
En el marco del mes de concientización sobre la salud visual, El Club de Leones Posadas Dr. Madariaga, realizó una charla con el fundador y Director de Relaciones Institucionales de la primera Escuela de Perros Guía para Ciegos del país y de Latinoamérica, Carlos Botindari. PRIMERA EDICIÓN dialogó con Botindari para conocer más acerca de este proyecto que “les permite a los ciegos ver parcialmente, a través de un perro”.
Los primeros pasos
Botindari es miembro del Club de León Quilmes Oeste desde el 2005. “Cuando mi esposa fundó el taller para ciegos en el 2007, conocimos a mucha gente ciega que tenían perros guía y en ese momento nos dimos cuenta de lo útil e importante que era que pudieran contar con esta herramienta”, contó. Hasta ese momento, “los perros eran traídos desde Estados Unidos, pero después cortaron la entrega de perros guía a países subdesarrollados o en vías de desarrollo”, explicó. A raíz de esto, amigos suyos comenzaron a insistir para que fundara una escuela de perros guía: “Sabían que tenía un campo y me gustaban los animales… pero, una cosa es que te gusten los autos y otra es que te hagas mecánico”, dijo.
Sin embargo, la insistencia pudo más, y Botindari comenzó a soñar y planificar. “Me dio tanta manija que a partir del 2009 arrancamos con este proyecto: exporté un macho desde Canadá y una hembra de la escuela de Francia. La primera vez que tuvieron crías, todos los cachorros murieron a causa de un virus que había venido con la exportación de la hembra”, relató. Sin embargo, en la segunda oportunidad tuvieron ocho cachorros, de los cuales dos fueron elegidos para comenzar el adiestramiento. El resultado fueron Coco y Canela, los primeros perros guía para ciegos en Argentina y América Latina.
Equipo de trabajo
El equipo de trabajo está conformado por miembros del Club de Leones Quilmes Oeste. Principalmente se destacan el entrenador, el adiestrador, y el instructor. Según contó Botindari, “el entrenador es el que le enseña al perro las condiciones básicas, el adiestrador es quien le inculca órdenes más específicas y el instructor es quien lo entrena de manera definitiva como perro lazarillo. También es quien está presente en la etapa de adaptación del perro con el ciego”. En cuanto al período de entrenamiento, explicó que “desde que nace el perro, hasta que se le entrega a su dueño, son dos años”. Una vez pasado ese tiempo, se realiza un curso de encuentro, reconocimiento y adaptación del perro con la persona ciega que dura entre 20 a 30 días. Durante esas semanas, “los ciegos se alojan en el predio de la escuela, que tiene previsto unos departamentitos individuales”, señaló.
A diferencia de lo que puede pensarse, “por lo general, el perro elige a la persona y no al revés. La elige por determinado perfume u olor personal, o cualquier otra característica individual”, señaló. Una vez que se produce ese primer encuentro, comienza el trabajo de adaptación en el que el perro “se va formando según las características de su dueño”, dijo aunque agregó que “el perro ya viene microchipeado: sabe lo que tiene que hacer cuando hay un semáforo, una puerta, una rampa… pero según su dueño puede incorporar o modificar algunas órdenes”. En este punto, remarcó que hay palabras básicas que no pueden cambiarse. Ellas son sit, state y down: “Son vocablos en inglés porque son órdenes internacionales y hacen a la seguridad del perro”. Respecto a esta etapa, destacó que “nunca nos pasó que tengamos que cambiar el perro porque no se adaptaba, aunque sí nos pasó que tuvimos dudas respecto a que si el perro era el adecuado o si era mejor otro, pero no llegamos a cambiarlo”.
¿Cómo acceder al perro guía?
