
En época de confinamiento, distanciamiento social, barbijos y alcohol en gel, los chefs se aggiornan a los hábitos que impuso la pandemia de COVID-19, “cambios que llegaron para quedarse”, según aseguró Marcelo Alejandro Balmaceda Radaelli, un joven cocinero propietario del restaurante Hilario Bistró en Leandro N. Alem.
Bastaron los primeros 20 días de cuarentena para que las ideas florezcan: delivery, recetas en las redes sociales, asesoramiento para preparar el menú en casa y viajes a través de sabores y aromas. Los chefs no pararon, al contrario, desplegaron proyectos innovadores que conquistaron a nuevos comensales.
Hoy, en el Día Mundial del Chef, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a distintos profesionales del arte culinario, emprendedores que coincidieron que las redes sociales fueron su principal vidriera para movilizarse en tiempos de cuarentena.
“No nos podemos quejar, tuvimos la suerte de emprender, de no quedarnos quietos. Como la gente no podía salir de sus casas decidimos invitar a las personas a viajar a través de los sabores”, dijo Juan Ignacio Rodríguez Paredes, chef y docente.
“La idea es que todos los fines de semana se recorra un país con distinta gastronomía, viajar con los sentidos. A raíz de la movida hoy por hoy estamos con un local de comida al paso, de delivery: hacemos viandas, tartas, sándwiches naturales, ensaladas de fruta”, detalló.
Recetas en cuarentena
En marzo, Marcelo Alejandro Balmaceda Radaelli difundió en sus redes sociales recetas nutritivas para la cuarentena. Fue uno de los primeros cocineros en asesorar de forma gratuita a las personas que lo necesitaban durante el aislamiento. La idea fue crear platos con los ingredientes que tenemos en nuestras casas.
En diálogo con este medio manifestó que “la pandemia trajo cosas positivas: cómo aplicar y evolucionar en las nuevas tecnologías, cómo vender nuestros productos vía digital o acceder a información nueva, transformar nuestras redes sociales en recetarios para aquellos que empezaron a cocinar desde casa”.
“Pero también nos enseñó a extrañar la interacción con los clientes, compartir con los colegas en ferias y extrañar el contacto con las personas cuando das una capacitación o una charla. Pero vamos a volver mejores y más aggiornados a los tiempos y a las tecnologías que corren”.
Por otro lado, Balmaceda Radaelli precisó que “la tecnología me permitió acceder a capacitaciones en otros países sin dejar la comodidad de mi casa. Los grupos de Whatsapp con los colegas y compañeros de profesión y rubro, donde despejamos dudas o compartimos experiencias”.
El chef se formó en la Escuela de Cocina Mausi Sebess, de Buenos Aires. Y desde hace diez años es propietario de Hilario Bistró en Alem. “Creo que la gastronomía me eligió a mí. Comencé a estudiar a principios del año 2000, en Buenos Aires, acá en Misiones recién comenzaba a dictarse la carrera, me fui de vacaciones a visitar a mis tíos y mi primo me mostró donde estudiaba: Instituto Mausi Sebess, en Vicente López”
“Dejé Misiones y abandoné la carrera de Comercio Exterior para dedicarme a lo que siempre me gustó: la gastronomía nos transforma en alquimistas, artistas, a veces psicólogos pero lo más importante es que ese plato que haces o creas le hace bien a otra persona y más en estos tiempos de readaptación, donde por medio de la tecnología nos vinculamos distinto con los clientes”.
Chef en Armonía
El cocinero Leandro Dlutowski, del restaurante Cabaña La Armonía de San José, contó que “cuando arrancó la pandemia supimos potenciarnos. Al ser un lugar que está ubicado en el campo, a 40 minutos de Posadas, la gente nos elige por una cuestión de salir de la ciudad para estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza, en este caso ofrecemos eso: una vista increíble y una paz impagable”.
Por otro lado, hace dos años que Dlutowski tiene su propio emprendimiento de pastelería, Dobre “que también, en todo este tiempo estamos vendiendo muy bien”.
