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La pandemia de coronavirus y la situación sanitaria a nivel mundial desnudó las urgencias del desarraigo. Miles de personas quedaron varadas lejos de casa, sin sus familias ni la posibilidad de volver. Para muchos, obviamente, eso se transformó en una situación traumática. Sin embargo, siempre existen excepciones.
Horacio Miranda (19) es de Tierra del Fuego pero hasta el inicio del aislamiento vivía en Buenos Aires, donde entrenaba junto a la Selección Argentina juvenil de lucha olímpica. Allí se hizo amigo del posadeño Ricardo Báez (24), referente a nivel nacional de la disciplina, quien en virtud de la situación en Misiones, lo invitó a entrenar durante el aislamiento en Posadas.
La estadía, supusieron ambos en marzo, debía ser de dos semanas. Es que nadie imaginaba la realidad de hoy. Por eso, Horacio ya lleva ¡¡¡cinco meses!!! varado en Posadas. No obstante, su perspectiva es diferente: se enamoró de la tierra colorada, donde aprovecha a diario para entrenar y piensa, por qué no, en afincarse en Misiones.
“Misiones tiene una energía positiva, al punto que estoy pensando en quedarme a vivir acá”, le dijo Miranda a EL DEPORTIVO, que lo visitó en uno de los entrenamientos que a diario comparte con Ricardo Báez y su padre, el profe Adrián, además de los judocas Anahí y Francisco Pachu Galeano, dos referentes nacionales de otra disciplina pero que viven el día a día junto a los referentes de Misiones Lucha. Calor de familia.
Un nuevo horizonte

Horacio nació en Ushuaia pero ya de chico se mudó a Río Grande, la otra ciudad de la isla de Tierra del Fuego. Si bien practicó otros deportes, fue en 2018 que se metió en el mundo de la lucha. Y no le fue nada mal: en el clasificatorio del año pasado, en San Luis, fue convocado a la Selección Argentina juvenil. Y semanas después se consagró subcampeón en el Sudamericano de Chile, en lucha libre hasta 74 kilogramos.
El día a día en el CeNARD, en Buenos Aires, hizo que se conociera con Ricky Báez. Al poco tiempo, se hicieron amigos y resolvieron alquilar un departamento juntos. Por eso, en marzo, cuando el coronavirus comenzaba a golpear, Ricky lo invitó a pasar la cuarentena en Misiones.
“Nosotros somos como hermanos. Y cuando él volvió del Preolímpico en Canadá, me dijo si quería pasar la cuarentena en Posadas. En ese momento pensamos que iban a ser dos semanas, pero ya van cinco meses. La verdad es que, si me quedaba en Buenos Aires, no iba a poder entrenar. Y ya era difícil volver a la isla por un tema burocrático. Además, si iba al aeropuerto a esa altura, seguro me contagiaba”, cuenta Horacio a EL DEPOR.
Los dos partieron desde Buenos Aires en uno de los últimos colectivos de línea que partieron a Posadas. “Fue el 18 de marzo y nos costó entrar a la provincia, porque yo tengo domicilio en Río Grande y Ricky en Buenos Aires. Por suerte lo pudimos hacer”, recordó el atleta fueguino.
El viaje debía durar dos semanas. Pero se transformó en una odisea de cinco meses. “Me vine con una bolsito, con la computadora y cuatro mudas de ropa. Nada más. Tuvimos que salir a comprar alguna pilcha”, se ríe Horacio, quien reconoce que el apoyo de los Báez y de Misiones Lucha es fundamental para sentirse como en casa. “Acá en Posadas tengo todo, entrenamiento, contención, amigos. Me siento como uno más de la familia”.
El luchador patagónico comparte con Ricky Báez el techo, pero también los entrenamientos. “Los martes, jueves y sábados nos levantamos a las 7 y nos vamos a entrenar al CePARD. Y los lunes, miércoles y viernes, salimos a correr. No es un tiempo perdido, si no que lo utilizamos para mejorar. Miramos muchos videos de nuestras luchas para detectar errores y corregirlos”, cuenta Horacio, quien asegura que lo sorprendió la infraestructura deportiva. “El centro de entrenamiento que tienen es hermoso”, dice.
Para Miranda, fue la primera vez en la tierra colorada. “Posadas me parece una ciudad muy linda. El clima es bastante loco, por los cambios drásticos de temperatura y todo eso, pero pude adaptarme bastante bien”, reconoce.
Y admite que algo en el aire lo hace sentirse muy cómodo: “Misiones tiene algo, como transmite una energía muy positiva. Creo que es por el clima, por los paisajes, por la cultura, por la gente. Es totalmente diferente al Sur. Y eso influye en las personas”.
Tanto se enamoró el atleta de la provincia que hasta piensa en afincarse acá. “La verdad es que estoy pensando en quedarme a vivir acá. Con el tiempo, voy a tener más clara esa decisión. Pero todo lo que te dije, sumado al excelente equipo de trabajo de lucha que hay acá, hacen que para mí sea un lugar ideal”, asegura.
Ese sentir no quiere decir que Horacio no extrañe su tierra. “Se extraña un poco los amigos, la familia. Pero tengo bien en claro lo que quiero. Me fui de Tierra del Fuego en febrero de 2019 y todavía no volví, porque el año pasado fue de mucho entrenamiento, muy intenso”, admite con seguridad.
En síntesis… ¿Se siente varado Miranda? “Puede ser que esté varado, pero la verdad es que trato de ver el lado positivo. Todo tiene un propósito y, si es para mejorar en lo deportivo, bienvenido sea. Es como que estoy varado, sí, pero me siento con suerte, bendecido”, cerró el luchador, lejos de su tierra… pero como en casa.