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Pasillos de silencio, humedad y frío se destacaron este viernes tras el llamado a indagatoria a los jóvenes aprehendidos por el homicidio a balazos de la suboficial de la Policía de Misiones, Romina Beatriz Rodríguez.
Todos bajo consejo de defensores públicos oficiales se ampararon en su derecho de no responder en su contra y quedaron imputados provisoriamente por el asesinato a balazos del martes -entre las 7 y 7.20- en la vivienda del barrio Horacio Quiroga en Garupá.
A los tres jóvenes detenidos hasta el jueves por la noche, se sumó nuevamente ayer un cuarto, por lo que el presunto grupo que irrumpió con intenciones de robo en la casa (de calle Guaraní casi Caá Yarí) de la sargento de 35 años, habría sido conformado por dos hermanos y los restantes partícipes, todos vecinos de barrios aledaños, con antecedentes varios de delitos contra la propiedad y la integridad.
De fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, se destacó que la posibilidad que decidan declarar en indagatoria podría surgir durante los próximos días, una vez que los letrados patrocinantes analicen las actuaciones a incorporarse en el expediente que lleva adelante el juez de Instrucción 2, de la Primera Circunscripción Judicial, Juan Manuel Monte.
Imputados
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En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, todos los involucrados fueron llevados hasta la sede judicial de la calle Santa Fe, entre Buenos Aires y Rivadavia, para la notificación de sus abogados y de la imputación provisoria de “homicidio calificado por el uso de arma de fuego, robo en poblado y en banda”.
El operativo fue dispuesto por la Dirección Homicidios y efectivos de la seccional Quinta de Garupá, perteneciente a la Unidad Regional X y grupos especiales.
Trascendió de los mismos voceros en contacto con este Diario que, tres de los detenidos contarán con el padrinazgo legal de un defensor oficial y el restante tendrá uno distinto ya que se baraja que su testimonial o relato brindado en sede policial incrimina a los restantes. Por lo que, ante la contraposición de intereses, deben ser tutelados sus derechos de forma individual.
Sigue la pesquisa
Los investigadores policiales continúan con el rastrillaje y cruce de datos que pueda dar con la pistola nueve milímetros, Hi Power de marca, el arma reglamentaria de la suboficial Rodríguez quien prestaba servicio en horario vespertino, en la Dirección General Judicial de la Jefatura de Policía.
La primera línea de la sospecha es la referente a que los delincuentes escaparon con la pistola. Que la fueron a robar, que era el “botín que deseaban obtener” y que por tal motivo fueron decididos y enajenados por el exceso de drogas y alcohol previo mientras pergeñaron el golpe.
Pero también se sumó de fuentes exclusivas de este Diario, la firme posibilidad de que contaban con un dato o información sobre que Romina Rodríguez y su pareja, un empleado municipal de Posadas, ahorraban dinero del Ingreso Familiar de Emergencia que se distribuye para hacer frente al aislamiento social y obligatorio por la pandemia mundial de coronavirus y de un préstamo que habían solicitado para continuar con la ampliación de su hogar.
En cuanto a la cantidad de dinero, la estimación no indica un monto considerable. Al contrario, algunas voces señalan que el ahorro ya estaba gastado o destinado a señar materiales de construcción.
Rodríguez, su concubino y un hijo de seis años de ambos, vivían en un pequeño monoambiente que intentaban modificarlo, ampliarlo con mampostería.
El martes cuando aún el sol no iluminaba y la pareja de la sargento ya se dirigía en su motocicleta a trabajar, los delincuentes ingresaron por la fuerza al hogar y al menos uno de ellos le disparó a Rodríguez cuando se despertó e intentó defenderse y hacer lo propio con su niño.
No lo logró, un balazo calibre 22 le impactó en la cabeza y dos en el abdomen, por lo que cayó inerte boca arriba nuevamente en la cama.
Tras los estampidos los asaltantes huyeron y el hijo que observó el macabro crimen corrió a gritar en la calle para que ayudaran a su madre. El esfuerzo de los vecinos fue en vano, porque la herida de bala en el cráneo fue determinante para el óbito.
Romina Beatriz Rodríguez estaba embarazada de siete meses y esperaba el nacimiento de una niña.