Histórica e irremediablemente, Argentina comete una y otra vez los mismos errores. Transita los entornos más complejos y lo hace siempre, invariablemente, con las mismas malas herramientas: la visceralidad, la improvisación y la mala política. Por eso no extraña que cíclicamente caigamos en crisis como la actual, desprovistos de referencias históricas más que las propias, marcando récords de debacles y sin un horizonte claro.
Argentina es un caso en sí mismo ante el concierto de naciones. Un país que se autocondena al éxito, pero que en la práctica hace poco y nada por lograrlo.
No es raro entonces que las mentes emprendedoras busquen otros horizontes y que brillen en el exterior.
En líneas generales el argentino sabe hacer, tiene ideas y busca explotarlas, pero casi siempre es el Estado el mayor obstáculo. El Estado y su necesidad voraz de quedarse con todo para nutrir a su enormidad, a su monumental déficit.
Y si de emprender para seguir “alimentando” al Estado se trata nada más ejemplificador que lo que sucedió en la semana que concluyó.
Circula en la Casa Rosada la intención, no oficializada, de subir ciertos tributos. La reforma apuntará a ampliar la base imponible de “impuestos progresivos” y lograr que tributen más los sectores de mayor capacidad contributiva, pero, dice el Gobierno, no se estudia subir Ganancias sobre empresas o asalariados, ni aumentar aportes del monotributo.
El Gobierno intentó así aplacar las tensiones que surgieron cuando se dio a conocer la intención, pero si existe algo de lo que va adoleciendo todos los días un poco más la actual administración (aunque esta aseveración les cabe a todas) es de confianza.
La reforma jugará un rol decisivo en las próximas negociaciones con el Fondo Monetario Internacinal, ya que el Gobierno deberá demostrar cómo piensa recuperar el superávit fiscal primario, luego de que el déficit se disparara por los aires en lo que va del año… y el año aún no terminó.
Los posibles cambios a uno de los impuestos más agresivos, Ganancias, están sobre la mesa. Si bien todavía no se tomó la última palabra desde el Gobierno en ese sentido, se analizan en detalle las definiciones.
Y no es para menos, hacer semejante maniobra en un contexto de profunda recesión y retracción salarial traerá consecuencias en lo político para una administración cuyo desgaste se parece más al de un Gobierno viejo que a uno que todavía no redondeó su primer año.
Paralelamente en los pasillos legislativos corre con fuerza el proyecto para crear un “aporte solidario extraordinario”, también conocido como “impuesto a la riqueza”, con el que planea recaudar alrededor de 3.000 millones de dólares en medio de la pandemia.
La iniciativa crea con carácter de emergencia y por única vez, un tributo que se aplicará en todo el territorio de la nación tomando como base del cálculo los Bienes Personales resultantes al 31 de marzo de 2020. La alícuota fue calculada de la siguiente manera:
• De 0 a 400.000.000 de pesos, inclusive; abonarán una tasa del 2,00%.
• De 400.000.000 a 3.000.000.000 de pesos, inclusive; abonarán una tasa de 2,50%.
• De 3.000.000.000 de pesos en adelante, abonarán una tasa de 3,50%.
Más allá de la discusión acerca de si es justo o no, llama la atención que el Gobierno vuelva a dejar fuera de la órbita recaudatoria a los mismos de siempre, las entidades financieras, por ejemplo, las grandes ganadoras en el Gobierno anterior y, todo hace suponer, las beneficiadas de esta gestión.
Dólares… la sangría continúa
Con un nivel de reservas disponibles en estado alarmante, la fuga de dólares crece a ritmo sostenido, tal y como las versiones sobre una agudización del cepo cambiario, otra información que el Gobierno insiste en desmentir.
Ayer se supo que alrededor de 3.900.000 personas compraron dólares en julio para ahorro, cifra récord que representó un incremento en torno al 20% respecto de junio. El informe “Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario” dado a conocer por la autoridad monetaria indicó que la compra promedio per cápita de julio se mantuvo en línea con el nivel del mes anterior.
