El cerebro y la piel tienen el mismo origen embrionario por eso algunas enfermedades como la ansiedad o la depresión tienen un efecto directo sobre la piel ante estos episodios emocionales que vivimos.
La piel es la barrera entre lo íntimo y el mundo exterior, allí observamos frecuentemente caída de cabellos, herpes (fuego en los labios), psoriasis, rosácea, vitiligo, acné, mayor producción de sebo, caspa (la grasitud produce caspa), a veces el sebo inadecuado se acumula en el surco nasogeniano, sobre las cejas, detrás de las orejas y produce una especie de alergia (dermatitis seborreica facial).
En las manos nos encontramos con dermatitis de contacto debido al uso excesivo de productos agresivos. Esto no tiene relación con la edad, en estos momentos encuentro a pacientes con características de estrés cutáneo, pieles marchitas, opacas, con tonalidades diferentes, pieles muy seborreicas y nos comentan respecto a los dolores de cabeza.
Muchas veces debemos indicar, la concurrencia a un dermatólogo, realizar terapias alternativas y evitar el sedentarismo, etc.
En cuanto a una rutina para tu piel insisto en la limpieza de cutis 2 o 3 veces al día, varones y mujeres con un gel o emulsión de limpieza, una exfoliativa suave, una loción hidratante preparada con 2 saquitos de té de tilo y té verde, (lo guardás en un atomizador en la heladera) brumizar varias veces y por último una emulsión hidratante, un serum o gel de aloe.
Si por cuestiones de trabajo debes estar maquillada elegí bases livianas con filtro solar, protector labial, loción humectante, mucha máscara para pestañas, delineado de ojos y sombras en forma permanente. Amigos, estamos viviendo bajo presión, bajemos el estrés.