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La condena 78/2020 del Tribunal Penal 2 fue la siguiente: “Condenar a Gabriel Cristóbal Leal, de filiación acreditada en autos, a la pena de prisión perpetua, como coautor penalmente responsable del delito de homicidio calificado por ser cometido con el concurso premeditado de dos o más personas, alevosía y criminis causae (artículo 80 inciso segundo, sexto y séptimo y artículo 45 del Código Penal Argentino)”.
Ayer los jueces que integraron el Tribunal que juzgó a “Gaby” Leal por el asesinato de Pablo Antonio Fraire (28), a las 20 del lunes 25 de noviembre de 2002 en calle Francia casi avenida Tomás Guido de Posadas, dieron a conocer los fundamentos de la sentencia.
Gregorio Augusto Busse, camarista titular del TP-2 fue quien presidió el debate y quien votó en primer término, los vocales subrogantes Juan Manuel Monte y Miguel Ángel Faría coincidieron en la descripción de la condena, condensada en 115 carillas.
“El 25 de noviembre de 2002 alrededor de las 19.30 Pablo Antonio Fraire, se retiró de su lugar de trabajo en ‘Aluminios Boldú’ a bordo de la camioneta marca Peugeot color roja, perteneciente a la empresa, y se dirigió a efectuar una transacción comercial, con los condenados Castel Oscar Ramón (a) ‘Poli’, Ariel Gustavo Aranda Alvarenga (a) ‘Axel’ y un tercer sujeto que conforme ha podido establecerse a lo largo de este debate, ha resultado ser el incurso Gabriel C. Leal. Que esta había sido previamente acordada entre víctima y victimarios, y consistía en la compra de varios objetos de valor, entre los que se incluían una computadora y una motocicleta, aunque varios más han sido mencionados; y que el lugar de cita sería calle Francia casi Avda. Tomás Guido de esta ciudad, un lugar particularmente oscuro por aquellos años; el caso es que reunidos los cuatro actores principales en el escenario mencionado, algo salió mal, casi con seguridad los elementos que Pablo pretendía comprar no existían -toda vez que una larga investigación jamás ha dado con pistas acerca de ello- y eran apenas una carnada para atraer a la víctima a ese lugar apartado y oscuro, con dinero en el bolsillo, con la intención de despojarlo de éste. Que al intentar el despojo los convocados se encontraron con una inesperada resistencia por parte de Fraire -casi todos los testigos que lo conocían han declarado que se trataba de un hombre temperamental- y en lugar de cejar en sus intenciones las profundizaron, atacando a la víctima con ferocidad”.
“Que al bajar víctima y victimario del vehículo, se sumaron al combate los condenados Aranda y Castel, quienes participaron del ataque hasta conseguir dar muerte a Fraire, pese a la resistencia puesta por éste, de lo que son testimonio las múltiples heridas defensivas que presentaba en manos y brazos, resistencia que finalmente cedió frente a la puñalada mortal que interesa la aorta y que, a criterio de los galenos que han intervenido en la causa, es la que causa el óbito. Luego de ello los asesinos despojan a Fraire de su dinero, escapando uno de ellos en su camioneta.
La posibilidad de prueba plantada
“Podemos imaginar algunas posibilidades: la primera sería que el pelo de Leal fue ‘plantado’ en la remera luego de la captura de éste. Esta posibilidad, sin embargo, choca de frente con el hecho de que en la misma remera se han hallado dos pelos de la víctima, fallecida años atrás, y cuyos pelos estaban conservados del mismo modo que el que compromete al imputado, y por ende sujetos a los mismos riesgos de degradación de muestra que este último. Si haber hallado ADN de Leal tantos años después es un ‘milagro’ como ha dicho el perito de parte, no es menos milagroso haber hallado ADN de Fraire –cosa que también ha sabido afirmar el experto en cuestión-; motivo por el cual esta teoría no explica de modo alguno cómo los pelos llegaron a la remera y no contribuye a la defensa en absoluto. Hablando más específicamente: los pelos no pudieron ser ‘plantados’ porque los correspondientes a la víctima eran inobtenibles”.