Los datos arrojaron que el monto se volvió a ubicar por debajo del cupo mensual permitido de 200 dólares, al llegar a 192 dólares. Se compraron de forma neta en julio 740 millones de dólares para atesoramiento, lo que implica un crecimiento frente a junio, cuando la cifra se había ubicado en 618 millones de dólares.
De sensaciones y realidades
Como nunca antes fue insistente la intención del Gobierno nacional de instalar la sensación de que la inercia de la crisis se cortó, pero los índices que abundan por toda la geografía económica hablan de realidades más fuertes y contundentes que las sensaciones.
Se trata de una constante en la historia política nacional, el intentar convencernos de que si otro está peor entonces nosotros estamos mal. El gran drama en esa maniobra es que, salvo Venezuela, en la región no se encuentra una economía tan vapuleada como la argentina.
Uno de los argumentos que derriban la tesis gubernamental fue la inversión real, que en julio registró una caída del 12,1% con relación a igual mes del año pasado. Así las cosas, se quebró la tibia recuperación producida después de abril y promocionada por Economía como un indicio de repunte.
En la medición a precios constantes la inversión representó el 20,9% del PIB, mientras que en dólares, llegó a 5.523 millones de dólares con lo que entre enero y julio la inversión acumuló una caída interanual del 15,4%.
Otro factor que mide el comportamiento de una economía es la venta de combustibles, que producto del endurecimiento de las medidas sanitarias descendió en julio 0,5% en comparación con igual período de 2019. La caída se produjo luego de la exigua recuperación experimentada entre mayo y junio, según datos de empresarios del sector.
Tras el derrumbe de abril por la implementación de la cuarentena estricta, las ventas habían crecido en mayo y junio un 37,9%, pero la tendencia duró poco y se cortó a la par que se restringió la circulación.
Las exportaciones de carne bovina, uno de los recursos que tiene el país para hacerse de dólares, cayeron 6,9% en julio último en forma interanual, como consecuencia de una fuerte baja del 23% en los precios de mercado durante la pandemia. En julio las ventas de carne al exterior alcanzaron los 226,1 millones de dólares, mientras en igual mes de 2019 se había llegado a 243 millones.
La actividad económica, en tanto, frenó en julio la recuperación iniciada en abril y cayó 8,9% respecto de igual período de 2019, acumulando en siete meses del año una contracción de 10,1%. En la medición desestacionalizada con relación al mes anterior, la economía observó una baja de 0,5%, el primer guarismo negativo desde abril.
Entre los sectores con caídas más fuertes se anotaron: industria manufacturera (9,4%), el comercio (14,9%) y la construcción (22%), que en junio habían registrado retrocesos menores. Como se observa, se trata de rubros que forman parte de la columna vertebral del empleo argentino.
Contexto propio
Aunque las carencias que se multiplican en el resto del país también se replican aquí, Misiones intenta exhibir una posición más fortalecida de cara a la pospandemia. Sin embargo existen factores que la subyacen como la industria automotriz. Paradójicamente hoy la demanda supera a la oferta y lo que prevalece es la falta de stock.
La política, en tanto, sí tuvo su correlato con lo que sucede a nivel nacional. El PRO pasa por uno de sus momentos más álgidos y no son pocos los que critican a la actual cúpula amenazando con dar portazos. En Posadas y aunque fundamentó motivos personales, trascendió que fueron las diferencias políticas con su espacio las que motivaron la renuncia del concejal Diego Barrios.
El gobernador Oscar Herrera Ahuad, en tanto, protagonizó una semana con dos noticias que deparan mejoras concretas para los misioneros.
En cuanto a la prestación de Justicia apuró la designación de cargos en la quinta circunscripción judicial creada por ley la semana pasada. Por otro lado firmó un acuerdo federal para formar parte de la empresa estatal que administrará la Hidrovía Paraguay-Paraná, un derecho que fue muchos años negado por la Nación a Misiones.