“En otros países del mundo, la persona ciega solicita el perro y si reúne una serie de requisitos, puede recibir su perro de manera gratuita”, contó. Sin embargo, “nosotros seguimos estos pasos de manera idéntica, excepto por la parte gratuita”, dijo. Y es que “en otras partes del mundo, las escuelas reciben y se mantienen con los aportes y donaciones de las empresas y del Estado, pero en Argentina, esto no sucede. Ni las empresas ni el estado donan, entonces se hace imposible sostener estos gastos en el tiempo”, aclaró. Debido a esto, y con el objetivo de facilitar el acceso a los perros guía, la escuela cuenta con dos programas de financiación: “El primero consiste en solicitar un perro teniendo como auspiciante al Club de Leones de la ciudad a la que pertenezcan. El club colabora con la persona, organizando eventos para recaudar fondos y cubrir el costo del perro, para que el ciego no tenga que poner un peso”, explicó.
El otro programa, aún no está en funcionamiento pero esperan que se lance próximamente. Según contó, se financia el costo del perro a ocho años. Ese lapso temporal es porque “dentro de siete u ocho años le tenemos que reponer el perro, que después del primero deben ser gratuitos porque la Federación Internacional establece que si le devolvés parcialmente la capacidad de ver a un ciego a través de un perro guía, no se la podes sacar”, concluyó.
No son mascotas
Las razas más utilizados como perros lazarillos son los Labradores, Golden retriever y Pastor Alemán ya que, son animales tranquilos, obedientes y muy sociables. Cabe destacar que los perros guía no son mascotas, sino compañeros de vida. Cuando se encuentran con sus amos ciegos, están trabajando por lo que es importante no distraerlos. Según contó Botindari, “hay una teoría que dice que lo mejor es que no sean cachorros puros, sino que sea una cruza de Golden macho con Labrador hembra, porque tienen un poquito más de predisposición”. Sin embargo, él contó que “nosotros mucho no lo experimentamos, preferimos trabajar con línea pura porque hoy por hoy tenemos nuestra propia línea de sangre canina para trabajar”. En este sentido, destacó que “antes ninguna escuela de perros en el mundo nos quería ayudar ni sabía quiénes éramos, fue difícil pero gracias al trabajo y al esfuerzo, hoy nos reconocen e incluso piden perros a nosotros. Vamos creciendo”.
“Quise devolver un poco de lo que recibí”
La historia de Botindari con la escuela, fue más que meras insistencias por parte de sus colegas Leones: es una historia de agradecimiento y autosuperación.
Y es que Botindari siente que con la Escuela de Perros Guía, pudo devolver un poco de la ayuda que él recibió años atrás: “Tuve que empezar de cero después de un accidente en el que estuve al borde de la muerte”, contó.
Carlos Botindari sufrió un accidente hace más de 20 años. Estuvo horas en la ruta y como NN en un hospital. Perdió el conocimiento y estuvo 3 meses en coma y cuando retomó su vida pensó en devolver al mundo la ayuda que le habían brindado. Así fue como fundó una escuela de perros guías en la ciudad de Quilmes, Buenos Aires.
“Fue un accidente automovilístico en el que quedé abandonado en una ruta hasta que me recogieron personas que hasta el día de hoy no sé quiénes son. Ellos me salvaron la vida y desde que me desperté del coma, siempre quise devolver un poco de lo que había recibido”, narró.
Hoy, la escuela es su principal motor de vida. Es por ello que, pese al esfuerzo y la responsabilidad que implica mantener la escuela, los perros y que tuvo que dejar de lado muchas otras cuestiones de su vida, como su trabajo, Botindari destacó“lo volvería a hacer”. Y es que, según contó “fue lo más gratificante que me pasó en la vida porque formamos una gran familia con los miembros de la escuela y los usuarios, y eso es impagable. Estamos todos en un grupo de WhatsApp y constantemente estamos en comunicación, no saludamos por los cumpleaños, hablamos mucho… lo tuve que silenciar”, contó entre risas.
Finalmente, adelantó que en mayo del próximo de año, estarán entregando un perro guía a un niño de Salta con Síndrome Down. Tomás, será el primer niño del país en recibir un perro de asistencia para su condición, por lo que desde la escuela están muy emocionados.