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Pocos días antes de la Navidad de 2019 una niña de siete años viajó a pasar esta celebración con su padre a Toledo, cerca de Cascavel en el estado brasileño de Paraná, a 180 kilómetros de su hogar materno en Bernardo de Irigoyen. Debía retornar antes de carnaval pero recién el jueves pasado, tras siete meses de pedidos de restitución la menor logró volver a abrazar a su madre en suelo misionero.
Un padre que cambió de planes y decidió, sin razón ni fundamentos, que la menor no regresara en febrero, sumado a los escollos legales y las restricciones fronterizas reforzadas con la irrupción de la pandemia mundial de COVID-19, devinieron en el derrotero de un defensor de menores de la Tercera Circunscripción Judicial de Misiones hasta lograr que la niña regresara a su casa en Irigoyen, con su joven madre y sus hermanos.
Los trámites de restitución que se realizaron a través del Ministerio de Relaciones Internacionales y Cultos de la Nación, los encabezó Alejandro Casco, defensor oficial Civil 2 de Eldorado, por subrogación en jurisdicción del Juzgado de Fuero universal de San Pedro, a cargo de Mariangel Koziarski.
Audiencias por videoconferencias, seguimiento y diálogo acompañados por la Justicia brasileña, se necesitaron para que los acuerdos internacionales de restitución y consignación de menores que ambos países son adherentes.
La madre de la niña, ante la negativa del padre a cumplir con la restitución como había firmado en diciembre pasado, recurrió a la Justicia y fue la jueza Koziarski la que acompañó las pedidos del defensor Casco.
El jueves, la menor y su padre subieron a un colectivo en Toledo y arribaron al mediodía hasta la localidad de Barracao y luego Dionisio Cerqueira para cumplir con la orden judicial ratificada en el vecino país.
La menor fue revisada por los controles sanitarios de ambas orillas fronterizas montados para frenar el avance del coronavirus.
El reencuentro con su madre fue emotivo, según remarcaron las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN.
La menor no presentaba ningún síntoma de COVID-19, uno de los puntos que mayor alarma generó a la progenitora y al instructor judicial, ya que la zona del estado de Paraná donde estuvo la pequeña misionera es de la de mayores índices de aumentos de casos de la pandemia.
En diálogo con este Diario y luego que la menor ya se encontraba a salvo y cumpliendo con el aislamiento obligatorio en la casa materna, el defensor Alejandro Casco remarcó el éxito del procedimiento: “Fue difícil durante los primeros días de marzo en que el progenitor se negaba a restituirla a la niña, luego ya con los avances judiciales cambió de decisión sin que se tornara más traumática la situación para la pequeña, y se realizaron todas las audiencias necesarias con videoconferencias lo que ayudó a que el vínculo con la madre se mantenga estable”.