Barrio que lucha, barrio que no bajará nunca los brazos. Mini City se transformó en los últimos días en uno de los nuevos bastiones de la lucha olímpica misionera, tras el desembarco de la Asociación Misionera de la disciplina, que continúa con un proyecto de años que busca transmitir los valores del deporte en toda la ciudad y la provincia.
Así como sucedió tiempo atrás en Los Kiris, Itaembé Miní o Cruz del Sur, de donde surgió -entre otros- el último campeón misionero de lucha en los Juegos Evita, Cristian Delgadillo; la disciplina arribó la semana pasada al populoso Mini City del sur posadeño, donde cerca de una quincena de pibes ya se acercaron para ver de qué se trata.
“Arrancamos la semana pasada, así que ahora estamos tratando de que los chicos se vayan acercando, al menos para mirar. Arrancamos con juegos, despacio, para que se vayan incluyendo de a poco. Hacemos la parte física y después un poco de técnica. Todo lúdico, mucha actividad pero todavía nada directo, hasta que ellos vayan comprendiendo de qué se trata”, explicó ayer a EL DEPORTIVO el profesor Adrián Báez, al frente de la Asociación Misionera y con una dilatada trayectoria a nivel nacional.
En efecto, si bien la lucha olímpica es una de las disciplinas más antiguas, en la Argentina no es masiva, por lo que Báez y sus profes deben montar estrategias para acercarla a los chicos que, en su mayoría, una vez que la prueban descubren una nueva pasión.
Las prácticas se llevan a cabo en el Salón de Usos Múltiples del barrio Mini City, de lunes a jueves, a partir de las 18. No tienen costo: la idea pasa por contener e incluir a los chicos para alejarlos de los vicios de la calle, sobre todo en tiempos de coronavirus, donde la escuela también está en medio del parate.
“Para el barrio, es algo muy necesario, una herramienta más de contención para los chicos. La gente de la Asociación se acercó, coordinamos todo y acá estamos, con varios chicos practicando lucha, algo que quizás era impensado meses atrás”, sintetizó a EL DEPOR la presidenta de la comisión vecinal de Mini City, Graciela Domínguez.
Entre otras actividades, Domínguez contó que en el SUM se llevan adelante actividades de todo tipo, como taekwondo, zumba y hasta esgrima. Y ahora también lucha. “La idea es que haya muchas alternativas para que nadie se quede afuera”, explicó la presi, quien no dejó pasar la oportunidad de agradecer el apoyo de la Dirección de Coordinación Municipal, a cargo de Yolanda Asunción, “desde donde apoyan todas estas actividades”.
Junto con Báez trabajan en Mini City y en los barrios posadeños su hijo Ricardo, quien participó en los Panamericanos de Lima 2019 y pelea por su lugar en los Juegos Olímpicos del año próximo; Patricia Sosa, que compitió a nivel internacional en Europa; Edu Lovera, el único misionero que participó de los JJOO de la Juventud Buenos Aires 2018; y el fueguino Horacio Miranda, también referente nacional.
“El objetivo siempre es el de contener a los chicos, sobre todo ahora que no hay clases. La idea es llevar la lucha a los barrios, descentralizar, que no sea todo en un solo lugar. Y también es una oportunidad para que nuestros luchadores de élite puedan transmitir su conocimiento y devolver algo a la sociedad”, especificó Báez al respecto.
Claro que arriba de la colchoneta hay mucho más que lucha. “La idea también es que los chicos adopten los valores del deporte, la constancia, el compromiso, la perseverancia. Hay mucho por enseñar. Y si todo eso se transforma en una herramienta de inclusión, misión cumplida”, recalcó Adrián, quien agregó que “muchos de los pibes hoy están perdidos y nosotros vemos en la lucha una posibilidad de transmitir todos esos valores. Claro que también sirve para conformar un semillero y rescatar futuros luchadores de élite, pero más allá de lo deportivo, hoy el deporte cumple una función esencial, que es la de educar y formar a las personas”.
A la espera de que se sumen más chicos en Mini City, la Asociación Misionera de Lucha continúa con el entrenamiento para los chicos en los barrios y en el CePARD para los luchadores de élite, todos los días por la mañana. Sin embargo, el horizonte siempre es amplio y el próximo objetivo para Báez y compañía es Itaembé Guazú, donde se inauguró recientemente el primer polideportivo, pero el espacio no da abasto.
“Vamos a seguir caminando y viendo dónde hay un agujerito para meternos y para entrar con la lucha”, cerró el instructor.