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Se llamó Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano y fue el creador de nuestra bandera. Nació un 3 de junio de 1770, en Buenos Aires. Solamente vivió 50 años y falleció un día como hoy: el 20 de junio de 1820. Fue abogado, economista, periodista, político, diplomático y militar. Fue uno de los padres fundadores de nuestro país y por ello, al cumplirse 200 años de su fallecimiento, la Argentina le rindió un homenaje al declarar al 2020 “año del General Manuel Belgrano”.
Con un pensamiento vanguardista para el contexto, fue uno de los primeros en hablar de la industria nacional, “para que los productos tengan un valor agregado. Además, pensó en escuelas de dibujo técnico. Las pensó para formar a las personas, para que aprendan matemática, construcción y dibujo, porque para tener autonomía en la comercialización y no depender de los barcos de España o de Inglaterra, debíamos formarnos y formar”, señaló Juan Carlos Belgrano, descendiente directo de Manuel Belgrano.
Desde ese lugar, el prócer no sólo pensó en ideales de libertad, sino que además los puso en marcha y “buscó los medios y la practicidad para que todo esto se logre”.
Verdadero líder
Desde la provincia de Córdoba, Juan Carlos Belgrano recuerda su niñez en casa de su abuela, en la ciudad de Buenos Aires, donde “había un cuadro en el cual se lo ve a Manuel Belgrano posando y de fondo se observa la batalla de Salta. Ese cuadro estuvo en casa de mi abuela hasta que fue donado, pero no había otros elementos del prócer, solamente ese”.
Durante la entrevista con PRIMERA EDICIÓN, Juan Carlos explicó que el apellido se unió a la sangre de la siguiente manera: “Manuel tuvo una hija, Manuela, que se casó con Vega y nació la nieta de Belgrano: Flora, quien se casó con un primo segundo, Juan Carlos Belgrano”, resume para que se comprenda su linaje.
Respecto a los pensamientos del prócer, indicó que “cuando estuvo en Europa tuvo acceso a determinada bibliografía sobre la Revolución Francesa e hizo traducciones. Pensó en la educación, en la economía y en el trabajo, que como sociedad debemos pensarnos así: íntegramente”.
Poco después, cuando Manuel Belgrano regresó al país, “comienza a escribir en La Gazeta de Buenos Aires sobre la diversidad de propuestas basadas en la manera de producción, la necesidad de fomentar la tierra y generar industrias”.
Y pensó, también, en los momentos en que no hay producción, “pero si hay industria, esto permitirá seguir teniendo los recursos. Sin duda, un pensamiento innovador para la época”.
Estudió el comercio y “consideró que era necesario que los productores pongan sus precios, pero para eso era necesario aprender matemática, para tener claridad en los costos. Para Manuel, una forma de pensarnos como comunidad y sociedad era la de pensar en el bien común. Él trabajaba en torno a eso: generar elementos que ayuden al desarrollo de la ciudadanía”, precisó.
Conexión con la ciudadanía
El pensamiento revolucionario del prócer va evolucionando: “Todo esto lo pensaba mientras dependíamos de España, incluso al principio, dependiendo de España pero con autonomía en nuestro país. Después termina siendo militar”, resume Juan Carlos.
Para él, la forma de comunicarse con la ciudadanía fue uno de los dones más contundentes de Manuel Belgrano: “Toda posibilidad de revolución tiene que tener un acompañamiento del pueblo, la revolución no la hace una sola persona, la hace un pueblo. Es importante porque, si tenemos líderes, son quienes marcan el rumbo, pero los protagonistas son los ciudadanos”.
“Manuel reconoce a tantas personas, pueblos originarios que integraron los ejércitos y estuvieron en la lucha; y además, entiende que es necesario traducir la declaración de la Independencia en aymará, para que los pueblos originarios puedan enterarse de la Independencia”, valoró.
Su labor en la tierra colorada
Juan Carlos Belgrano fue por mucho tiempo director de Cáritas y párroco de la iglesia San Antonio en Posadas, donde dejó una profunda huella. Al parecer, recíproca: “Llegué a Misiones en 1991 y volví a Buenos Aires en enero de 2008. De la tierra colorada me he llevado muchos recuerdos queridos, mucho trabajo comunitario de generar redes, buscar que los valores nos permitan vivir mejor, mucho andar. Hemos conectado con muchas personas y cada tanto vuelvo a la provincia”, señaló a PRIMERA EDICIÓN.
Actualmente se encuentra en Córdoba, en un paraje ubicado al sur de la provincia, lindante con San Luis. “Por la cuarentena vivo en mi casa, donde produzco mi propio alimento, y en la medida que puedo, comparto talleres en torno al cuidado y prevención de violencia y abuso sexual”, que debido a la pandemia del coronavirus ahora se encuentran paralizadas.
En los últimos años Belgrano se formó en biodanza “para ayudar a liberar las tensiones que quedan en el cuerpo y encontrar la posibilidad de fortalecer y armonizar las emociones y desarrollar las potencialidades que tenemos”.
En su casa de Córdoba tiene una enorme y completa huerta, donde cosecha todo tipo de vegetales y frutas.