Temor y angustia son dos de los principales sentimientos que generó el COVID-19 en las mujeres que vivieron sus embarazos en plena pandemia.
Para ellas no ha sido sencillo enterarse sobre los daños que genera el coronavirus, lo cual les provocó incertidumbre y miedo, tanto por ellas como por sus hijos.
Por el Día de la Madre, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a cinco mujeres que pasaron o pasan por esta situación y casi todas coincidieron en que el encierro y los estrictos protocolos fueron experiencias que marcaron sus embarazos.
“Sinceramente no fue buena, ya que me pasé todo el embarazo encerrada. Por otro lado, cuando estaba internada únicamente dejaron entrar a mi mamá y a mi marido, al ser dos bebés. Hasta hoy mis abuelos no los conocen ya que vienen de Paraguay y es imposible verlos”, contó Camila Santa Cruz, madre de los mellizos Mía y Santiago, de tres meses.
Con ella coincidió la periodista Pamela Cáceres, madre de Zoe Milagros, de cuatro meses: “A medida que avanzaba mi embarazo se iba complicando la pandemia. Los protocolos eran muy estrictos y estuve mucho sola, en los controles y la internación, no permitían visitas”.
Protocolos de angustia
El martes 26 de mayo, Pamela tuvo por primera vez, en sus brazos a su segunda hija. Para ella todo el embarazo fue complicado pero “después de estar 22 días internada, llegó a nuestras vidas Zoe Milagros”.
¿Fue difícil? “Sí, durante la internación no me permitieron ver a mi hija Valentina, que tiene 14 años. Eso fue lo más difícil, sin mencionar la incertidumbre y el dolor de pasar el proceso del embarazo con una patología que, pese a estar controlada, siempre estaba la duda”, contó la joven.
Y agregó: “Me detectaron bridas amnióticas, eran como hilitos que podían afectar al crecimiento de mi bebé. Entonces, tenía que hacerme una ecografía por mes y como estamos en cuarentena, debía ir sola. En cada eco era estar con el Jesús en la boca, rogando que esté todo bien y siempre sola. Mucha angustia”.
Finalmente llegó el día del parto. “Tuve que firmar una cantidad de protocolos, primero dijeron que permitían ingresar a tres personas en sala de espera y mi marido adentro. Después una persona en sala de espera y mi marido adentro. Luego, mi marido adentro y terminé quedando sola, no dejaron que nadie me acompañe”, lamentó la profesional.
Sin embargo, pese a la angustia e incertidumbre, Zoe Milagros llegó al mundo y regresaron a casa: “Llegar a nuestro hogar y encontrarlo renovado, con el esfuerzo y el trabajo de toda una familia llena de amor, no tiene precio. Nos lloramos la vida por el reencuentro y supimos todos, de verdad, que sí podíamos”.
Para Pamela “no es misticismo ni gilada que ‘la cuarentena nos hace mejores’, las situaciones nos hacen mejores o peores según como nos tomemos las cosas”.
Hoy “estamos felices. Tengo una familia más grande de lo que pensaba y el amor es infinito”, resaltó Pamela.
Cuidados extremos
En diciembre, la modelo Astrin Silva se enteró que estaba embarazada. “Todo fue normal hasta que comenzó la cuarentena. Recuerdo que cuando comenzaron los contagios en la Argentina tuve mucho miedo, yo estaba con aproximadamente 6 meses y pensaba que para julio iban a estar colapsados los hospitales y clínicas, llegué a pensar que iba tener un parto natural en mi domicilio para evitar el contagio”.
En ese proceso, Astrin contó: “Mi mayor problema eran los controles. Primero por el miedo a contraer el virus y perjudicar el desarrollo de mi bebé, eran días en que tomaba mucha precaución al ir a la clínica; sacar turno, evitar el amontonamiento, tratar de no tener contacto, usar mucho alcohol en gel, lavarme las manos, usar barbijo y hasta guantes de látex”.
Los meses fueron pasando y “por suerte tuve un embarazo tranquilo y sin problemas”. El miércoles 8 de julio, en pleno invierno, “nació en Leandro N. Alem mi bebé. Días antes rogaba que no haya casos, que para esos días esté todo tranquilo y así fue. El miedo estuvo siempre presente”.
Astrin y su bebé permanecieron en la clínica tres días, “estaban prohibidas las visitas, sólo podía estar un acompañante conmigo y mi bebé. En ese sentido creo que fue un poco triste ya que mis hermanos, abuelos, tíos, amigos no podían ir a conocerlo y hasta el día de hoy algunos no lo conocen a causa de la cuarentena”.
“En lo que me ha beneficiado mucho es en el estudio, ya que estoy cursando el profesorado en matemáticas de manera online y eso me permite brindarle más atención y amor a mi bebé”, admitió.
Actualmente su hijo tiene 3 meses y “tomamos todas las precauciones a la hora de hacer los controles o vacunaciones. El miedo siempre estuvo, desde el primer día, más aún teniendo a un bebé recién nacido, pero siempre lo cuidamos”.
Distancia que duele
Camila Santa Cruz es madre de los mellizos Mía y Santiago, de 3 meses. Además, es madre de una niña de 7 años y contó la diferencia de ser madre en tiempo de pandemia: “Con mi primera hija estuve contenida todo el tiempo, estuvo mi mamá, hermanas y hasta mi abuela. Pero con los mellizos no fue así, dejaron entrar solo al papá, tampoco pude recibir visitas. Siete años atrás, mi habitación estaba repleta de familiares y amigos, nunca quedaba sin gente”.
Incertidumbre
Vanina Elizalde es mamá de Delfina, quien nació el 27 de marzo. Al principio, antes del parto, “tenía mucha incertidumbre de qué iba a pasar. Los protocolos cambiaban todos los días y cada vez más estrictos. Pero gracias a Dios, como mamá primeriza, el parto fue excelente. En el sanatorio nos cuidaron con todos los recaudos para evitar el virus”.
Pese a la emergencia sanitaria, Vanina relató que fue “una experiencia hermosa, después del alta hicimos la cuarentena estricta con mi esposo, cumplimos día a día, con los miedos de no saber qué iba a pasar. Hoy damos gracias a Dios porque estamos bien y esperamos que esto se termine pronto”.
La dulce espera
Débora Nesczuk y su esposo Damián Lancioni están ansiosos: en enero recibirán a su primer hijo, Benjamín. Y si bien la noticia del embarazo era la más esperada, “me llené de miedo por el hecho de que estamos en pandemia y pensé que sería todo más complejo”.
Más adelante reconoció que “el miedo está porque además soy una persona de riesgo ya que tengo asma crónico, trato de disfrutar y pasar este hermoso momento que tanto soñaba de la manera más tranquila posible, tomando los recaudos”.
Con respecto a los cuidados que tiene , Débora contó que “la verdad que lo llevamos muy bien, me atiendo en una clínica privada. Al principio no me dejaban ingresar a las ecos con mi marido, pero luego sí. O bien dependiendo el día que me toque, si hay muchas personas él debe quedarse afuera”.
Y agregó: “trato de ser cuidadosa, en cada momento utilizo alcohol en gel y si tengo que intercambiar charlas con alguien trato en lo posible de usar el barbijo”.
Y si bien quedan algunos meses para la fecha de parto, Débora solamente espera “que al momento del parto pueda estar mi marido conmigo”.