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“Pido perdón por mi hijo, ya no sé a quien más recurrir, necesita tratamiento para curar sus adicciones y dejar de robar, de meter la pata, no es un criminal ni asesino, necesita ayuda y ni la madre ni yo podemos hacer más nada, intentamos todo, le pido a la Justicia, al Estado, a quien sea porque lo que buscamos es rescatarlo no que se muera”.
José Esteban Martínez tiene 77 años y más de 60 dedicados a cocinar pan y representar los derechos gremiales de un rubro de trabajo castigado por el registro en negro y explotación laboral.
Con la misma crudeza que se refiere a su hijo de 28 años, conocido como “Monito” durante los últimos meses y por su reincidente participación en delitos contra la propiedad en la zona oeste de esta capital, el menor de nueve hermanos pidió dialogar con PRIMERA EDICIÓN para explicar, solicitar como una súplica de auxilio que su voz se escuche y se abra alguna vía para poder asistir al joven detenido hace siete días por sus vecinos que lo atraparon intentando robar cualquier elemento de valor de un automóvil en una propiedad de calle Zabala casi Blas Parera en la chacra 96.
“Yo no sé a cuanta gente mi hijo le robó o causó algún daño. Pido disculpas abiertamente, mis esposa y demás hijos intentamos recuperarlo, sacarlo de sus debilidades y adicciones”.
José Martínez ya no es el enérgico dirigente sindical que durante muchas madrugadas acompañó a los inspectores de trabajo a registrar irregularidades en las panaderías como la falta de higiene y salubridad en las cocinas, la explotación en la cantidad de horas de labores y la ausencia de registro en blanco y aportes respectivos.
“Mi esposa tiene 69 años y tampoco puede ni sabe a quien recurrir. Yo doy la cara, nada fácil es pedir ayuda para salvar a un muchacho adicto. Él (por “Monito”) cada vez que consiguió trabajo y se sintió útil anduvo bien, sano y comprometido. Cada recaída en la droga y alcohol es más difícil de rescatarlo. Cada vez que consume pastillas (medicamentos psiquiátricos como ansiolíticos) con alcohol pierde el control y sale a hurtar lo primero que se le cruza”.
“Ya fuimos a todos lados, ya no sabemos qué hacer por él”, soltó el exintegrante del consejo directivo nacional del Sindicato de Panaderos. “Necesitamos una curatela o algún tipo de medida judicial para que lo internen y lo puedan sacar del delito. Porque sino lo van a volver a agarrar y golpear como el otro día por robar un perfume de auto”.
“Mi hijo mide 1,57 metros de alto, se lo reduce fácil y además cada vez que sale a robar es porque está alterado por la droga, no necesitan castigarlo tanto como lo hicieron la última vez, ni los vecinos ni la policía”. “Se equivocaron en lastimarlo, fue desmedido, yo no soy violento ni mi familia lo es, pediré disculpas cada vez que haga falta, pero que pueda perder la vida por robar una zapatilla al vecino es una locura”. “Insisto, detenerlo sí, que lo agarren, pero no golpearlo salvajemente, puede ocurrir cualquier cosa, lo podrían haber matado”.
“Monito” acarrea más de treinta casos de delitos contra la propiedad, la semana pasada fue imputado por “hurto en grado de tentativa” en el Juzgado de Instrucción 6. Su padre y su familia piden ayuda, no lo desprenden de sus fechorías ni se las estimulan, luchan sin recursos contra sus recaídas.