Transcurrirán quince días hasta que los jueces del Tribunal Penal 2, presenten los fundamentos que firmaron el viernes la condena a prisión perpetua para Gabriel Cristóbal Leal (43), el tercero de los acusados por la muerte a puñaladas y ahorcamiento de Pablo Antonio Fraire (28), en noviembre de 2002 en esta capital.
El alegato acusatorio, del que se desprenderían las claves del fallo, lo aportó Martín Alejandro Rau, fiscal del Tribunal Penal 1, subrogante del TP-2.
Rau aseguró que “el lunes 25 de noviembre de 2002 entre las 20 y 20.30 en la calle Francia entre las avenidas Tomás Guido y calle Franklin”, Pablo Fraire fue asesinado.
“Tanto Gabriel Leal como Axel Aranda Alvarenga y Oscar Ramón Castel, se encontraban negociando desde varios días antes la venta de varios elementos, entre ellos, una computadora Macintosh, un automóvil Renault Twingo y una motocicleta cross. Bienes en los que estaba interesado al víctima (Fraire). Lo citaron al lugar mencionado, y adentro de la camioneta comenzó el ataque y continuó afuera. Fue herido con estocadas de arma blanca en la espalda y en varios lugares del cuerpo más. También atado con zunchos en el cuello y boca hasta ocasionarle la muerte con una lesión en la aorta”.
“Gabriel Leal solicitó declarar en el inicio del debate y manifestó que el día y a la hora del crimen estaba en la casa de Tomás Andino en la calle Honduras 2654 (…) El imputado ofrece la declaración testimonial de Andino, quien vino a hacerlo, pero la foto mental que dio no coincide. El imputado dijo haber estado en su casa, mientras que Andino cuenta que el día y hora del hecho fue convocado por ‘Rolo’ Leal (padre de Gabriel) para que fuera a ver a su hijo por otra investigación en trámite”.
“Afirmó que tenía un (Volkswagen) Gol GTI muy bajo que le impedía llegar hasta la casa donde le dijeron que estaba Gabriel Leal (Tomás Guido pasando Quaranta) porque llovía y había mucho barro. Por lo que decidió tocar bocina en la esquina y fue Leal quien salió y fue hasta la esquina para mantener una reunión dentro del auto entre diez y quince minutos”.
“Primera contradicción. Gabriel Leal no estaba donde él lo afirmó, Honduras 2654 (…) Pero sobre esta circunstancia hay una declaración más que se suma a la contradicción: el padre de Gabriel Leal declaró en la causa y dijo que su hijo estaba en Buenos Aires el día del crimen”.
El alegato de Rau también atacó la postura de la defensa en cuanto a que fue solo una persona la que asesinó a Fraire: “Un testigo, Pedro Ortiz, cuenta que el día del hecho observó una camioneta Peugeot 504 roja que conducía la víctima. Que se detuvo a media cuadra por calle Francia. Sostuvo que vio movimiento de personas y que sólo las vio cuando pasaban por delante de las luces laterales de la camioneta. Pero admite que no se había operado de la vista todavía, que no había luz y estaba a 70 metros”.
“Teresita Escalada dice que no estuvo en condiciones de afirmar el número de personas. Dijo que recién pudo advertir que tipo de vehículo observó cuando otra camioneta la iluminó”.
“El cadáver habló”
Rau también destacó el peso de la autopsia. “Los tres médicos forenses en su informe constatan una gran cantidad de lesiones defensivas en la víctima. Lesiones en la mano de la víctima cuando intentaba frenar el cuchillo con el que lo estaban atacando (…) Los médicos legistas dicen que fueron al menos tres los autores del hecho y que las diferencias de lesiones están asociada a varios autores”.
“Es cuestión propia de la lógica. En el lugar del hecho había una persona sujetando a Pablo del cuello con los zunchos. Cualquiera se da cuenta que para sujetar a modo de imprimirle las lesiones apergaminadas alrededor del cuello y la boca tiene que hacerlo con mucha fuerza y para ello hay que estirar con las dos manos (…) Fraire tenía lesiones en el brazo derecho, marcas de alguien agarrándolo y luego tenemos dos armas blancas, una secuestrada en el lugar del hecho”.
“Uno de los testimonios descarta categóricamente que la hoja del cuchillo secuestrado hayan podido producirle las lesiones en la espalda a Pablo y llegar a la aorta, donde le provocan la herida mortal”.
Valor central también le dio el fiscal a un testimonio: “Aparece un tío de la víctima que cuenta que lo llamaron a su casa y le dijeron que se dirija hasta la terminal de omnibus porque tenía algo muy importante que decirle.
Reconoció haber estado parado en Tomás Guido y Francia, muy cerca de la escena del hecho. Dijo que vio llegar la camioneta con dos personas adelante y dos en la caja, que las dos de adelante descienden por la misma puerta y que la persona que desciende segundo era la que golpeaba a Fraire. También señala que desde arriba de la camioneta una persona lo enlaza y Pablo comienza a correr por alrededor del vehículo. Coincide con los peritos que hallaron marcas de pisadas alrededor de la camioneta. El familiar le dio credibilidad al relato cuando dijo el testigo que Pablo y el agresor descendieron por la puerta izquierda. Sólo ellos sabían que la puerta derecha no abría”.
La compra
“Un empleado de un telecentro de calle Córdoba casi San Lorenzo declaró que conocía a Pablo, que habían trabajado juntos y que pocos días antes (23 de noviembre) del crimen ingresó al local y pidió hacer una llamada. Pagó y se retiró. Las investigaciones llegaron hasta ese telecentro y extrajeron la lista de llamadas, detectaron un llamado de la cabina 3 a las 21.30 con destino a la casa de Mirta Blanca Cequeira, madre de Gabriel Leal”. “La novia de Pablo sostiene que esa misma noche le pregunta si había contactado con la persona que le ofrecía los elementos para comprar y le responde que sí, que pocos minutos antes lo había hecho”.
La clave ADN
“Después de hallada la remera de Pablo Fraire se realiza una pericia bioquímica en una mancha visible, se determinan dos tipos de factores de sangre, uno de la víctima y otro que no sabe a quién corresponde, o sea dubitable. Esta fracción o cuadradito de la prenda se le remite a una licenciada y el examen le dio negativo porque los hongos habían dañado la muestra. ¿Qué habían analizado hasta este momento?, fluidos.
Posteriormente el juez Eduardo D’Orsaneo envía en 2004 diez muestras a Buenos Aires y se obtiene un registro que quedó reservado para comparaciones con sospechosos del crimen. Se comparó el perfil con el del medio hermano de Gabriel Leal, con Poli Castel (entonces detenido por el caso) y se determina vínculo de media hermandad. El informe dice que no es el ADN de Oscar Ramón Castel pero que podría ser de un mediohermano o familiar suyo. La madre de Gabriel Leal se ofrece a realizarse el estudio luego porque estaba convencida que no era de su hijo ese registro y el resultado fue prácticamente el mismo: vínculo de maternidad de Mirta Blanca Cequeira”.
“Esa es la respuesta a la pregunta que Gabriel Cristóbal Leal hizo en el debate, cómo podían requerir la detención si no tenían el pelo, si estaba en España, si no estaba detenido”.
“Tras ser extraditado se ordena procesar nuevamente toda la remera de Fraire y el hisopado bucal de Leal. Se envía nuevamente a Buenos Aires, al laboratorio de Gustavo Penacino se extrajeron tres pelos y el resultado dio que uno de ellos dio un correspondencia de más del 99.99 por ciento con el hisopado de Gabriel Leal”.