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Estaba tranquilo, sabía que el tren volvería a pasar y que debía estar preparado para subirse con rumbo a la estación principal: la Liga Nacional de básquetbol. Y así fue. Franco Benítez (25) cerró como nuevo refuerzo de un gigante del baloncesto en el país.
La semana pasada, a través de las redes sociales, Ferro Carril Oeste confirmó la contratación del ala pivote misionero, de 1,99 metros de altura y con último paso por Central Argentino Olímpico de Ceres.
El posadeño jugó 16 partidos en la pasada Liga Argentina con el equipo de Santa Fe y promedió 14,3 puntos y 4,8 rebotes por encuentro hasta la interrupción del torneo. Para él, no será la primera vez en la LN, ya que su debut en la máxima fue con Sionista de Paraná, allá en sus inicios como profesional. Además, también participó en una decena de juegos defendiendo la camiseta de Hispano Americano de Río Gallegos.
Sin embargo, la nueva chance llegó “en el momento justo”, admitió Franco a EL DEPORTIVO, tras explicar que “ahora estoy más maduro, cambié mi mentalidad con respecto a las veces anteriores que jugué en Liga, es diferente mi forma de afrontar los entrenamientos y crecí físicamente, lo que es muy importante para este nuevo desafío“.
Sobre la llegada al verdolaga, Franco contó que “la posibilidad surgió a través de un llamado del entrenador principal, quien me contó que estaba siguiendo mis temporadas y preguntando por mí, cómo soy como persona. Es algo habitual, porque un entrenador tiene en cuenta esas cosas, tiene que saber con quién lidiará todos los días en los entrenamientos. Después me contó lo deportivo, me interesó y ahí me comuniqué con mi agente para dar el siguiente paso”, manifestó el jugador.
El club del mítico barrio de Caballito tiene nuevo entrenador desde julio. Federico Fernández dejó el puesto de asistente y aceptó la responsabilidad de pasar a ser el coach principal. Según Franco, su futuro técnico le confió que “ya conocía mi juego por haberme enfrentado en varias ocasiones. Y por lo que me anticipó, me va a utilizar como ala pivote, cerca del tablero. Si bien sabe que me adapto a jugar de tres (alero) porque soy multifacético, creo que por su esquema me va a utilizar de cuatro, en la zona pintada. De la táctica no sé nada aún porque eso recién se verá en los entrenamientos“.
Por el momento no hay fecha para empezar con las prácticas, pero por las dudas Benítez ya tiene el bolso armado para viajar a Buenos Aires cuando sea necesario. Será un lugar nuevo para él, ya que sólo vivió unos meses allí cuando fue operado por una lesión. La idea es adaptarse rápido a la gran ciudad para que eso repercuta positivamente entro del rectángulo.
Cultura japonesa
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Los comienzos de Franco fueron en el extinto club Unión de Posadas, pero fue en Tokio donde aprendió, se perfeccionó y explotó cómo jugador. Al equipo japonés llegó de la mano de los entrenadores Juan José Bidarra y Miguel Zandomeni, quienes lo conocían de Unión.
“La decisión de vivir del básquet la tomé a los 16 años, justo me lesioné, estaba terminando el colegio y me dije que quería jugar de manera profesional. Al año recibí mi primer sueldo y ya me salió la posibilidad de ir fuera de la provincia”, señaló.
El siguiente es uno de los capítulos más importante de su vida con la naranja, porque llegó a Sionista, “un gran club, quizás el mejor donde estuve”, afirmó el jugador. Y explicó que “hoy miro a la distancia y creo que es uno de los mejores equipos de básquet del país, allí pasé dos años y medio muy buenos, aprendí todo sobre el profesionalismo y nos cuidaron siempre. Es más, tuve una lesión y para no estar solo hicieron viajar a toda mi familia a Paraná, eso no lo hace nadie y por eso valoro tanto mi paso por esa entidad”.
Luego, el camino lo llevó por otros equipos a lo largo de todo el territorio nacional, como la Asociación Deportiva Anzorena de Mendoza, Hindú Club de Resistencia, La Unión de Colón y el también entrerriano Tomás de Rocamora, de Concepción del Uruguay. Y también cruzó el río Paraná, ya que defendió la camiseta del Deportivo San José de Paraguay que integró el Grupo A de la Liga Sudamericana, el año pasado.
Por todo ese recorrido y a pesar de sus jóvenes 25 años es que Franco se siente más preparado que nunca para el desafío con el Verde. El club de Caballito no atraviesa un buen momento en lo deportivo, pero es un equipo con muchísima historia sobre sus espaldas, con nombres muy fuertes a lo largo de los años, dónde sobresale el de León Najnudel, nada más y nada menos que el padre del básquetbol en Argentina.
Por eso, el valor de la llegada del misionero al club es enorme. Franco está listo, lo estuvo toda su vida, mientras esperaba en la estación la llegada del ferrocarril.
“Quiero volver a la selección de Misiones”
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El recuerdo de vestir la casaca de la Selección Misionera es un recuerdo imborrable y un orgullo para Benítez. Estuvo en el plantel que hizo un gran papel en el Campeonato Argentino 2018 disputado en la provincia. Ante su gente, Franco jugó un gran torneo, convirtiéndose en uno de los puntos más altos de ese equipo local, que finalizó en la cuarta ubicación tras perder en semifinales con Córdoba y en la definición por el tercer puesto ante Buenos Aires.
“Ese Argentino fue hermoso, sentir el cariño de la gente, todos los partidos jugábamos con el apoyo de nuestra familia. Ojalá pueda volver a la selección y más si es con mis amigos de toda la vida en la cancha“, sostuvo el ala pivote.
“Siempre quiero jugar para Misiones, representar a la provincia y que la gente conozca mi juego. Hubo algunos torneos que no pude jugar por estar lejos y también se falló en la organización dirigencial, pero si se puede y las condiciones están, siempre quiero vestir esa camiseta”, agregó.
El primer contacto de Franco con la selección de Misiones fue en un juvenil, con 19 años y ya cuando estaba en Sionista. Luego participó en varios argentinos, pero sin dudas el campeonato disputado en la tierra colorada tiene un sabor especial para Benítez; por un lado, por la satisfacción de jugar en casa; y por el otro, porque Misiones conoció allí a Franco, Alejo Montes y Stéfano Pierotti, entre otros, quienes son hoy los abanderados de una camada que sigue escribiendo la historia grande del básquetbol misionero.
Valiosa tarea de OTC
Franco ponderó el trabajo que viene haciendo el Celeste de Oberá, “porque se nota que los dirigentes están trabajando muy bien, ya que todos los años arman planteles competitivos y ojalá eso sirva para fomentar el semillero provincial”, remarcó.
Por el momento no está en sus planes jugar en OTC, aunque el jugador no lo descartó “porque uno nunca sabe, pero para llegar a un club se tienen que dar varios factores. Yo me quedé afuera de equipos porque un dirigente no me quería, aunque el entrenador me pidió y yo acepté el salario, pero no hubo caso”, recordó.
No obstante, el mayor sueño de Franco es ver a su amado club Tokio jugando una liga nacional, con un equipo plagado de players misioneros y, por qué no, con él mismo vistiendo la camiseta roja del club nipón. Total, soñar no cuesta nada.