“La segunda posibilidad es que Gustavo Penacino (director del laboratorio del colegio de Bioquímicos de Capital Federal) haya falseado los resultados, es decir, que deliberadamente haya proporcionado información falsa a esta investigación. De hecho esta es la única hipótesis que la defensa en verdad sostiene, aunque no se entiende muy bien cuáles son las columnas donde dicha teoría busca encontrar apoyo ¿tenía Penacino algún motivo para proporcionar resultados falsos? ¿Buscó comprometer a un inocente un científico de larga y prestigiosa trayectoria que ni siquiera reside en la provincia y que ha procesado cientos –o miles- de muestras de ADN antes y después de este caso? ¿Por qué lo haría, con qué propósito?”.
“Un autor no, tres o más , un hombre solo no pudo sostenerlo y apuñalarlo”
El magistrado Busse mencionó al abogado Luis Rey, uno de los defensores de Leal, cuya teoría que intentó explicar en el debate fue que Pablo Fraire fue atacado dentro de la camioneta a puñaladas por una sola persona, que éste con la otra mano lo tomaba de la parte posterior del brazo -lo que habría causado las lesiones subungueales-, que ambos bajaron, que el autor continuó persiguiendo a la víctima asestándole puntazos por la espalda hasta que finalmente ésta cayó, y que durante su agonía la arrastró tomándola desde el cuello con el zuncho secuestrado, lo que explicaría las lesiones vitales apergaminadas halladas en el cuello del occiso.
A esto Busse señaló que “es mucho más factible sostener que un sujeto sostenía a Fraire del cuello utilizando el zuncho, un segundo le inmovilizaba el brazo derecho dejando los hematomas subungueales y -además- sosteniéndolo de la muñeca; llama la atención que todas las lesiones defensivas estén ubicadas en el antebrazo y mano izquierdos, de lo que infiero que el brazo derecho de Pablo no podía ser utilizado para defenderse, estaba inmovilizado de algún modo, y ello se explica mucho mejor asumiendo la existencia de otro sujeto que sosteniendo la hipótesis del brazo biónico”.
“Fraire era un hombre fuerte, no se inmoviliza el brazo de un hombre fuerte tomándolo de la parte superior del mismo, más si éste está luchando por su vida. La diferencia de capacidades físicas para sostener esta posibilidad debería ser colosal, pero este no es el caso”, sostuvo el magistrado.
El ADN, sin cuestionamientos
Busse, en su cadena analítica de las pruebas y evidencias, apuntó al ADN hallado en un pelo en la remera de la víctima fatal, como registro determinante de la culpabilidad de Leal.
La defensa cuestionó la durabilidad del pelo como suficiente para que pueda determinarse patrón genético, Busse sostuvo:
“La defensa pretende restar credibilidad y valor probatorio a la segunda de las pruebas genéticas, contraponiendo y realzando las conclusiones afirmadas en la primera de ellas donde se excluye a Gabriel Leal como aportante de los vestigios de los fluidos biológicos hallados tanto en la remera perteneciente a la víctima y en los zunchos, lo cierto es que ambas pericias no se contraponen en sus conclusiones, tales pericias analizan materiales genéticos de distinto tipo, en una fluidos biológicos, en la otra, en la que sí se pudo determinar una correspondencia de patrón genético, lo analizado era un pelo”.
“En la primera de las pericias se procedió al análisis de los fluidos biológicos hallados en las prendas y zunchos en cambio en la otra pericia, se procedió al análisis in totum de la remera de Fraire, habiéndose procedido a dicho análisis ante la presencia del perito de parte de la defensa, licenciado en genética Roger D’Errico, oportunidad en la cual se halló entre las costuras de las mangas de la misma tres pelos, uno de los cuales posteriormente analizado su material genético, arrojó un porcentaje de coincidencia superior al 99,99 con el patrón genético aportado por el imputado Gabriel Cristóbal Leal”.