En tiempos de pandemia, la tradicional Caña con Ruda, reafirmó su misticismo para alejar los males y las enfermedades que aquejan.
Esto se vio reflejado ayer en los negocios, donde en varias góndolas se vio la escasez de esta bebida debido a su alta demanda de los últimos días.
Mientras que otros lograron macerar una semana antes, este brebaje se convirtió en una especie de panacea universal, para realizar el ritual matutino de beber tres tragos en ayunas.
Esta transparente guaripola, en especial la que proviene del Cerro de Santa Ana, teñida de verde por la inmersión de ramas de esa planta tan involucrada en la medicina popular y las ceremonias profanas, se ha convertido a través de los siglos en la esperanza de los enfermos o los desamparados que la beben el 1 de agosto con fe digna de causas tan trascendentales como aliviar una pobreza causada por falta de trabajo, calmar un insoportable dolor de muelas y hasta disimular un embarazo no deseado.
Y por qué no, hasta para superar los escollos que presenta para dos enamorados la negativa actitud de sus padres frenando las esperanzas de vivir juntos casados o acompañados, por civil o por iglesia o por el permiso de las familia, el asunto es amarse y convivir.
En la actualidad la Caña con Ruda se vende ya preparada en los almacenes y las ramitas como hierba medicinal en ferias y herboristerías. En muchas localidades no pertenecientes al Paraguay o al Litoral y Norte argentino se “mata el bicho”, creencia basada en celebraciones de otros siglos y puntos geográficos, bebiendo una copita de licores como ron, grapa, whisky, cañas varias, coñac entre otras, de igual manera que la caña con ruda en donde es costumbre: una copita en ayunas y en 3 traguitos.
Misticismo de agosto
A pesar de las situaciones que acontecieron, el octavo mes se convierte en un período cargado de esperanza. Es así que cada 7 de agosto se evoca y venera al patrono del pan y del trabajo, San Cayetano surgiendo en manos de sus devotos un ramillete de espigas de trigo y en la mente de sus creyentes la profana letanía “pan y trabajo”, a veces con el agregado de “amor y paz”.
Y por mucho que parezca lo que se le pide al celestial venerable, el millón de fieles congregados en la iglesia central de Liniers (Buenos Aires) o en todos los templos donde se reverencia su imagen, parece señalar que cumple con todos o casi todos los pedidos.
Por su parte San Roque, el santo patrono de los enfermos y protector contra mordeduras caninas, tiene su jornada agostina el día 16 y, si bien a San Cayetano se le atribuye abogar para que en ningún hogar falte el pan en la mesa familiar, el emblemático presente para San Roque es un panecillo que se entrega en las iglesias y luego se reparte entre los feligreses.
El 30 de agosto es el día de la primera santa americana, la limeña Santa Rosa y el 31, San Ramón Nonato recibe las oraciones como patrono de las parturientas y embarazadas y se ocupa del cierre de la cartelera de fiestas patronales.

Reptiles molestos y lapachos florecidos
Suele decirse que el viento norte que acompaña en muchas siestas a agosto, enardece a los reptiles y es por eso que los consejeros populares y curanderos recomiendan no salir al monte descalzos ni tener como mascota a una yararácusú.
Además este mes hace florecer los lapachos que inspiraron a Salvador Lentini Fraga y, se dice que, además de anunciar el cese de las heladas, delatan la presencia de Dorados en el Paraná que así, descubiertos e indefensos, caen en los anzuelos de los espineles u otros artilugios de los pescadores.
Agosto también es el Día del Niño, una fecha comercial a la que nadie puede negarle que en su vigencia da gusto ver como la gurisada toma chocolate y participa de espectáculos y diversiones que se le ofrendan gratis, dándole a uno ganas de volver a la niñez.
Umbral de primavera
Al parecer terminadas las lluvias y los fríos del año, a agosto se lo extraña rojizo de tierra con la que el viento lo envuelve, cálido umbral de la primavera. Los momentos desagradables con que castiga a los mortales agosto se ven sobre el final de su anual y continua vigencia barridos por su propio viento norte, llegando al día 31 que se supone sea el umbral de la primavera con el florecer de las azaleas en los jardines o los lapachos, lluvia de oro y algún chivato adelantado en las calles, avenidas o al borde de las rutas misioneras. Sol a pleno, mate natural y mandarinas sobre la gramilla (reunión que se gestaba en los prados adyacentes al aeropuerto de Posadas), del jardín o en la costanera, es parte del legado de agosto que completa una pandorga multicolor llevando al cielo secretos mensajes deslizados por su cordel.
Día de la Madre Tierra
La ceremonia de la Caña con Ruda se celebra en consonancia con el Día de la Pachamama (La Madre Tierra,) junto a las comunidades aborígenes de Latinoamérica, máxima deidad de sus creencias, donde se abre un pozo en la festejada tierra y se echan en ella comidas, muestras de las cosechas de legumbres y cereales, verduras, frutas y dulces para luego festejar con bailes y la ingesta de preparados alcohólicos en los que se maceran ciertos vegetales; el más usado es la ruda a la que se otorgan propiedades curativas y milagrosas.