Una de las cosas que me gusta ver en mis clases es cómo con poco tiempo dedicándole a nuestro cuerpo para relajarlo y conectar con él podemos sentirnos tan bien.
La tranquilidad y la paz de una persona se notan en el color de su piel, su rostro relajado, su mirada, la forma de hablar, después de una relajación y al aquietar la mente desaparece por un rato el conflicto, ¡podemos ser felices con tan poco!
Sin embargo, cuando estamos en la vida cotidiana aparece la queja en todo momento y tenemos que estar muy conscientes para salir de ese juego que nos hace la mente.
Dice Erich Fromm: “Si con todo lo que tienes no eres feliz tampoco lo serás con lo que te falta”, una frase que nos puede servir para observar nuestra vida.
Pensemos en la época que estamos viviendo lejos de guerras y hambrunas como por ahí soportaron nuestros antepasados, hoy con un toque tenemos luz, agua, gas, internet, entretenimientos de todo tipo sólo con hacer un clic, sin embargo la mayoría de las personas solemos quejarnos, pareciera una condición humana recurrente.
A pesar de la crisis constante que vive nuestro país somos bendecidos, sobre todo acá en esta provincia donde podemos juntarnos en plena pandemia, salir a caminar al sol; la mayoría tiene patio en sus casas y si no tiene una plaza cerca para disfrutar de la naturaleza, pero a veces eso ¡no cuenta!
Tenemos que estar conscientes y despiertos para dar gracias por todo lo que tenemos, seguro que si nos comparamos con otros, siempre nos va a faltar.
Podemos hacer un pequeño ejercicio: Hagamos una lista mental de todo lo que tenemos e imaginemos qué mas quisiéramos tener, denlo por hecho que eso está en sus vidas, imagínense que lo tienen y ahí se preguntan: ¿Creo realmente que mi vida cambiaría con eso o sólo es un engaño de mi mente? Porque seguramente cuando logro eso aparecerá otra cosa. Y así seguimos esperando.
Es interesante darnos cuenta, como cuándo podemos agradecer lo que tenemos hay algo adentro nuestro que cambia, puede ser la química del cerebro como dice la neurociencia cuando se habla de agradecimiento o simplemente algo cambia por sentirnos dueños de nuestra vida. Darnos cuenta que estar vivos ya es una bendición y una gracia.
Que Dios los bendiga.