El profesional se formó en el Instituto Gastronómico de las Américas, “hace más de 10 años que me dedico a la gastronomía, soy chef y un apasionado de esta hermosa y sacrificada profesión”.
Para el joven la cocina “ya está instalada en mí por mis abuelas y mi mamá que siempre se dedicó no solamente a cocinar en la casa sino que también lo hacía para vender”.
Imposible detenerse
Desde Apóstoles, el chef y docente gastronómico Juan Ignacio Rodríguez Paredes supo adaptarse a los tiempos de pandemia con propuestas innovadoras. “Invitamos a la gente a viajar con los sabores, todos los fines de semana presentamos la temática; un país y a su vez revindicando la cocina misionera y sus productos”.
El profesional señaló que “nos tuvimos que readaptar, somos cocina itinerante y a partir de la cuarentena no pudimos hacer más nada. Entonces, nos reinventamos y utilizamos todos los recursos tecnológicos; Whatsapp, grupos de difusión y mucho Instagram, la principal vía de comunicación y difusión. Nos fue bien, no nos podemos quejar. Aprovechando las tecnologías pudimos sobrellevar la cuarentena”.
Rodríguez Paredes contó que su profesión la eligió cuando era un niño, “por mi abuela descendiente de italianos, me encantan las pastas de los domingos y la cocina en sí es algo que me apasiona. Decidí formarme y dedicar mi vida a la gastronomía que es una actividad familiar, tenemos nuestro propio emprendimiento, estamos muy contentos y esperamos que se normalice pronto la situación. Pero la alternativa es reinventarnos”.
Como docente, las clases continuaron vía Zoom y Whatsapp como herramientas.
Vivir sin tiempo
Para el cocinero Facundo Tenaschuk la pandemia “me hizo aprender a vivir sin tiempo y en silencio para tomarme el tiempo de pensar en el pospandemia. En la necesidad que tenemos de encontrarnos con nosotros y los otros. Detener el reloj y volver a empezar, caminar mejor junto a la evolución”.
El profesional indicó que no es “muy amigo de la tecnología”, aunque con el tema de la cuarentena “tuve que meter mano, porque estuve dando clases en dos institutos y tenía que armar las clases, compartir información y conectarme con los alumnos. No fue de mi agrado, por obvias razones, después de la teoría hay que practicar, o sea, meter mano en la cocina y eso hizo que se desgaste el encanto por seguir haciéndolo”.
En paralelo, manifestó que utilizó mucho las redes “para publicaciones de recetas sobre todo y también sobre la estacionalidad de los productos y qué hacer con ellos”.
Tenaschuk relató que en 1998 “empecé a caminar por este mágico mundo sin horizontes, cuando tenía 14 años. Un amigo de mi familia, Darío Maidana, socio del club social de San José me invitó a colaborar en la cantina y desde entonces sigo en éste mundo. Me di cuenta que lo elegí cuando necesité capacitarme y adquirir conocimientos ya que empecé a trabajar en un restaurante”.
Proyectos que movilizan
Desde Iguazú, Gunther Moros contó que ahora se desempeña como chef ejecutivo en el hotel Iguazú Grand y también como socio propietario de Masamadre de mi tierra colorada, “proyecto creado en plena pandemia junto a mi amigo y socio Willy Irala, donde realizamos productos envasados al vacío: chipa, mbeyú, pizzas de masamadre, fermento en frío por 48 horas a temperatura controlada”.
De acuerdo al profesional, “lastimosamente la pandemia nos limitó mucho y nos sacó la posibilidad de viajar y realizar diferentes actividades. Pero a su vez nos dio la posibilidad de mirar hacia adentro, valorar el entorno, la calidad de vida y apostar a esos sueños y proyectos que teníamos latentes pero por falta de tiempo no los concretamos. Hoy con creatividad y compromiso lo estamos haciendo”.
Con respecto al impacto de la tecnología Moros añadió que “nos da la posibilidad de capacitarnos y capacitar a otras personas. Pero a su vez, es una herramienta muy útil a la hora de generar otros ingresos económicos ya que con los tutoriales podemos estar en cualquier parte del mundo pero desde nuestra cocina”.