a unas 550 porciones, pero servimos un poco más de 300”. Debido a esto y que a la noche no ofrecen la cena, “les dimos porciones abundantes”.