En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar. El universo lo sabía, sus padres los supieron siempre, la INDU lo sabía, mucho era lo que tenía para dar.
Profe, necesitamos escribir algo, necesitamos zafar un nudo que nos aprieta el pecho y no nos deja ordenar las ideas con calma. ¿Se acuerda la última vez que nos vimos? Le dije: ¿Qué tal, profe? Y sonrió con la misma sonrisa de siempre y me dijo “todavía acá abajo”. También como siempre, le devolví la sonrisa y el apretón de manos.
De repente un día, Posadas todavía bostezaba, se desperezaba, y de repente… la noticia corrió. Y el “aquelarre” se quebró como un cristal, sin saber qué hacer. Un 5 de septiembre amargo y triste para la INDU.
Alumno ejemplar, abanderado, preceptor, profesor, alma y vida. Nos había dicho que la INDU es como la tierra colorada una vez que se pega no podes dejarla más. Mientras vivió esa frase fue eterna.
La muerte no oculta misterio alguno, no abre ninguna otra puerta. Lo que sobrevive de él es lo que ha dado a los demás, lo que permanece en la memoria de los demás. Lo ejemplar de una vida es proporcional al tamaño de lo dado. Y el profe “Rosen” ha dado todo lo que un mortal puede dar, en su integridad de gran persona y mejor docente.
“Rosen” el profe de esperanzas, ahora lo entiendo bien. Porque sólo la esperanza rescata sonrisas en los momentos graves, sólo la esperanza puede sobreponerse a la soberbia o a la nostalgia, y sólo la esperanza hace que un apretón de manos sea el saludo de profesor para sus alumnos o colegas, y sea, al mismo tiempo, el mejor consejo o el más acertado regaño.
Todos los grandes valores humanos, que cosechó sedimentaron en su alma, se hicieron parte de su torrente sanguíneo, para brotar luego en la forma extraordinaria de una poesía hecha toda vida, hermosa fuerza creadora, cálculo y canción, un tango un simple tango…en la sala de profesores, un bombón en la semana de la dulzura, solidaridad, cariño, humildad…
Los grandes, como “Rosen” no desaparecen, dejan huellas eternas, echan fuertes raíces, son generadores de seguidores, y quedan en la memoria por la eternidad. Nuestros pasillos, nuestras aulas y nuestras memorias hoy tiene un lugar para el Profe.
La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Entendemos que la muerte es un golpe durísimo, en cualquier caso, pero la muerte de Roberto tendrá que ser sólo un intento fallido… La esperanza no descansa, no se vence, la esperanza es la más efectiva prueba de resistencia, es, por tanto, la más clara prueba de vida. Hay un libro de Raúl Ferrer titulado “El retorno del maestro”… quiero aferrarme a ese regreso… un día de estos, estoy seguro, volverá, y tendremos tiempo para besar su frente y agradecerle… usted descanse, nosotros los de la INDU, no lo olvidaremos.
Profesor Néstor Aguirre (en representación de todo el personal de la institución).