En ciertas ocasiones, las palabras no alcanzan para describir lo que nos gustaría pintar en un lienzo o las figuras y dibujos sobre un papel son insuficientes para ilustrar lo que queremos expresar al mundo.
Para esas ocasiones tenemos dos artes hermanas, pues una le toma el brazo a la otra a falta de palabras o imágenes para expresar lo que el artista tiene en su mente y desea plasmar. La poesía y la pintura no están peleadas, ya que ambas desean transmitir lo mismo: el alma del creativo.
Elegí este escrito de Leonardo Da Vinci, que me pareció muy apropiado para estos tiempos de cambios y transformaciones, y donde hacer caso omiso a la verdad puede terminar en el deterioro de la humanidad misma.
La mariposa y la llama
Una mariposa multicolor estaba volando en la noche cuando vio, a lo lejos, una luz. Inmediatamente voló en esa dirección y acercándose a la llama comenzó a rodearla, mirándola con asombro.
¡Cómo era bonita!
No satisfecha con admirarla, la mariposa decidió hacer lo mismo que hacía con las flores fragantes. Se alejó y en seguida voló hacia la llama y pasó cerca de ella.
Se había caído de repente, aturdida por la luz y muy sorprendida al ver que las puntas de sus alas estaban chamuscadas.
“¿Qué me pasó?” – Pensó.
Pero no podía entender. Era imposible creer que una cosa hermosa, como la llama podría causarle daño. Y así, después de juntar un poco de fuerza, sacudió sus alas y emprendió el vuelo otra vez.
Giró en círculos y una vez más fue al fuego, con la intención de aterrizar en él. Y luego cayó, quemada en el aceite que alimentaba la llama brillante y minúscula.
– ¡Maldita luz! -murmuró la mariposa agonizante- pensé que encontraría en ti la felicidad y en vez de eso encontré la muerte. Lamento este deseo absurdo, pues me di cuenta, demasiado tarde, para mi desgracia, qué tan peligrosa eras.
– ¡Pobre mariposa! – respondió la llama – No soy el sol, como pensabas tontamente. Soy sólo una luz. Y aquellos que no consiguen acercarse con precaución, son quemados.
Esta fábula está dedicada a aquellos que, como la mariposa, se sienten atraídos por los placeres del mundo, haciendo caso omiso de la verdad. Entonces, cuando se dan cuenta de lo que han perdido, ya es demasiado tarde.